Nunca más solos

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El día estaba maravilloso, lo sabía por cómo se sentía la brisa de viento ingresando a través de su ventana. Estiró sus brazos cuando se hubo levantado y fue a la ventana a abrirla por completo y apreciar lo bello del día. Aspiró profundo y sonrió. Se llevó una mano a su costado, bajo su pijama rosa, el vendaje que resguardaba su nueva cicatriz descansaba. Ya no le dolía tanto al estirarse, aunque igual sentía cierto temor en hacerlo.

Habían transcurrido diez días desde que le habían dado de alta con un permiso de descanso de un mes y medio en su trabajo. Su cuerpo aún se sentía agotado, pero al menos ya podía estarse en pie sin la necesidad de que su Tía o Katsuki la sostengan. Los primeros días en su departamento fueron un suplicio, lo reconocía. Siempre fue una persona enérgica que le gustaba valerse por sí misma; esos primeros días, su tía estuvo a su lado ayudándola a cambiar sus vendajes y a asearla, pero cuando Yuko ya no pudo acompañarla porque su trabajo volvía a llamarla, Yuko consideró el permitirse solicitar días de descanso pero Ochako se opuso a ello.

─Yo cuidaré de ella ─La voz de Bakugo sonó fuerte y claro cuando Yuko habló sobre su retorno a su trabajo.

Esa tarde, él había ido ese día para llevarle comida y algunos medicamentos. La visita suya no fue esperada pero claramente, no la decepcionaba. Sonrió cuando lo vio en el umbral de su habitación, una pequeña bolsa con medicamentos y otra con alimentos. Una pequeña sonrisa ladina le dedicó.

Cuando la noticia de que Yuko ya no podría cuidarla surgió en el cuarto con Bakugo presente, él no dudó en ofrecerse para tal cargo. Las miradas atónitas seguían sobre él, incomodándolo. Su sonrojo no podía ocultarse ni la molestia misma.

─¿Cuál es el maldito problema? ─Bramó él.

─No tienes por qué ofrecerte ─Dijo Ochako acostada en su cama, su tía se encontraba sentada a su lado─. Ninguno tiene que preocuparse por mí, lo digo de verdad.

─¿Y cómo planeas levantarte por tu cuenta? ─Preguntó Yuko molesta─. Podría contratar a una enfermera, si necesitas...

─Cara redonda ─La voz de Bakugo interrumpió a Yuko. Ambas lo miraron─, deja de ser tonta. Apenas puedes sentarte en la cama y ¿esperas que creamos que puedes valerte por tu cuenta?

Yuko lo fulminó con la mirada, seguía siendo un tosco de mierda. Ochako apartó la vista de él. Se sentía tan pequeña, tan inútil.

─Te conseguiremos una enfermera que te atienda por las mañanas y yo vendré a remplazarla por la noche ─Fueron sus palabras.

─Qué conveniente ─Respondió Yuko molesta─, ¿qué intenciones tienes para quedarte con ella por las noches?

─¡Tía! ─Bramó Ochako molesta─. Ni siquiera puedo moverme y dudas de que Katsuki me pondría un dedo encima, por favor.

Su tía se cruzó de brazos y se puso de pie, con una mirada hacia Bakugo, le indicó que saliera de la habitación. Ella lo imitó. Ochako era ignorante de lo acordado entre Yuko y Katsuki en la conversación que tuvieron fuera de su habitación, pero una vez que regresó su tía junto a ella, había un plan de apoyo para ella. Claro, no pudo oponerse, no con un cuerpo tan maltratado como el que tenía en esos momentos.

Y así fue, una enfermera vino los siguientes días para ayudarla a comer y a asearse, al principio se sentía tan incómoda con una extraña en su casa pero conforme hablaba con la licenciada, comenzaba a pasar mejor su día entero, después de todo, pasar sola en su casa en ese estado, no era nada divertido. La tarde llegaba y la mujer se marchaba, dejándola con una bandeja de los medicamentos que debía tomar antes de dormir.

A las ocho y media puntualmente, la puerta de su sala se abría y Bakugo llegaba, a veces con la cena hecha, otras lo preparaba y comían juntos en su dormitorio mientras veían la televisión, juntos. Fueron días extraños, después de todo, su convivencia anterior se reducía a momentos cortos, alguna que otra cena, habían dormido juntos, es cierto pero el nivel de intimidad que llevaban en esos momentos, era distinto. Y durante todos esos días, él se marchaba cuando ella dormía.

Cuando regresesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora