E l e g i d o s [NamGi]

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       Desperté por el olor a Caramelo tapando mi aroma, DaeYung abrazaba con fuerza mi cintura y posaba su pequeña nariz en la curvatura de mi cuello, ya era de noche por el oscuro firmamento que estaba afuera de mi ventana, el frío se colaboración en la habitación y hacía que DaeYung temblara un poco. Me removí un poco y con eso la desperté haciendo que su olor bajara de intensidad, se sentó aún con los ojos cerrados y bostezó estirando su cuerpo al igual que un felino; luego de unos segundos abrió los ojos y me sonrió mostrando su perfecta dentadura.

—Oppa... ¿Qué hora es? —Dijo con la voz adormilada—. ¿A que hora nos iremos?

—Antes de que amanezca saldremos de aquí. —Miré hacia mi mesita de noche y observé la hora en el reloj analógico— Son las cuatro de la madrugada, preparemos lo que falta y tomemos el dinero —Me senté en la cama y suspiré—. Si vas a tomar el dinero ten en cuenta que mamá no se despierte ¿bien? Vé y lávate la cara con agua fría; confío en tí para esa misión. —Ella asintió y se bajó de la cama para luego ir al baño de mi habitación mientras yo me levantaba para ponerme una vestimenta más adecuada para el escape.

       Me cambié de ropa rápidamente optando por unos jeans, una camiseta gris y zapatos deportivos y no puede faltar mi collar de la suerte —El cual es una estrella metálica de cinco puntas—, es muy importante para mi; ya que me lo había regalado Kyung en mi cumpleaños. Hace un rato Dae se había ido a la habitación de nuestros padres; menos mal papá está de viaje, de lo contrario estaríamos fritos.

       Me miré al espejo y despeiné mi cabello para aliviar la tensión que cargaba. Solo teníamos una oportunidad, no podemos desaprovecharla. Escuché la puerta abrirse y me giré encontrando a DaeYung con una sonrisa amplia y sus manos detrás de si.

—¿Qué? ¿Lo tienes ya? —Me aproximé hasta ella—, por favor dime que lo tienes.

—¡Soy la mejor hermana del mundo! —Dijo y sacó el dinero—. No fue nada difícil, mamá parece una roca cuando duerme —Rió suavemente.

—Te amo tanto, Dae —La abracé—. Ahora ve a vestirte, Jae no tarda en llegar —Despeiné su cabello y recibí el efectivo en mis manos.

-Sí, señor —Hizo pose de militar y se fue al baño a cambiarse.

-Ésta niña —Negué con la cabeza y metí la gran suma de wons en mi maleta—, ojalá nos alcance.

       Luego de unos largos minutos, JaeKyung ya se encontraba entrando por mi ventana con una pequeña valija entre sus manos y una ropa muy casual para la ocasión —en mi opinión—, lo recibí con un abrazo el cual él me correspondió con una sonrisa.

—Ah, es bueno ser recibido así —Murmuró—. ¿Ya están listos? El bus sale dentro de veinte minutos; debemos darnos prisa si queremos llegar a tiempo —Apretó mi hombro.

—Sí, sí, estamos listos —Aseguré—. Trae tu maleta, DaeYungie, tenemos que irnos.

—Aish, ésta cosa pesa más de lo que crees, SeokJinnie Oppa —Dijo tratando de levantar la valija.