Cuarto Imagina: Tom Ryddle (2/?)

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Resultó que Tom y tú terminaron siendo muy amigos. Él no lo admitía, pero todos decían que había sido cautivado por tu insistencia el día del tren. Otros decían que sólo se juntaba contigo porque eras una Bellamy. Pero tú confiabas en que Tom estaba a tu lado porque le caías bien. 

Al final, los Slytherin se enorgullecieron mucho de poder decir que tú eras parte de ellos, ya que eras una de las mejores estudiantes en casi todas las clases. Lograbas ganar cincuenta puntos para Slytherin en un solo día. Y ganarías más de no ser por dos clases: Pociones y Astronomía.  La primera materia te costaba bastante trabajo porque habían muchas cosas relacionadas con las matemáticas, y ese jamás había sido tu fuerte. Y la segunda era porque te aburría demasiado. Para ti, la clase de Historia e la Magia era mil veces más entretenida que Astronomía. Además, para esa hora en la que tomaban esa asignatura tú ya estabas demasiado cansada, lo que hacía que fuera mucho más difícil concentrarte. Una noche, incluso te quedaste dormida, y el profesor se hubiera dado cuenta de no ser gracias a To, que te despertó disimuladamente. 

-___ -te sacudió un poco el brazo-, ____ despierta...

-¿Qué? -preguntaste, abriendo los ojos- ¡Ah, cierto! ¡Gracias, Tom!

El no dijo nada y siguió con lo suyo. Odiabas cuando hacía eso, simplemente ignorarte y hacer como si nada hubiera pasado. De todos modos, no podías reprocharle ahora, te acababa de sacar de una buena. 

La semana siguiente tuvieron una pequeña pelea: Los habían puesto juntos para un trabajo de Pociones, lo que te alegró muchísimo porque Tom era muy bueno en Pociones. Pero tú no sabías nada y Tom se negaba a explicarte, por lo que no pudiste hacer mucho más que pasarle las cosas. Y él se enojó porque él hizo todo el trabajo. Afortunadamente, no se lo dijo al profesor y nadie supo nada.  Tom no te habló por una semana, hasta que le compraste una rana de chocolate pidiéndole que hablaran acerca de esto. Él te dijo que no pasaba nada, que no había que hablarlo y se fue. Al día siguiente fuero de nuevo como uña y mugre. 

Llegó el segundo año de Hogwarts y todas las niñas de Slytherin tuvieron el estirón. Tú eras la única a la que todavía no comenzaba a cambiar su físico y no crecías. En pocos días fuiste la más enana de todas las niñas y el centro de burlas de tu casa. Pero Tom se aseguro de que esto no volviera a suceder. 

-No te preocupes -te dijo un día en la comida, mientras que ustedes comían afuera ara alejarse de todos-, hablaré con ellas. 

-¿En serio? -preguntaste- ¿Lo harás?

El chico sólo asintió y se paró. Te pidió que te quedaras donde estabas, y él se marchó al Gran Comedor. A la mañana siguiente, te enteraste de que todas las niñas de Slytherin habían recibido una ligera amenaza debajo de sus almohadas. Nunca más te molestaron por tu físico. Decidiste no mencionárselo a Tom como signo de agradecimiento. 


Al tercer año fue cuando a ti te pasó lo que no te había pasado el año anterior. Creciste mucho y tu cuerpo cambió durante el verano, enflacaste y al regreso de clases te veías muy atractiva. Muchos chicos querían hablar contigo, y tú siempre les dabas atención. Esto puso a Tom algo enojado, por lo que se distanciaron un tiempo.  Para ti esto no fue tan grave, porque atención no era algo que te faltara. Chicos de tu generación e incluso de cuarto o quinto año se acercaban a ti y te hablaban por horas, y algunos te coqueteaban de manera explícita. En poco tiempo esto comenzó a cansarte. 

Había un chico llamado Sam de quinto año que no te dejaba en paz. Te seguía a todos lados y no te perdía de vista. Ya le habías dicho muchas veces que parara, pro simplemente continuaba. Una noche estabas caminando por los pasillos de las mazmorras, y Sam estaba atrás de ti. 

