Capítulo 1

1.7K 134 31
                                    

Una chica de cabellos rojos caminaba por uno de los bastos campos utilizados para entrenamientos. A pesar de su verdadera utilidad, cuando no había nadie: eran bastante tranquilos y a la joven le traían tantos recuerdos...

Una pequeña de cabellos rojos corría por el campo de entrenamiento del Equipo Minato.

—¡Papá! ¡Papá!— exclamaba la pequeña. Hace rato, ella se había escapado del cuidado de su madre para verlo a él y a su equipo.

El rubio volteó a ver a la traviesa niña correr hacia ellos. Los castaños sonrieron ampliamente y el de pelo plateado miraba aburrido la situación. Una vez la pelirroja allí, se abalanzó a la pierna de su padre, quien casi se cae.

—Hola, papi— saludó la pequeña muy alegre.

—¿Qué dijo tu mamá sobre esto?— preguntó algo molesto con la actitud de la traviesa.

—Ella dijo algo como "¡Vuelve acá pequeña mocosa! Tu padre te regañará si se entera que saliste."— respondió inocentemente su hija.

El rubio simplemente suspiró. La chica se bajó de su pierna y corrió darle un gran abrazo "de oso" (como la menor le decía) a Rin.

—¡Himawari!— exclamó la integrante del equipo Minato.

Se dieron un largo abrazo. Las dos se querían mucho. Himawari la consideraba la hermana mayor que nunca tuvo y Rin también la apreciaba muchísimo, a tal punto, que la veía como su pequeña hermanita. Luego, saltó hacia el abrazo de Obito. Cómo amaba a ese revoltoso y él no se quedaba atrás con esos sentimientos. Por último, saludó tímidamente a Kakashi ya que le daba un poco de miedo.

—Para lo que vine...— exclamó la de orbes azules— ¡Miren lo que inventé!

Estiró su mano, para luego que luego apareciese una chispa de fuego en su mano unos segundos. Para la sorpresa de todos era verdad, a pesar de que ni siquiera se había graduado de la escuela.

—¡¿Y-y-y eso cómo?!— exclamó sorprendido su padre.

—Verás, querido padre...— lanzó una pequeña risita— Me lo enseñó un libro— explicó como si fuera lo más obvio del mundo—¡Itachi también lo sabe hacer!— se excusó. "También Itachi sabe" o "También fue Itachi" se había convertido en la justificación de todas se "malvadas" acciones.

—Ya deja ese justificativo, Himawari. ¡Es increíble! ¡Vieron niños, ese es un jutsu de cambio de naturaleza!

—¡Bravo Hima-chan!— exclamaba, algo celosa, Rin.

-•-

—¡Itachi-kun!— exclamaba entre las calles del Clan Uchiha la niña, después de haberse escapado del cuidado de su padre.

Al llegar al frente de la casa, el pequeño Uchiha se encontraba esperándola.

—Lo siento Hima... No podré jugar contigo...

—¡Yo puedo entrenar contigo! ¡Vamos Itachi vine hasta acá! ¡Me van a regañar feo!— imploró la pequeña.

—Mmm... ¡Padre!—gritó hacia de su casa— ¡Himawari va a entrenar conmigo!

Luego de unos instantes el Padre de Itachi estaba, allí, frente a ella.

—Hola, Padre de Itachi— saludó algo avergonzada ante la severa mirada del hombre.

—¡Hola, Hima-chan!—saludó más alegre (dentro de lo que se podía llamar a alegre en ese patriarca) de lo que la aterrorizada niña había pensado.— ¿Qué te trae por acá?

—Vengo a entrenar con Itachi, señor—respondió más relajada que antes.

—De acuerdo, pasa pequeña.

-•-

—Lo lamento tanto — decía una mujer pelirroja frente a la casa Uchiha.

—No es ningún problema, su hija es una genio, aunque no supere a mi pequeño...—le restó importancia el hombre.

—Eso ya la veremos, de veras— exclamó la mujer mientras sostenía la mano de una pequeña pelirroja quien saludaba a Itachi que estaba detrás de la gran figura de su padre. El de pelo azabache le devolvía el saludo con una gran sonrisa.

Ambos estaban más que contentos por ser la mejor amiga y amigo del otro.

Las Uzumakis se despidieron y se dispusieron a retirarse del barrio del clan. Los rayos de Febo caían y se extendían, anaranjados, haciendo que los cabellos de madre e hija parecieran prenderse fuego. Era una belleza extrañamente encantadora.

—¡No te vuelvas a escapar así!— regañaba la esposa del Cuarto Hokage a su pequeña.

—Está bien, Mami—dijo obedientemente con una hermosa sonrisa que derretiría el corazón de cualquiera. Aunque claramente delataba que la niña no haría caso a ninguna de las palabras de su madre.

Kushina soltó un suspiro que se convirtió en una dulce risa. "Ojalá mi hermosa y pequeña niña nunca cambie", pensó.

La Ninja de las Seis Espadas [Fanfic Naruto] |Kakashi x Lectora|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora