¿Cómo sería tu vida en Hogwarts? ¿De quién posiblemente podrías enamorarte?
¿Tal vez podría ser del mismísimo niño que vivió? ¿Qué pasaría si fuera uno de los tantos Weasley? ¿O a lo mejor de algún otro chico que asistía a la tan famosa escuela de M...
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Había una regla que todos los jugadores de quidditch tenían que seguir. Dicha regla era desconocida por el resto de la escuela y los únicos que sabían de su existencia eran los mismos jugadores o los amigos de dichos jugadores. Yo caía dentro de la segunda categoría.
La regla consistía en que los jugadores de quidditch tenían que mantener una calificación ‘aceptable’ en cada una de sus clases o de lo contrario eran suspendidos del equipo. No había excepciones. Era una regla seguida por cada uno de los maestros e incluso Snape había suspendido del equipo a Flint cuando a él tan solo le había faltado un acierto para obtener un ‘aceptable’. Slytherin había perdido la copa ese año y Snape nunca permitió que Flint se olvidara de eso.
Si eso le hubiera pasado a alguien del equipo de Gryffindor entonces la profesora McGonagall hubiera sido la menor de las preocupaciones de todos. No, ellos tenían que lidiar con algo mucho peor. Wood hubiera ido directo por sus cabezas.
Era debido a eso que nosotros; Alicia, Lee y yo estábamos sentados en la biblioteca terminando nuestros ensayos. Alicia de alguna manera había creado el balance perfecto entre la escuela, el quidditch y divertirse y como resultado ella siempre era capaz de mantener al menos la calificación de aceptable.
Lee, por otro lado, era una historia completamente diferente. Él batallaba para mantener un balance porque siempre estaba ocupado ayudando a los gemelos Weasley con sus bromas. A pesar de que él no estaba en el equipo de quidditch, la misma regla aplicaba para él ya que si quería seguir siendo el comentarista de los partidos entonces también tenía que recibir ese aceptable de calificación.
Él había sido quien me había pedido que le gritara cada vez que intentara levantarse de su asiento con la intención de no terminar su ensayo. Pero igualmente, él era quien hacía pucheros y se enojaba conmigo cada vez que le decía exactamente lo que él había pedido que le dijera. No era broma. Pero parecía estar funcionando porque en los últimos diez minutos él no había intentado escabullirse ni una sola vez y por como se veía a simple vista su ensayo estaba casi terminado. Por lo que regrese mi atención rápidamente a mi propio ensayo.
Estaba casi finalizando uno de mis párrafos cuando Lee anuncio, “¡He terminado!” después él comenzó a guardar sus cosas frenéticamente en su mochila y cuando termino volteo a vernos a Alicia y a mí. “¿Ahora ya me puedo ir?”
Ambas pusimos nuestros ojos en blanco, pero asentimos de todas maneras. Eso fue todo lo que Lee necesito para tomar lo último que le faltaba entre sus manos y levantarse de su asiento. Se dio media vuelta y prácticamente salió corriendo de la biblioteca dejándonos a Alicia y a mí solas. Regresamos a trabajar en nuestros respectivos ensayos y pronto yo también termine el mío.
“Puedes irte sin mí,” Alicia dijo sin siquiera levantar su mirada para observarme. “Aún me falta mucho para terminar y no tiene caso que te quedes esperando por mí.”
