CAPITULO 2

28 4 0
                                    

Sin fuerzas en mis piernas me deje caer al suelo para después romper en llanto. ¿No podía pasar ni un solo día sin tener que soportar a esos tipos? Estaba harta de todos sus maltratos e insultos. Deseaba con todo mi corazón que las vacaciones de verano llegaran pronto para no tener que verlos más, para no tener que soportar más todo lo que hacen conmigo.
Estaba tan perdida en mi llanto y pensamientos que ni siquiera me di cuenta de que el encargado tocaba mi hombro y con una sonrisa consoladora me extendía un pañuelo. De inmediato giré mi rostro, no quería que me viera de ese modo, era muy vergonzoso y desastroso.

- No debes permitir que te traten así - acaricio mi cabello.
Asentí sin mucho ánimo viendo mi pastel en el suelo totalmente destrozado. - Espera aquí un segundo - el encargado regreso a la tienda con rapidez y en cuestión de minutos volvió con otra pequeña caja en las manos - Ten para ti - Negué con una sonrisa mientras me levantaba.

- No tengo dinero para pagarlo - dije avergonzada dispuesta a irme.

- No tienes que pagarlo, es un regalo - aun dudosa y temerosa lo tome - Algo dulce alegrara tu día - dijo y se despidió de mí.

Mire el pastel y luego mire hacia la tienda, eso me confirmaba que aun existían personas de buen corazón y con lindos sentimientos. Seque mis lágrimas con una media sonrisa para luego caminar a la preparatoria, seguramente llegaría tarde.

[•••••••]
Como lo suponía, llegue extremadamente tarde y tendría tarea extra por eso, genial. El resto de la mañana fue demasiado estresante, entre los exámenes sorpresas y las miles de tareas que cada profesor aplicaba mi cerebro estaba a punto de tener un ataque, pero por suerte el timbre de receso me liberó de esa tortura, a pesar de ser una de las mejores de mi salón necesitaba respirar de vez en cuando. Todos se apresuraron a salir entre risas y conversaciones, por mi lado tomé la pequeña caja que había recibido y fui hasta el jardín de la preparatoria donde casi nadie nunca estaba, el lugar perfecto para mí. Con toda la calma del mundo tome asiento sobre el césped y respire profundamente el aire fresco que soplaba entre los árboles. Por fin encontraba un sitio tranquilo y pacífico para poder disfrutar de mí "regalo". Con curiosidad abrí la caja y un delicioso pastel de chocolate apareció ante mis ojos, estaba realmente agradecida con el detalle, pocas personas eran tan agradables conmigo, por casi decir nadie. Debía agradecerle al encargado de alguna manera por el detalle, así que pensaría en algo para poder darle las gracias. Comí con lentitud el postre mientras disfrutaba de mi libro favorito, pero como siempre nada dura para siempre, cinco minutos antes de que terminara el receso regrese al salón de clases para poder tomar la siguiente materia.

- (T/N).....¿Podemos hablar un segundo? - el profesor entro por la puerta -

- Claro - me acomodé derecha en mi pupitre viendo fijamente al profesor.

- Como sabes las vacaciones de verano empezarán pronto, y hay demasiados alumnos que se quedaran en clases de recuperamiento - asentí -  y ya que me ayudaras con las clases quisiera pedirte un favor especial - suspiro con mucho cansancio - Quiero que te encargues de una sola persona, es probablemente quien más necesite ayuda. - el profesor menciono diferentes asignaciones en las que al parecer el susodicho era pésimo - Me ayudarías mucho si te encargaras de él ¿Puedo contar contigo?

- Cuente conmigo - sonreí segura, ya que después de estudiar conmigo él seria uno de los mejores estudiantes y me encargaría de eso.

- Entonces, dado que las vacaciones empezaran en 5 días, sería bueno que conocieras cuanto antes a tu nuevo alumno ¿Puedes quedarte mañana después de la escuela?  - Asentí y él con mucha emoción me agradeció.

[••••••]

- ¡Ya llegue! - grite, pero al parecer nadie lo noto o más bien no había nadie en casa para contestarme.
Recorrí la sala de estar hasta la cocina donde encontré una pequeña nota sobre la mesa del desayunador.

"Tuve que salir por unas cosas, pero regresaré pronto, hay comida en el refrigerador, si tienes hambre puedes calentarlo, te quiero mucho cariño"

No tenía hambre más bien me encontraba bastante cansada así que regrese a la sala de estar y me deje caer en el sofá. No había nada más cómodo que estar en casa sin nadie que pudiera molestarte. Pero quizás no fue una buena idea, ya que los recuerdos de lo sucedido por la mañana vinieron a mi mente, sabía que no debía permitir esa clase de cosas, pero al encontrarme con una situación como esa las palabras se quedaban atoradas en mi garganta, como si no pudiera siquiera hablar, soy demasiado estúpida.
Ahora el sonido de la puerta abriéndose me distrajo así que gire mi cabeza para ver de quien se trataba.

- Hola bonita - me saludo Hoseok - ¿Hace cuanto tiempo estas aquí? - pregunto al percatarse que no había nadie más que yo.

- No hace mucho - dije como si nada - ¿Qué tal la universidad?

- como siempre, aburrida - se dejó caer a mi lado - ¿A ti como te fue?

- Bien, supongo - me encogí de hombros.

- Sobre..- se detuvo antes de completar la oración así que lo mire confundida - Lo que dijo Alice por la mañana...

- Ya no importa - estiré mis brazos - Ella siempre es así

- ¿Cómo puedes decir eso? Es que acaso...- lo detuve -

- Hoseok - sonreí - De verdad ya no importa. Solo quiero descansar - me recosté en su pecho - ¿Si?

- De acuerdo - dijo para nada convencido, pero aun así me abrazo fuertemente recargando su barbilla en mi cabeza. - Sabes que te quiero ¿no?

- Si losee - alargue - Por eso eres mi hermano favorito.

Ambos reímos al unísono. Esos eran los momentos que más disfrutaba del día, pasar tiempo con mi hermano, la persona más amable y dulce para mí.

.....¿Soy Gorda?.....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora