SEIS: Limerencia.

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Continuación.

Esperaba otro tipo de respuesta. No lo sé, algo diferente.

Tomé mi mochila del asiento y me retiré con molestia de la oficina, cerrando la puerta de un golpe.

Hyunjae me había observado con la expresión algo confusa. Esperaba que viniera a buscarme a la azotea.

Subí piso por piso, hasta llegar al último.
No podía parar de pensar en Younghoon, no podía asimilar que él es una persona exactamente como me la describe ese doctor. Sentía que estaba erróneo, debe estar equivocado.

En camino a la azotea, por las escaleras me topé con un hombre adulto, él cubría su rostro con sus manos y una gorra. Pidió disculpas en forma de reverencia y se retiró agachando su cabeza, sin pronunciar una sola palabra. Lo note algo sospechoso, como si no quisiese ser visto.

Al principio pensé en papá, pero no lo creería de su parte. Mis pensamientos no aseguraban ese tipo de cosas.

En la azotea, se encontraba uno de los tantos pacientes. Tenía una mirada no muy expresiva, parecía completamente perdido.

Quedé en espera de Hyunjae, este lugar empezaba a aterrarme un poco.

El paciente comenzó a acercarse a mi lentamente, él miraba mis ojos con demasiada atención.

Se acercó unos pasos más. Sentía su respiración tan cerca de mi rostro que le pedí que se alejara de forma amable. No obedeció.

Una de sus manos tocaban la superficie de mi rostro, que poco a poco bajaba sobre mi cuello.
En esos pocos segundos sentía el cuerpo entumecido y sin poder reaccionar ante aquella situación.
El hombre adulto con una sonrisa perturbadora repetía una y otra vez;
" El secreto está en la flor marchita, papi nunca te haría daño."
En menos de un movimiento empezó a ahorcarme con demasiada fuerza y empujándome hacia el barandal del cual estaba a un paso de caer al vacío.

─ Ayuda. Suéltame, ¡ayúdenme!...

─ Papi nunca te haría daño. ─ repitió para ahorcarme con más fuerza.

Sentí que mi respiración iba disminuyendo  segundo a segundo , no tendría más fuerzas de luchar contra él.
Una visión borrosa me impedía ver visiblemente a mi agresor.

Forcejeando con las últimas energías que me quedaban, quería zafarme de aquél hombre que intentaba asesinarme.

Depronto logré ver a un personal de seguridad entrar por la puerta, pero no me notaba, seguía sin verme.

Dejé caer mi teléfono al suelo, provocando un pequeño estruendo, ya que esperaba que esa persona de seguridad me viera y viniera a ayudarme de una vez por todas.
Lo conseguí, aliviado dejé que mi cuerpo cayera al piso, intentado recuperar el aliento.

Mientras que aún me sentía aturdido, un aura 360° atónito. Quedé tumbado en el suelo sin poder levantarme.
Veía como Hyunjae corría hacia mi preocupado. Una y otra vez preguntaba como estaba y que lamentaba haberme dejado solo en este lugar.

─ Por favor, dime que te encuentras bien. Santo cielo... Lo lamento mucho.
Juro que apenas oí que estabas en problemas, vine apresurado a buscarte. Solo deberíamos olvidarnos de esto ya, Yoon.

─ Claro que no. Estoy muy cerca de saber la verdad Jae. El paciente que me atacó dijo algo sobre que mi padre no me haría daño No sé que signifique pero...─ él me detuvo.

─ ¡Estuviste a punto de morir!. Entiéndelo. No quiero que te suceda nada malo. ─ dijo molesto, mirándome con unos ojos cristalinos. Su voz y él rompieron en llanto al instante.─ Solo estás volviéndote loco, hace días que lo buscamos y no da señales a nada bueno. Éstas estúpidas cartas te llevaran a algo muy malo Yoon, por favor paremos.

Tiene razón. Estoy volviéndome loco. Younghoon me está volviendo loco. Pero... No puedo detenerme ahora.

─ Si no puedes ayudarme, está bien. Lo haré por mi cuenta. Si quieres puedes venir conmigo y continuar, sino hazme el favor y bórralo de tu memoria.

Me estoy comportando como un idiota, con el primer amigo que consigo desde que llegué aquí.
Pero no me importa en lo absoluto.

─ Entiendo todo. Pero déjame ayudarte una vez más, si eso te hace feliz. Te acompañaré.

Bajando las escaleras completamente en silencio, veía como el tipo con el que me topé en un inicio llevaba en silla de ruedas al paciente que me atacó hace unos momentos. Pero con el mínimo cambio que la persona parecía sedado. Un instante, solo uno me llevó a entender que él tenía algo que ver.
¿Quiere matarme?, ¿Solo eso? o... No lo creo.

Sigo recordando una y otra vez las palabras «Papi nunca te haría daño», simplemente me provoca escalofríos.

Siento frustración, impotencia, enojo, pero sobre todo estoy empezando a desconfiar de las personas que me rodean. Percibo inseguridad, me vigilan con lentitud, poco a poco este problema se hace cada vez más grande, se está saliendo de control.

Pronto tomamos el autobús, directo a casa.

Mí pequeño Gran secreto | 𝐁𝐛𝐚𝐧𝐠𝐤𝐲𝐮《The Boyz》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora