—Hoy sí que me he salvado, Iruka-chan— celebraba la pelirroja con su amigo.
—El Hokage, después de esto, ¿sabes a donde te mandará? A la misión más difícil— decía el castaño con una voz tenebrosa. —¡Por holgazanear!
—¡Oh no!— decía dramáticamente, sacándole un par de risitas a su compañero.— ¡Mi mayor pecado! ¿Cómo me ha descubierto, oh gran Detective Iru-chan?
—¡El "Iru-chan" le saca toda la gracia!— exclamaba entre risas.
—¡Es más gracioso!— le respondió tentada.
Ellos dos se habían convertido en amigos, luego de perder a sus padres. El dolor los había unido en un principio y, con el correr de los años, el apoyo y cariño que se tenían el uno al otro. Era una hermosa amistad pura y con unos cimientos muy fuertes.
En ese momento, había comenzado a amanecer. Usualmente se encontraban, siempre y cuando ella estuviese en la aldea, a disfrutar de la compañía del otro. Alejados de la realidad. Con esa pizca de niñez e inocencia, junto con uno de los mejores espectáculos del mundo y un buen desayuno en la cabeza del padre de la chica.
Los rayos anaranjados comenzaba a cubrir todos los pequeños rincones del pueblo. A su vez, estos resplandecían sobre las figuras de los jóvenes. Como siempre ocurría, el pelo de la chica parecía en llamas mientras ondeaba al son de la brisa. Ambos al sentir el calor en sus rostros, sonrieron ampliamente. A esas alturas de la vida, era una de las pocas cosas de felicidad que le quedaban a esos dos seres heridos. Por lo que siempre se agradecían entre sí la existencia del otro; con ese momento juntos.
—¿Qué te ocurre?— soltó Iruka mientras colocaba su mano sobre la de ella, para sacudirle los pensamientos; interrumpiendo el momento más mágico del día, luego de sentir a la chica tan afligida.
—Nada... sólo un presentimiento.
Él asintió. Sabía perfectamente de qué se trataba. No podría decirle mucho tampoco. Palabras alentadoras no servían en esa ocasión.
—Es Sasuke...— fue desatando un nudo de los millones de hilos que tenían enredados en su corazón. Iruka debía dejar que lentamente lo hiciera ella en vez de apresurarla, para que no terminase enredada con otros hilos. Eso, era algo que había aprendido en los lustros que se había dado el lujo de conocerla.— ¡No sé cómo explicárselo! Es un tema tan complicado. Tendría que hacer una escapada y la verdad es que no sé qué beneficios tendrá para la aldea ni para Sasuke. ¡Quiero lo mejor para él! Le ha tocado el hermano más estúpido del mundo— exclamó entre sollozos al borde de las lágrimas.
Itachi... Era un tema que le estrujaba el corazón de tal manera. Nunca podría perdonarse el hecho de tener el corazón más débil de la aldea. Si hubiera estado en su mejor momento de salud, hubiera planteado las miles ideas que, afloraron en su mente una vez la decisión hecha y el plan realizado. Todo había llegado tan tarde a sus oídos. Siempre se culpaba y el ninja maestro lo sabía.
—Sabes que no es tu culpa...— no quizo decir más, sabía que era un tema demasiado complicado como para decir palabras de manera espontánea.— Lo hecho está hecho. Debes seguir, sé que eres fuerte— soltó lo que pudo mientras acariciaba la suave piel de la mejilla de la chica.
—Gracias Iruka.— Agradeció posicionando su mano sobre la de él.—Tienes razón a veces hay que seguir con la vida no importa lo que pase. Encontraré la mejor manera de hacer mejor el presente.— Soltó un risa amarga. —Creo que todavía me falta mucho que aprender...
El joven simplemente asintió. Al final del amanecer, ambos siempre se sentían un poco mejor; listos para empezar el arduo día.
Un par de horas más tarde, la chica estaba frente a la Academia para recibir a sus dos grandes campeones, sin embargo, de repente, un águila cayó en picada en su hombro. ¿Qué significaba eso? Sabía que era un mensajero, mas ninguna pista prendía una lamparita en su cerebro. Miró a la imponente ave, desconfiada, y cuidadosamente desató el papel de la pata del animal. Se alejó un poco de aquel lugar tan transitado, para poder analizar el contenido de la manera más segura. Le afligía un poco no poder recibir a sus niños con un gran abrazo, pero de cierta manera ese papel tenía algo importante. ¿Podría comunicárselo al Hokage de ser un emergencia? Al ver el código encriptado, supo quién era. No era una buena señal. Lo tradujo cuidadosamente ya que no recordaba del todo aquella vieja escritura. Si se habrían pasado horas de niños escribiendo el meticuloso "alfabeto".
El Kage en ese momento no era opción, así que optó por su más fiel compañero, su mano derecha. Debía tomar una decisión con inmediatez y quién más preparado que él.
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La Ninja de las Seis Espadas [Fanfic Naruto] |Kakashi x Lectora|
Hayran KurguSer la hija del cuarto Hokage y una Uzumaki ha sido un torbellino de emociones para la primogénita de la joven pareja. Los amó, ama y amará siempre, aunque no estén con ella. A pesar de tener muchas heridas en el pecho, crecerá para convertirse en u...