CAPITULO 4

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- Puedes explicarme que paso exactamente - pregunto Hoseok a su pequeña hermana que estaba sentada frente a el - ¿Qué sucedió entre (T/N)__ y tú?

- Nada exactamente - evito la mirada molesta de su hermano - Ya no quiero que ella me recoja de la escuela.

- Sabes que eso no se puede. Mama no puede ir por ti y yo tampoco, además no eres nada responsable para regresar sola - le recordó y suspiro - Dime que paso.

- ¡Le dije a (T/N)__ que me avergüenzo de ella! - confeso apretando los puños - si mis amigas se enteran de que ella es mi hermana se burlaran de mí.

- ¿Negaste a tu hermana mayor? - pregunto incrédulo - ¿Es que acaso no te importa lo que pueda sentir (T/N)__?

- No me interesa, no permitiré que ella arruine mi vida escolar, ¡siempre lo arruina todo! - Grito molesta -

- ve y pídele una disculpa ahora mismo - ordeno levantándose de la mesa.

- No lo haré, porque no siento lo que paso - ella también se levantó - y no puedes obligarme.

- Alice entra en razón y discúlpate correctamente ahora mismo.

- Puedes decirle a mama que me castigue si quieres - camino hasta las escaleras - Pero (T/N)___ no recibirá ninguna disculpa, no me arrepiento de lo que dije. Me avergüenza que sea mi hermana, es más ¡Quisiera que no lo fuera! - Fue lo último que dijo antes de correr a su habitación.

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Podía escuchar los gritos de Alice y Hoseok desde mi habitación, una vez más discutían por causa mía. Seguramente seria por lo de esta tarde, aunque no haya mencionado nada Hoseok pudo darse cuenta de la situación, mucho más cuando ni siquiera salí para cenar con ellos. Mis ánimos y autoestima estaban por los suelos y lo único que quería era llorar en mi almohada hasta quedarme dormida, pero la discusión de mis hermanos me dificultaba poder lograrlo. Limpie mis ojos bruscamente con la manga de mi suéter y me levante de la cama para ir hasta el espejo. Desde mi rostro hasta mis piernas, observe todo con detenimiento, y por primera vez en mucho tiempo mi cuerpo me provoco asco. Sentí asco de mi misma, no tenía caso cuantas veces me repitiera que estaba bien ser como soy, no importaba cuantas veces quisiera convencerme de lo contrario, todos tenían razón, nadie me amara por verme de esa manera ¡Si tan solo pudiera ser como las demás! Mi hermana me amaría, podría sentirse orgullosa de mí, no tendría que soportar todos los maltratos que recibo en la preparatoria ¡Mi vida podría ser diferente! Con mucha rabia golpeé fuertemente el cristal del espejo provocando que cayera al suelo en miles de pedazos. No me importaba el dolor que sentía en la mano o la sangre que se derramaba, lo único que quería era castigarme, era mi culpa verme a sí, es mi culpa todo lo que sucede.

[•••••••]

Alice debía empezar a madurar, no todo se trataba de ella y debía considerar los sentimientos de los demás, sobre todo si se trata de su hermana. (T/N)__ siempre fue muy sensible debido a su peso y a como se ve, desde muy pequeña tuvo problemas de desorden alimenticio, por lo que sus inseguridades aparecieron a muy temprana edad, algo que Alice no logra entender o más bien no quiere hacerlo. Mi madre aún no llegaba y esperaba que no lo hiciera, no quería que hubiera otro drama, eran suficientes por hoy. Me detuve frente a la habitación de (T/N)__ dudando en si debía entrar o dejarla sola. Después de todo ya no era una niña y quizás lo mejor sería dejarla sola. Iba directo a mi habitación cuando un fuerte estruendo se escuchó, uno que venía de la habitación de (T/N)__.

- (T/N)__ ¿Está todo bien? - toque varias veces a su puerta pero nunca contesto - ¡Abre la puerta! - insistí al escucharla llorar. - ¡Por favor ábreme! ¡Te lo suplico! - sin obtener respuesta alguna empuje fuertemente la puerta abriéndola de forma brusca. Al ingresar en la habitación busqué desesperadamente con los ojos a mi hermana.
Rodeada de pedazos de cristal se encontraba desplomada en el suelo, sus manos estaban cubiertas de sangre y lloraba inconsolablemente.
- (T/N)___...- hablé en voz baja impactado ante tal escena.

- Todo es culpa mía - susurro - Todo es...- antes de que pudiera continuar la abrace, la rodee con mis brazos atrayéndola a mi pecho, me partía el corazón verla así, no soportaba que se hiciera daño a sí misma.

- Tus manos - Mire con lágrimas en los ojos las pequeñas manos de mi hermana cubiertas de sangre - No lo hagas - llore con ella - No hagas esto. Eres la persona que más me importa, no quiero que salgas lastimada - ahora los dos llorábamos en el suelo.
Después de unos minutos ambos logramos calmarnos, pero aún no me sentía listo para soltarla, no me alejaría ni un solo centímetro de ella y quisiera o no iríamos a un hospital, sus heridas eran demasiado profundas y lo más adecuado era que un médico las tratara.

- Hoseok...- su voz temblorosa resonó en mi oídos captando toda mi atención - Tú si me quieres ¿Verdad? - Una vez más empezó a llorar - Tú no ¿Te avergüenzas de mí? - Alice es la culpable de que todo esto esté pasando y lo peor es ¡Que no le interesa!

- Eres mi hermana favorita lo sabes - besé su cabeza - Y te adoro tal y como eres, no necesitas cambiar nada, eres perfecta tal y como eres, ni Alice ni nadie tiene porque decir lo contrario y si no les gusta tu apariencia ¡Que se vayan al diablo! ¿Ellos qué saben? Alice está obsesionada con ser delgada y nadie dice nada, incluso llegué a confundirla con un esqueleto - una pequeña risa salió de sus labios logrando que me sintiera mucho más tranquilo, por fin había logrado hacerla sonreír.

.....¿Soy Gorda?.....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora