¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Primer día.
Esta mañana se despertó por el potente ruido en el exterior, los recuerdos del pasado azotando su mente sin piedad, similar al actuar del viento en el exterior de la casa.
Estaba lloviendo.
La lluvia siempre le traía malos recuerdos, su pasado era algo de lo cual no hablaba orgullosamente, era triste y violento, como la tormenta que se había desatado en plana estación de verano; Seattle siempre había sido considerada una ciudad fresca, no cualquier día habían tormentas como esa, raro, pero no lo suficiente para considerarlo una señal del destino.
Se puso de pie contrario a como hubiese actuado en el pasado, hoy tenía que dar la cara a la tormenta que eran sus recuerdos.
¡Oh el clima lluvioso! nada mejor para el inicio de un drama.
Su drama.
La rutina diaria baño-desayuno-trabajo se había visto interrumpida de la peor manera posible.
Era como si todo lo que había temido en la vida se mezclara en una maleta y fuera entregado en la puerta de su casa, y hablando de puertas...
—Señor Park. —La voz de su portero, Minseok, resonó en la primera planta de la casa, interrumpiendo su camino hacia la ducha, Jimin se tomó su tiempo para llegar a la primera planta de la casa y presionar el botón verde en el intercomunicador.
—Minseok.
—Muy buenos días señor. Disculpe que lo moleste pero tengo a un joven que se hace llamar a si mismo Park Yoongi en el portón.
—Oh... Si. Por supuesto muestrale la entrada por favor.
—Si señor.
En el peor momento recordó que "se supone" debería estar trabajando, y con ello, la razón por la cual había faltado hoy.
La muerte de sus padres.
Su hermano huérfano.
Se vió a si mismo deseando escapar, en Golden Architecs su oficina estaría silenciosa, sin los demonios de su pasado intentando devorarle vivo. En paz.
Su trabajo le daba libertad y lo amaba, casi tanto como amaba a su esposo Jeon Jeongguk.
Casi.
Jeongguk era su vida, su amor de la infancia, su sueño y también su realidad.
Jimin tenía una vida de ensueño, era director en una prestigiosa empresa de arquitectos, tenía un sueldo que jamás había podido gastar completamente, llevaba siete años de feliz matrimonio y seis viviendo en una maravillosa casa de dos plantas diseñada por él mismo, además su esposo era jodidamente caliente.
Si que era un hombre afortunado.
No obstante, la muerte de sus padres había dado la vuelta completa a su mundo, hacía mucho tiempo que había dejado de pensar en los maltratos y abusos que infringieron en él sin razón válida, ahora sentía que era su obligación hacerse responsable de un hermano que no había visto hace diez años.
