Capítulo 3: Recorrido por Ciudad playa

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La presencia de aquel niño me había dejado notablemente intrigada. Pero no solo por encontrármelo en sí, sino que su fisonomía era extraña: Poseía un gran mechón blanco en medio de su cabeza, y su piel era extremadamente blanca.
-¿y si es una gema de cristal?- pensé. Un montón de teorías comenzaban a germinarse en mi cabeza, hasta que un grito particular me sacó de mis pensamientos.

-¡La cena está lista!- se escuchó la voz de Vidalia desde debajo de las escaleras.

-¡Voy!- Dije, para luego revisar mi celular: 19:46. Aproximadamente hacía 9 horas que había partido desde Ciudad Imperio hasta llegar aquí, y, aunque quería seguir con mi manía de contar cuántos minutos y segundos exactos habían sido desde mi partida, otro grito se volvió a escuchar:

-¡Le daré tu comida a Cebolla si no te apuras!- Dijo, con un ligero tono de fastidio en su voz.
¿Quién se creía esta mujer para tratarme así? Y...¿Quién demonios era Cebolla?, en fin, finalmente decidí bajar. De todas formas, se había dado la molestia de invitarme a cenar(siendo de que no estaba previsto en el anuncio), así que me aguanté mi molestia y me dispuse a sentarme en la mesa. La rutina no me incomodaría para nada en mis próximas idas a mi habitación, ya que solía dormir en un segundo piso en mi departamento(Bueno, en el de mis padres).

Al llegar abajo, pude divisar a lo que parecía ser Vidalia sentada y... ¿una mancha blanca?, no sabía exactamente lo que era, pero lo averiguaría al sentarme.

-¡Disculpa la rudeza!, olvidé por un momento que eras tú y no Crema Agria- Dijo, con un tono apenado.

-Oh, no se preocup- Corté de golpe mi diálogo al notar quién era esa "mancha blanca". ¡Era el mismísimo niño de antes!, ¿será que era hijo de Vidalia?, ¿¡Vidalia es una encubridora de prófugos espaciales!?

- Creo que me olvidé de presentártelo. Él es mi hijo menor, Cebolla.- Dijo Vidalia, al parecer, percatándose de que me había quedado mirándolo con una cara de espanto.

-muh muh muh muh- Respondió el pequeño, en un lenguaje bastante... raro. Nunca había escuchado algo así antes.

-Dice que es un gusto conocerte, y de que si no te incomodaría pasear un rato con él- Respondió Vidalia, traduciendo, al parecer, lo que el chico había dicho.

-¡oh, si si sí, claro claro!- Dije, sintiéndome algo inquieta, ya que el niño seguía mirándome de forma escalofriante- había olvidado de que tenía dos hijos. A propósito, ¿y su marido?.

-Sigue trabajando como marino. Hoy se queda en vigilancia, pero en general..., a él le gusta más el mar que la tierra firme. Así que, para no complicarnos, viene a dormir dos días a la semana aquí. ¿Magnífico, no?-

-Ah, sí, perfecto. Mientras menos personas conviviendo conmigo, mejor- Dije de forma ingenua, sin darme cuenta que(o por lo que demostraba la expresión que Vidalia había puesto) había sido un comentario bastante raro de mi parte.

Hubo un silencio incómodo por unos cuantos segundos, por lo cual nos dispusimos, simultáneamente, a comer la cena: Puré de papas y croquetas de pollo. Algo simple, pero bastante delicioso.

-Y pues...-volvió a comenzar un diálogo Vidalia, rompiendo el hielo del ambiente- ¿Qué vas a estudiar en la universidad?-

-Oh, pues Licenciatura en Física. No era exactamente lo que quería, pero... era eso o trabajar en algún lugar de comida rápida.

-Ja, te entiendo perfectamente. Ojalá hubiera ido por la primera opción-

Ambas dimos una pequeña risita, mientras "Cebolla" estaba en, al parecer, su propio mundo. Lo investigaría más tarde.

-Pues..., si te soy sincera, este lugar es bastante pacífico, y hasta un poco aburrido...- Dijo, comenzando un monólogo, y teniendo ligeramente sus pupilas arriba, como si estuviera recordando algo- pero cuando vas creciendo, te das cuenta que eso es lo que menos se tiene en la vida, y que tiene un precio innegable... Eso es lo que te termina por enamorar de este lugar-y antes de que pudiera responderle, esta exclamó, con más ánimo, una propuesta- ¡Ya sé!, cebolla te puede dar un pequeño paseo por la ciudad antes de que anochezca.

Me horroricé ante la idea de compartir tiempo a solas con el extraño personaje, pero antes de que rechazara la oferta, el chico ya estaba frente a mi, agarrándome la mano para salir.

-¡Ve!, se divertirán, te lo aseguro. Cebolla cuenta las anécdotas más interesantes que te puedas imaginar-

-No lo dudo- Dije, intentando no ser irónica ante el hecho de que no podría comunicarme con él. Acto seguido, nos aproximamos a salir(ahora por la puerta principal).
La calle estaba prácticamente desierta. Claro, todavía no anochecía, pero al parecer estas personas se acostaban temprano(o eso podía reconocer, ya que... ciertamente no tenía una "vista plena"). En todo caso, era mejor para mi. Realmente no me gustaban las multitudes, o mucho ruido(creo que Ciudad Imperio me había dejado con un ligero trauma).

-Bien, al parecer no hay nadie. ¿Seguro que no es peligro- y antes de que pudiera continuar, Cebolla se dispuso a correr, por lo que intenté seguirle el paso- ¡Bien, bien!, pero no tan rápido.-

Cebolla me empezó a dar un recorrido por lo que era el barrio(o eso asumí yo, ya que mi guía no era muy comunicador que digamos). Luego llegamos a una especie de centro comercial. Se podían divisar algunos puestos de comida(papas fritas, hamburguesas...) y un gran Arcade, a los que seguramente iría después, ya que a esta hora estaban cerrados. Después de eso, recorrimos hasta el otro extremo de la ciudad(que en realidad no era mucho trayecto), hasta llegar a un pequeño auto-lavado, donde, hacia el otro extremo, Cebolla me apuntó un pequeño muelle en lo que a su lado parecía haber una feria y algunos barcos alrededor.

-¿Ahí es donde trabaja tu papá?- Le pregunté al chico, lo cuál él afirmó con su cabeza.

Seguimos caminando hasta llegar(casi) a una colina(donde terminaban de haber edificaciones) con un pequeño faro inactivo, y debajo de este, se descendía por un risco hasta una gran
playa. Aunque la curiosidad me mataba por llegar hasta arriba y explorar lo que había por debajo del risco, Cebolla me había frenado el paso.

-¡Muh Muh, muh muh!- Exclamó, jalándome la punta de mi camisa para apuntarme su celular: Vidalia le había escrito de que era hora de ir volviendo, por lo que dimos media vuelta y nos dispusimos a volver por nuestro recorrido. Quedé bastante inquieta ante aquella colina, ¿por qué estaba sin población alguna, habitándola nada más que ese viejo farol?, ah, qué más da, la razón la descubriría al día siguiente..., cuando tuviese que ir a buscar trabajo.

☆Una investigación tortuosa☆(Steven Universe y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora