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Narra;; Kim Jennie

       Durante éstos últimos meses, he estado viendo y sintiendo que el aura había cambiado, y todo gracias al dulce YoonGi. Desde su llegada ha enternecido nuestros corazones, y en especial el de NamJoon, sorprendentemente, ¡Ese tío si que tiene el corazón duro! Pero, es como si YoonGi hubiera sacado de lo más profundo de aquel Delta, una actitud cálida y tierna. He estado simplemente felíz por todos esos cambios buenos que han sucedido durante estos escasos meses. Recuerdo como si fuera ayer cuando YoonGi llegó a el castillo, gracias a la Madre Luna.
Tengo mucho tiempo en el castillo, mucho, mucho tiempo viviendo aquí. Cada vez que recuerdo el día que llegué al castillo, en mi rostro aparece una mueca y pequeñas arrugas nacen en mi nariz.

»»————- Flash Back ————-««

       Era una noche de fuertes lluvias y increíbles ráfagas de viento chocaban contra mi rostro, lágrimas caían sobre mis mejillas y mis ojos cafés tenían una fina capa de humedad y también los tenía enrojecidos de tanto llorar, mis sollozos eran callados por mi pequeña mano situada sobre mi boca, para evitar hacer ruidos y molestar a mi padre.

Mierda... —Dijo mi padre mirando la rueda de la jaula en donde me encontraba encerrada, aquella rueda, yacía desviada por las piedras que la azotaban durante el camino—. Tendré que repararla, maldición —Fué hacia el caballo que jalaba la jaula y saco una herramienta para arreglar el desvío en la rueda.

—P-padre... N-no es neces-sario que m-me lleves d-de esta f-forma... —Dije con cierto temor y también, temerosa de que me hiciera daño de nuevo por hablar.

—¡No eres mi hija! ¡Callate! —Gritó mi padre mientras corregía el error en la rueda—. Eres una maldición de la madre Luna. No quiero tocarte, demonio.

       Una vez más lloré en silencio, herida no sólo físicamente, también sentimentalmente. Me sentía débil, sucia, no querida y sobre todo me sentí un error, un error por el cual todas las personas tenían terror. Todavía me dolía la desgarradora voz de mi madre suplicar a mi padre que no me alejara de ella, pero, él la alejó de mi de una cachetada, le gritó y me metió a la jaula, y así emprender el camino. Llevabamos horas en el camino, tenía hambre y mucho frío al punto de temblar. Supongo que por mi edad, mi cuerpo no es apto para sufrir tantas cosas.

—Por fin no tendré que soportarte. Ya no tendré la mirada de los vecinos sobre mi —Dijo aquello con una sonrisa y levantándose pues ya había terminado de arreglar la rueda.

       Sin decir más nada, mi padre guardó la herramienta y se montó sobre el caballo y empezamos a tomar rumbo nuevamente, adentrandonos más al bosque cada segundo en el que seguiamos hacia adelante.

       Luego de unos largos minutos de tanto camino, me encontraba más calmada, me puse a pensar más o menos a donde me llevaría. Por mi mente pasó un asilo para niños no queridos por sus padres. Pero, a estas horas de la noche dudo que reciban a una niña de 8 años con muchos brazos, no creo que haya un lugar donde reciban a gente como yo. Después de tanto pensar deduje que tal vez me mataría. Sí, ya era algo normal que trataran de matarme, pero siempre lograba escapar de cualquier cosa, así que me escaparía y tal vez vaya a la aldea que habíamos pasado hace unas horas.

E l e g i d o s [NamGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora