3: Maldita borrachera

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CAPÍTULO 3: Maldita borrachera

A los chicos el cóctel les afectó más de lo que esperaban. Antes de que se dieran cuenta ya le estaban pidiendo a Aria más bebidas, ella se negó rotundamente y los mandó a tomar el aire. Pero ellos eran One Direction y rápidamente consiguieron una botella de vodka, tan rápido como la consiguieron la acabaron.

Ya eran las tres en punto y la gente se estaba empezado a irse, algunos a casa y otros a otras fiestas. Aria acabó antes de tiempo su turno ya que se quedaron sin bebida.

Tenía que quedarse hasta que se fuera todo el mundo ya que ella era la que tenía las llaves del local y era la encargada de cerrarlo. Decidió ayudar a recoger a sus compañeros, entre todos acabaron a las tres y media de limpiar y recoger. Eran reglas de la empresa, todo tenía que estar limpio por la mañana. Se despidió de todos. Solo quedaba ella. Salió y cerró la puerta con llave.

Se iba a ir cuando oyó muchas risas provenientes de los jardines de atrás. Se acercó sigilosamente allí y su mandíbula rozó el suelo cuando vio a los cinco chicos bebiendo, cantando, saltando y corriendo de un lado a otro prácticamente en pelotas.

-¡La madre que os parió! ¿Qué coño hacéis en calzoncillos?- chilló histérica.

-¡Veeeeeen aquí Aria, baila con nosotros! ¡Que tú lo sabes hacer muuuuuuuuy bien!- le dijo Liam.

-Oh, mierda mierda mierda... ¿Ahora que se supone que tengo que hacer?- se preguntó a sí misma en alto.

-¡Si quieres tú también te puedes quitar la ropa!- le dijo Niall.

-¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!- gritó Harry. Sin prestarles mucha atención les propinó una merecida colleja a cada uno. Se le ocurrió una idea.

-Venga, coged vuestras cosas y vamos a dentro, que estamos en pleno invierno.

-Quedémonos un rato más, yo no tengo frío

-¡Louis estás temblando!- ninguno le hizo caso, cada uno siguió con lo que estaba haciendo- ¡¡Os he dicho que cojáis vuestras cosas y que me sigáis!!- esta vez lo gritó con un tono de voz que podría convertir al ser más indefenso en el más temido.

Recogieron sus cosas con ayuda de Aria y la siguieron. Abrió otra vez la puerta y los dirigió a la cocina.

-Sentaros en aquellas sillas. No, mejor en el suelo, así no correréis el riesgo de caeros.

Le hicieron caso sin rechistar.

-Os voy a preparar algo de comer, a ver si se os baja un poco la borrachera.

Se descalzó y abrió la nevera, cogió lo primero sólido que encontró, tenía bastante experiencia con las borracheras gracias a su querido padre, al que tuvo que aguantar hasta los dieciséis. También sacó una jarra de agua y unas cuantas coca-colas. Sabía que la mejor solución era que vomitaran, pero no aguantaría a cinco hombres echando toda la comida que habían ingerido a la vez.

-Tomad toda el agua que podáis mientras hago estas hamburguesas.

Se recogió el pelo en una coleta y se puso manos a la obra. Cuando acabó de cocinar encontró a los cinco durmiendo plácidamente unos sobre los otros medio desnudos. Estaban muy tiernos, sacó su móvil y les sacó una foto, después ya vería que haría con ella.

Encontró una botella medio-vacía de champagne y la cogió. Se sentó encima de la encimera, cogió una hamburguesa y le fue dando pequeños mordiscos mientras tomaba algún trago de champagne directamente de la botella. No estaba a tomar bebidas tan delicadas a su paladar, esa botella debía valer cientos de libras. Desechó la idea de vendarla, no creía que hubiera mucha gente en su círculo de amigos al que le pudiera vender esa botella.

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