-¿Por qué no me dejas en paz? -le gritaste de repente, volteándote bruscamente para econtrártelo cara a cara 

-¿Por qué no quieres salir conmigo? -te dijo Sam, acercándose demasiado a ti, de tal manera que podías sentir su respiración en tu rostro

-No me interesas, te lo dije cien mil veces. -repetiste por milésima vez

-¡Es que no entiendo! -gritó de repente Sam, asustándote. Tomó tus brazos y los apretó muy fuerte, lastimándote- ¿Qué tengo que hacer para gustarte, ___? ¿QUÉ TENGO QUE HACER?

-¡Suéltame! -le gritaste, y trataste de zafarte de su agarre- ¡Sam, me estás lastimando! 

-No voy a soltarte hasta que aceptes salir conmigo. -te dijo Sam

-¿Qué? -preguntaste, con lágrimas en los ojos

Desmaius! -gritó alguien detrás de ti, y Sam cayó inconsciente al suelo

Volteaste a ver quién había salvado tu vida, y viste a Tom con la varita en alto. Se veía ta tranquilo pero nervioso a la vez. Corriste hacia él y o abrazaste y comenzaste a llorar sobre su pecho. 

-Está bien, todo está bien. -te susurró Tom, mientras que acariciaba tu cabello 

Tom te acompañó a la sala común de Slytherin y se sentaron juntos en un sillón para dos. Le contaste todo lo que había pasado y él escuchaba atentamente. Al cabo de un tiempo te quedaste dormida en su regazo. 

Al día siguiente no te separaste de Tom. Te sentías segura a su lado. Y nadie se atrevió a molestarte. El rumor de que Tom había arturdido a un alumno de quinto año se había repartido muy rápido. 

Pero la gente murmuraba otras cosas también: La gente decía que Tom y tú eran pareja, y que por eso no habías aceptado salir con ninguno de tus pretendientes y que era por eso que Tom era tan sobreprotector contigo. Un alumno de Slytherin te había visto dormir en el regazo de Tom, y cómo este acariciaba tu rostro y cuello mientras dormías. Cuando escuchaste esto, volteaste a ver a tu amigo y éste sólo evitó tus ojos. 

Estaban ustedes dos en su última clase, Herbología, cuando el Profesor Dumbledore llegó a la case y los llamó a Tom y a ti. La gente se les quedó viendo mientras salían.  El Profesor Dumbledore los condujo hasta el patio de Hogwarts y habló con ustedes. 

-Escuché que aturdiste a Wooliv, Tom -dijo éste, y tú te sentiste culpable. ¿Qué pasaría si expulsaban a Tom?-. ¿Es esto cierto? 

-Lo es. -respondió con la mayor naturalidad el chico de trece años

-En ese caso, habrán serias consecuencias, Tom. -continuó el profesor Dumbledore

-Profesor, él me estaba protegiendo de Sam -interferiste tú-. Él me estaba acosando. 

-¿Pero...? -preguntó Dumbledore, abriendo los ojos, y Tom te miró con esos ojos en los que empezabas a perderte- ¿Es cierto? ¿Tienes pruebas? 

-Sí. -respondiste

Te arremangaste las mangas y dejaste ver marcas de manos en tus brazos, rojas y bien marcadas. Dumbledore tomó tus brazos y los examinó, frunciendo el entrecejo. 

-Esto es grave... -dijo él- En ese caso, Wooliv tendrá serios problemas... Lo siento, Tom, no te preocupes de nada. Y ___, si tienes algún problema traumático o físico, o si esto vuelve a ocurrir, no dudes en venir a verme. O a alguna profesora, creo que te sentirás más cómoda así. 

-Sí, profesor, gracias. -le dijiste

-Bueno, será mejor que me vaya -comentó el profesor Dumbledore-. Bonito día a los dos. 

Cuando el profesor salió de tu campo de vista, la campana sonó, lo que significaba qu eel día de estudios había acabado. 

-Gracias de nuevo por portegerme, Tom. -le dijiste 

Él sólo sonrió de lado y miró a sus pies, algo raro en él. Estaba pensando. Tú lo esperaste, mientras que a su alrededor alumnos de tercer año salían y se dirigían a sus salas comunes. Fue cuando el último compañero los dejó atrás que Tom levantó la cara y habló: 

-____, te quería dar algo. 

-¿Qué me quieres dar? -preguntaste, curiosa

 Tu corazón se aceleró demasiado y casi sale de tu pecho cuando Tom se acercó a su rostro y posó un delicado beso un poco abajo de tu oreja mientras te susurraba: 

-¿Por qué tengo que quererte tanto? 

Imaginas: Universo de J.K. ROWLINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora