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Ese día Finn llegó a la escuela con una expresión más alegre de la normal, estaba más feliz que en la mayoría de sus otros días y enserio se le veía realmente entusiasmado, corrió por los pasillos con una pequeña caja de chocolates con maní hechos por su madre el día anterior, le encantaban, sabía apreciar el sabor de aquellos manjares de dios y deseaba compartirlos con la chica de cabello rojizo que sabía, estaba enfadada con él.

Al llegar a un lado de la mencionada, ésta se encontraba en los casilleros revisando algo en su teléfono celular mientras mantenía su mano libre en uno de los bolsillos de su gran hoodie gris, debajo de este tenía una bonita blusa blanca con florecitas beige, y llevaba unos jeans de un amarillo pálido, se veía muy bonita, y pensar en esto hizo sonreír aún más ampliamente al pálido ruloso.

—Disculpa, Cherry, ¿Puedo hablar contigo?

La expresión llena de calma de la chica cambió rápidamente, se veía seria y fría, le dirigió la mirada y levantó una de sus cejas, dándole entender a Wolfhard que lo estaba escuchando y que siguiera hablando.

—Te quería pedir disculpas por lo del otro día, enserio no quería que lo del jugo pasara— dijo con una sonrisa tímida pasándose una mano por la nuca. —Pero te traje esto que hizo mi mamá para compensarte.

Le extendió la caja y la chica la miró con desconfianza, ahora metiendo su otra mano junto con su celular al otro bolsillo de su hoodie.

—¿Qué es?

—Unos chocolates...

Cherry sonrió de lado, tomó la caja con un poco más de emoción y la abrió, oliendo el chocolate y teniendo una sensación de que su rostro le picaba.

—Oh, creo que no... No, Finn, no puedo comer esto.

Lo alejó de su rostro devolviéndole la caja al pelinegro mientras se tocaba la cara esperando no obtener una reacción alérgica al haber tenido contacto con aquel dulce que olía a maní, el fruto seco que consideraba su peor enemigo, pues podía matarla apenas lo consumiera.

—Oh, ¿P-Por qué? No te gus-

—Finn, ¡soy alérgica al maní!

El chico quedó estupefacto ante esta información, genial, la había cagado una vez más, ahora Cherry no le hablaría nunca más, ahora de forma definitiva.

—L-Lo siento, no sabía eso... Y-Yo no quería, ah...— Se rascó la nuca hecho un manojo de nervios, siempre se la pasaba arruinando todo, ahora podría prácticamente haberla matado haciéndola comer algo que le provocaba alergia, y sabía de eso, su hermano había sufrido de estas cuando ambos estaban más pequeños, y sabía lo jodido que era, "¿tan inútil eres, Wolfhard? ¿enserio tienes que arruinar todo siempre?" pensó y se alejó unos centímetros de la chica con la caja en manos, suspiró y bajó la mirada bastante avergonzado.

—Oh, bueno, no es tu culpa... sólo... Aleja eso de mí— Bonner rió levemente nerviosa, no quería morir, claro, pero Finn se veía realmente afectado por su error, y ella se estaba empezando a sentir un poco mal por eso.

Cuando menos se lo esperó, Wolfhard se alejó casi corriendo de ella, aun con la expresión avergonzada en su rostro, Cherry suspiró y se fue por el otro lado, algo triste y extrañada.

•••

La pelirroja tenía nuevamente clases con Finn, verlo sentado con la mirada fija en el cuaderno le recordó que enserio debían empezar el trabajo de español para poder librarse de aquella responsabilidad lo más pronto posible, cuando sonó la campana se levantó de su pupitre y se acercó a él con una sonrisa incómoda.

—Hey, Finn, tenemos que empezar a organizarnos para hacer el trabajo de español... ¿Recuerdas?

—Ah, sí, yo... tengo que hacer algo.

El ruloso se levantó de su pupitre y así sin más se fue del salón, dejándola con las palabras en la boca y aún más desconcertada y decepcionada que antes, ¿por qué se sentía tan mal ante el rechazo de Wolfhard?

•••

Cherry caminaba felizmente a pasar su último recreo en la cafetería, vio a un ruloso realmente alto y pálido sentado sólo en una gran mesa, no le era sorprendente pues era un chico muy solitario, quizás no intencionalmente, pero si se la pasaba consigo mismo, la chica suspiró y se acercó a él una vez más, nunca creyó que estaría tan preocupada y concentrada por estar cerca del pelinegro, y aquello le desconcertaba, ¿no se suponía que le irritaba y hasta cierto punto le odiaba?

—Hey, Finn, ¿todo bien? Por alguna razón siento que me estás evitando, heh, quizás estoy paranoica.

Tantas palabras en una oración dedicada a Wolfhard, "vaya, Cherry, ¿desde cuándo lo soportas?" pensó mientras miraba sus propios dedos golpeteando la mesa con incomodidad, no sabía por qué hacía eso, no se entendía a sí misma ni lo raro que era lo que estaba sintiendo.

—Oh, no es eso... Uhm, estoy algo ocupado Cherry, ¿Podrías...?

El ruloso desvió su mirada con un nerviosismo notable, la chica sólo suspiró asintiendo y se levantó yéndose con vergüenza de la cafetería.

¿Qué demonios le había picado a Wolfhard? ¿Qué tenía ella? ¿Por qué le estaba afectando de esta manera el chico rarito?

Miró su carcasa transparente con patrón de cerezas de distintos tamaños y tonalidades de rojo, buscando una respuesta en los dibujos de frutos rojos, ¿Qué podía hacer para dejar de sentirse así? Esta extraña necesidad de tener al chico molestandole, era casi como si lo extrañara, ¿Pero por qué extrañarías algo así?

Quizás en el fondo le agradaba lo empalagoso y ocurrente que podía llegar a ser el chico, lo irritante aveces podía llegar a ser tierno, quizás le gustaba aquella atención que recibía por parte del ruloso.

Quizás sólo actuaba como un idiota, y en realidad era todo lo contrario, o solo era su forma de ser.

Cherry carraspeó intentando aclarar sus pensamientos, "Dios, ¿Qué me está pasando?", sólo se quería ir a casa, quería correr y correr para lograr entender por qué ahora sin más su cerebro le daba una respuesta que no quería aceptar.

Pensó y pensó, dio vueltas y vueltas en su mente, y finalmente llegó a una conclusión.

Si le dolía que Finn la ignorara, porque él sólo quería ser su amigo y ella sólo le mostraba rechazo y más rechazo, era tan negativa y cerrada, que realmente no quería relacionarse con él solo por ser un rarito, pero luego de haber pasado unas cuantas horas cerca de él e incluso interactuando con el ruloso, se dio cuenta de que realmente el chico si era agradable y definitivamente quería que Finn formara parte de su vida.

𝑠𝑢𝑔𝑎𝑟 ; 𝑓𝑖𝑛𝑛 𝑤𝑜𝑙𝑓ℎ𝑎𝑟𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora