Sentimientos encontrados en Escritos Incomprendidos

Llegó

Llegó, como aquel gélido viento que recorre tu espalda cuando sientes miedo,
llegó con esos recuerdos enterrados que siempre guardabas en el baúl.

Llegó para destruirte una vez más,
para hacerte sentir todo lo que quisiste dejar.
El olvido no sirvió, los recuerdos volvieron más crudos
y arraigados de lo que alguna vez fueron.

Intentas huir, pero es en vano.
No puedes huir de tus recuerdos, de tus traumas,
de tus sentimientos.

Te desmorona, haciendo que te consumas lentamente.
Lloras, gritas, explotas.
No hay nadie, solo estás tú y tus recuerdos.

Eres una mente consternada llena de miedo y sufrimiento,
buscas una luz en tu propio mundo pero no hay nada.
La oscuridad te va consumiendo y vuelves a gritar.

Escuchas un llanto, pero no es más que tu conciencia pidiendo piedad de su cruel destino.
Caes de rodillas y quedas ahí, quieto, esperando.

No hay nada. Los recuerdos se fueron.
Otra noche más que estás a salvo.
Pero no quedas tranquilo, sabes que volverán.
Tus traumas siempre te perseguirán.

Vives cada noche en tu propio mundo de pesadillas,
tu infierno personalizado, tu propia novela,
donde el personaje principal siempre serás tú.

Te sientes el peor ser del mundo, un miserable,
un ser invisible que ya no es nadie.
Pero no te preocupa, sabes que hay una solución.

Sientes miedo, no creíste que sería tan complicado.
Sabías lo que harías de memoria, pero no podías.
"Eres un cobarde" oí decirte para luego callar.

Los minutos pasaban y el silencio ya no estaba en calma.
Era un silencio aterrador, un silencio fúnebre.
Y entonces lo supe, lo lograste.

Tus recuerdos ya no te dañarán,
a tus traumas ya no les temerás.
En ese momento lo entendí.

No habías dicho que eras cobarde por no hacerlo,
lo has dicho por eso.
No eras valiente, aún con todo lo que habías vivido.
Eras un cobarde porque a pesar de todo,
nunca lo enfrentaste. Tenías razón.