Complejos (by Scarklo)

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Abro los ojos otro día más. ¿Cuántos más tendré que soportar esto?

Quiero gritar, maldecir, golpear; quiero desquitarme ahora mismo con todo, con todos y por todo. Pero mi energía se ha agotado tan rápido como mi esperanza.

He tenido que verme nuevamente en el espejo. Detestándome más con cada segundo que pasa. Ahora sé lo que ellos piensan de mi cuando me ven. Y concuerdo con ellos cuando comienzan a reír.

He tenido que ocultarme de nuevo bajo la suavidad de mis sábanas. He tenido que llorar intentando no hacer demasiado ruido. He intentado levantarme para acabar con todo esto de una vez por todas.

Pero no he sido valiente. Nunca lo he sido.

Miro la navaja de mi mesa de noche. Un pensamiento corre por mi cabeza, dos por mi corazón y tres por mi cuerpo.

Estoy cansado.

Pero no hoy. No quiero que sea hoy

Miro mi uniforme arrugado que está sobre el suelo. Apesta a fracasado. Pero es mi mismo hedor.

Me lo pongo sin ganas. No quiero volver a ese lugar. No quiero. Pero tengo que ser fuerte.

Me cansé de intentar darme ánimos a mí mismo.

Así que ahora solo me encuentro vacío, perdido, sin vida.

Mi padre hoy de nuevo no está en casa. Ha desaparecido toda la noche. Mi madre está tumbada en el sillón dormida, quizás lo haya esperado despierta lo que ha podido aguantar a su edad.

Maldigo a aquel señor mentalmente. Intento apiadarme de mi madre por ser tan estúpida, pero es imposible al verla con los ojos hinchados de tanto llorar todos los días. Negándose a escucharme.

Ya ni siquiera me apetece desayunar, sé que la nevera va a estar vacía. Mi estómago se ha acostumbrado.

Salgo por la puerta, esperando que el señor sol me salude y me bendiga el día. Pero él se ha ocultado de mí. Puesto que está nublado. La luna que de pequeño pensé que me seguía, no lo hace. Me di cuenta tarde que ella es demasiado grande como para seguir a alguien tan pequeño como yo.

Sonrío sarcástico mientras muchos pensamientos atraviesan por mi cabeza. Estoy insano y necesito ayuda. Pero da igual.

Ahóguenme ahora. Si me ahogo en mi dolor, jamás me volverás a ver.

Paso junto a un señor que se encuentra fumando. Aspiró hondamente el olor del tabaco. He leído que eso tranquiliza a las personas. Pero nunca ha tenido el efecto que yo espero. Se me apetece un cigarrillo. Solo hace que se me haga agua la boca.

Las miradas caen en mi mientras cruzo el umbral de la puerta. Mis ojos negros navegan en el suelo mientras camino entre la multitud de insultos y risas.

Me han golpeado nuevamente. Lo han hecho. Pero solo puedo reclamarle a mi mente, que también me ignora.

Los maestros de nuevo han intentado mandarme con el psicólogo escolar, pero por mi que se jodan. Necesito ayuda real.

Me he escapado de nuevo de clase para fumar urgentemente. Mi garganta se siente seca de tanto que se ha inundado por humo. Pero no importa. Si me ahogara en el humo de mi cigarrillo, no podría respirar. Detrás de esta cortina de humo no pueden verme.

Comienzo a reír.

Me dije a mi mismo que no olvidara el sol, pero el muy hijo de puta tampoco quiere verme. Que se joda él también.

Mis ojos se llenan de lágrimas.

—Yo no merezco esta vida, y lo sabes.

Digo a la nada mientras el viento helado choca con mi cara.

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