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Sintiendo algo suave y peludo restregarse en su mejilla, Jaskier se despierta entre risas, empujando lejos lo que sea que haya interrumpido su sueño con cosquillas.

Abriendo sus ojos, se encuentra con una rosada nariz y luego una áspera lengua que lame su propia nariz. Riendo con diversión, Jaskier se sienta en la cama para encontrarse a un mediano gato color canela.

—Hola, amigo ¿Qué te trae por aquí? —acaricia la cabeza del pequeño animalito que se deja hacer y maulla suavemente. —¿Cómo entraste aquí? —se pregunta, tomando al gato en sus brazos para salir de la cama.

El pequeño animalito se remueve en sus brazos hasta quedar boca arriba en busca de cariño.

—Eres muy... linda. —se corrige Jaskier, quien había pensado que era macho. Mimandola, pasa de su habitación a la sala en busca de como pudo entrar hasta allí, encontrando la puerta de su balcón abierta; las cortinas se mueven ligeramente por la brisa de la mañana. —¡Oh! Espera. —Dándose cuenta, toma al felino en su brazos y lo alza frente a él para verlo detalladamente. —¡Eres el gato del vecino! —notando la medalla, lee el nombre. —Roach.

Jaskier le había visto varias veces, cuando salía al balcón le veía durmiendo tomando el sol. Nunca había visto al dueño de Roach, su vecino, pero se imagina en ocasiones que era un anciano como todos en el edificio. Conocía a la mayoría, pero nunca había visto a la persona que vivía al lado de él.

—¿Debería regresarte? —pregunta a Roach, que maulla entre sus brazos.

Jaskier ve la hora del reloj de la cocina, seis de la mañana. —Joder, que temprano. —se queja, últimamente se despertaba más tarde que eso. —Te llevare de regreso a donde perteneces, seguro tienes hambre y yo no tengo comida aquí para ti. ¿Tu dueño estará despierto? —pregunta caminando a su puerta. Esta descalzo y solo lleva una camisa grande que cubre parcialmente el bóxer de emojis que lleva puesto. —Seguro que si, los viejos se levantan a esta hora. —bromea saliendo de su apartamento.

Jaskier sólo debe dar unos cortos pasos hacia la derecha para llegar a la puerta del apartamento al lado del suyo, toca varias veces y espera.

Cuando la puerta se abre, la mandíbula de Jaskier cae metafóricamente al suelo. Realmente estaba tan equivocado al pensar que su vecino sería otro viejo anciano como el resto. Ante él, un hombre alto y guapo y ¡Demonios! El gimnasio le sentaba bien a muchos, todo su cuerpo estaba moldeado a la perfección. Su vecino era tan malditamente guapo y caliente, parado allí sin camisa y el cabello blanco desordenado por estar durmiendo.

—¿Disculpa? —Jaskier balbucea cuando sube la mirada por el cuerpo del vecino hasta su rostro tallado por los malditos griegos. ¿Era realmente posible que alguien fuera tan atractivo o había pasado mucho tiempo soltero?

—¿Por qué tienes a mi gato? —repite el hombre frente a él, quien le mira ceñudo y realmente con una cara de pocos amigos.

—Ahm si, yo... ¡yo vengo a devolverlo! —Jaskier responde extendiendo a Roach hacia su dueño. —Entró por el balcón y me despertó, es muy linda. —comenta con una sonrisa tonta.

—Gracias por traerla, me disculpo por las molestias.

—N-no hay problema.

El ambiente rápidamente se queda en silencio, solo él y su vecino mirándose en silencio pensando que más decir. Deberían despedirse, pero algo parece evitarlo.

—Pero... —Entonces Jaskier habla nuevamente. —Ya que estoy despierto y veo que tu también estas despierto, ¿Qué tal una taza de café?

[...]

En la cocina de su apartamento, Geralt de Rivia prepara su malteada de las mañanas y una taza de café para su vecino. Aunque no se note, esta muy nervioso. El día anterior, cuando vio por primera vez a Jaskier, pensó que se veía bien, que parecía atractivo de perfil, pero en persona era extremadamente guapo y bien parecido. Incluso tenía un aire adorable cuando sonreía.

Cuando alguien tocó a su puerta esa mañana, jamás se imagino que sería él con Roach en sus brazos. Había estado durmiendo tan profundo, así que estaba un poco de mal humor, pero en cuanto se fijo quien estaba realmente frente a su puerta, inmediatamente se recuperó.

Viendo a Jaskier de cerca, también podía fijarse en sus ojos extremadamente claros.

—Aquí tienes. —ofrece Geralt cuando regresa a la sala y se sienta al lado de Jaskier en el sofá.

—Muchas gracias. —Jaskier sonríe, aceptando la taza con café —Entonces...

—Geralt.

—Jaskier.

—Lo sé. —Geralt dice sin pensarlo, lo que se gana una mirada confundida de Jaskier.

—¿Ya lo sabías?

Atrapado, Geralt toma de su bebida, desviando la mirada. —Si, quiero decir, por los demás vecinos, cuando tocan a tu puerta.

—¡Oh! Claro, por eso. —Jaskier parece darse cuenta. —Siento si te molesta, ya sabes, tanto ruido.

—Está bien. —el ambiente es algo incómodo, ninguno sabe que decir. Geralt ve de reojo a Jaskier, realmente creé que le gusta, pero hacía mucho que no intentaba algo con alguien. La ultima vez, ni siquiera supo como lo hizo.

Jaskier, por otro lado, también se sentía muy incómodo y nervioso. Era claro que le había gustado Geralt, pero se sentía diferente a cuando sólo iba tras un polvo de una noche.

El maullido de Roach les llama la atención a ambos. La pequeña bola de pelos se encontraba en la entrada de la cocina, mirando a Geralt como si esperara algo.

—Debo ir y darle comida. —se acuerda, levantándose del sofá.

—Si claro, Ahm... tal vez debería irme ya. —menciona Jaskier, levantándose del sofá luego de tomar de un solo golpe su café.

Es tonto, le gusta Geralt, es guapo, pero no cree que sea el momento para ir detrás de alguien. Además, es demasiado trabajo sólo el intentar descubrir si tiene una oportunidad o no con él. Están en cuarentena, en medio de una pandemia de la que nadie sabe cuando se resolverá, realmente no es momento para-

—¿Quieres quedarte a desayunar? —ofrece Geralt, mirado a Jaskier desde la puerta de la cocina, una mano descansa en su cadera y se ve tan bien que hace olvidar todo lo que su castaño vecino estaba pensando tan seriamente.

—Por supuesto. —sonríe Jaskier, aceptando tan rápido que se siente un poco avergonzado. Geralt, desde donde esta, sonríe ligeramente.

¿Qué mejor momento que ese, para conocer a tus vecinos? No es como si tuvieran algo más que hacer.

—¿Te ayudo en algo?

—Por supuesto, ven.

Cuarentena. [Geraskier]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora