¿Cómo sería tu vida en Hogwarts? ¿De quién posiblemente podrías enamorarte?
¿Tal vez podría ser del mismísimo niño que vivió? ¿Qué pasaría si fuera uno de los tantos Weasley? ¿O a lo mejor de algún otro chico que asistía a la tan famosa escuela de M...
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Ginny y yo estábamos sentadas en la sala común después de haber terminado nuestra tarea. Estábamos en una de las esquinas menos concurrida a manera en que pudiéramos hablar tranquilamente sin que nadie más escuchara nuestra conversación.
Lentamente la conversación dio un giro en torno al más reciente tema favorito de Ginny. Era como si ella se viera a sí misma como una clase de cupido que estaba destinada a terminar con mi periodo de sequía. Pero yo ya sabía por experiencias pasadas que permitir que Ginny intentará hacerme ir a una cita con alguien era un gran error.
“Oh vamos,” ella se quejó cuando se dio cuenta de que no le estaba prestando atención. “Soy muy buena formando parejas – me la ha dicho cientos de personas. Te prometo que esta vez te emparejare con alguien que vas a amar.”
“¿En serio?” Pregunte con incredulidad a la vez que enarcaba mis cejas. “Nombra a una persona que haya dicho que eres buena emparejando a personas y entonces te creeré.”
“Okay, bien,” ella cedió. “Nadie me ha dicho eso. Pero deja de tratar de distraerme. Viendo que tú no estás dispuesta a darle ni siquiera la hora a Anthony Goldstein, ¿Entonces qué te parece Ernie Macmillan?”
Suspiré sabiendo que ahora ya no había forma alguna de detenerla. Cuando ella comenzaba a hablar de ese tema, no había manera de pararla. Después de todo, ella era hija de quién era.
“¿Ernie Macmillan?” Repetí cautelosamente y observe como una sonrisa comenzaba a formase en su rostro, creyendo que ella finalmente había encontrado a alguien a quien yo no podía rechazar. “No gracias.”
Su sonrisa rápidamente decayó y enarcó las cejas. “¿Has hablado con Ernie alguna vez?”
“¿Lo has hecho tú?”
Ginny asintió con su cabeza un tanto vacilante y después se detuvo, al parecer algo nuevo había llegado a su cabeza. “No estarás pensando todavía en tu ex, ¿O sí?”
“No, por supuesto que no,” insistí a la vez que hacia un leve gesto con mi nariz. “Terminamos hace casi un año, Ginny. Dije que no a Ernie porque no lo veo de esa manera. Y al menos, una de nosotras ha hablado con él, yo sí he tenido algunas conversaciones con él.”
“Bueno, ¿Y entonces quien te gusta?” Ella preguntó pacientemente.
“Es posible que a mí no me guste nadie en estos momentos,” le respondí y eso ocasionó que Ginny pusiera los ojos en blanco y desviara su atención de mí.
Deje salir en mi interior un suspiro lleno de alivio, agradecida de haber sido capaz de no haberle revelado mi secreto durante aquella conversación. Ella se volvería loca si alguna vez descubriera quien me gustaba. Quiero decir, ¿Cómo en el nombre de Merlín se suponía que iba a ser capaz de decirle a Ginny quien me gustaba?
