Mañana de sábado
Louis estaba teniendo problemas con su estúpida bicicleta en la puerta de la cafetería. Esa que está a la vuelta del bar de siempre, que tiene descuento en lattes y capuchinos los fines de semana y sirven los cupcakes con confites de pistacho. Eran una rareza, esos cupcakes, casi una reliquia solía pensar Louis, valían hacer todas esas cuadras en dirección contraria a la universidad.
Volviendo a la estúpida bicicleta; se le había salido la cadena y cuando Louis la volvió a poner en su lugar, quedó mal y se atoró. No sabe cómo pasó, pero pasó. Su pecho se desinfló en un gran, pesado suspiro. Eran las nueve de la mañana y ya había comenzado a estresarse.
Genial.
Cómo si Louis no hubiera arrancado el día lo suficientemente mal ya.
Estaba llegando tarde a clase porque su celular de mierda no había sonado, la alarma nunca sonó y se quedó dormido. (Louis odiaba muchas cosas, tener clase los sábados a la mañana encabezaba la larga lista). Pero antes de salir disparado a clase tenía que comprarse un café como todas las mañanas. Tenía que hacerlo. Louis es gran creyente de que el día arranca recién después de un buen café.
Louis estudia en la Universidad Nacional de las Artes.
Suena importante.
Lo es.
Prestigiosa entre el resto de las universidades del país y ocupa un lugar en el top diez de las mejores— de arte claro— en todo el mundo. Louis es buen estudiante. De hecho, de los mejores de su clase. Para él es el mejor, cero modestia. No ocupa el lugar más alto del podio simplemente por su talento innato como artista, sino que Louis se rompe el culo para ser quien es y trabajar con la calidad con la que se desempeña. Trabaja durísimo; investiga, lee, practica, practica y practica.
Y practica.
No porque sea malo, sino porque puede ser perfecto.
Pasa horas sentado frente a lienzos, empieza de cero, borra, corrige y vuelve a comenzar. Pasa por todos los números de pinceles, sigue técnicas al pie de la letra, se esmera en igualarlas a la perfección. En hacerles honor. Cambia de posición frente a la obra, mueve el banquito en el que se sienta, se desviste sí así lo requiriera la pintura en la que trabaja.
Muchas cosas para Louis no tienen importancia. Su carrera justamente no es una de ellas. A decir verdad, es lo único que le importa. Licenciatura en Artes Visuales con orientación en Dibujo, Pintura, Escultura, Grabado y Arte Impreso y Digitalización de Imágenes. Es lo que estudia.
Suena importante.
Para Louis lo es.
Ha estado yendo a clase por los últimos cuatro años, tres veces por semana. (Y los sábados pero solo por el primer cuatrimestre. Gracias a Dios). Le quedan cinco materias y termina, se recibe.
No se centra en el hecho de que le quedan un par de materias y se recibe. Le dan el título. Adiós universidad. Muchas gracias pero no te quiero volver a ver. En cambio, se concentra en lo que tiene que hacer para la próxima clase, en el material que tiene que leer, en el archivo PDF que tiene que descargar, en el proyecto de fin de año que tiene que comenzar a preparar. Tiene otras cosas en las que preocuparse. Se podría decir que Louis tiene claras sus prioridades.
Una de ellas es ir a clase. Clase a la que iba tarde, encima en el apuro por salir se olvidó la mitad de las cosas (cosas que precisamente no iba a necesitar para la clase a la que estaba yendo, pero eran cosas que Louis necesitaba tener en todo momento, cómo su libreta de sketches y su lata de lápices), y ahora se le había roto la bicicleta. Y era sábado a la mañana y el preferiría estar durmiendo porque odia ir a clase los sábados a la mañana.
Bueno.
Se entiende.
"¡Chico pintura!". Alguien exclamó cruzando la calle y caminando hacia él.
Louis levantó la cabeza de la bicicleta un poco para ver qué había sido aquello, pero fue más como un acto reflejo cuando uno escucha que alguien grita, y enseguida volvió su atención a su bicicleta rota. Estúpida bicicleta rota*.
Iba a saludarlo, tal vez desearle buenos días, decirle que era una sorpresa volver a cruzárselo, hacer algún comentario con respecto al frío de la mañana. Pero en cambio, al acercarse y verlo luchar con los pedales de la bicicleta Harry preguntó, "¿Tenes algún problema?".
"¿Qué parece?". Escupió amargo, su mirada fija en sus dedos tratando de arreglar la cadena.
"¿Querés mi ayuda o no?". A Harry no le importaba la actitud histérica del chico, pero él también tenía una vida y un lugar al que tenía que llegar en los próximos veinte minutos.
"Se atoró". Louis dijo entre dientes, su sangre estaba casi que hervía. Odiaba llegar tarde. Odiaba a los que llegan tarde. Es— sin ánimos de exagerar— una falta de respeto.
"Sí. Eso es lo que parece". Intrigado Harry comenzó a estudiar un poco la cadena de la bicicleta cuando sorpresivamente oyó al chico resoplar una risa.
En cuestión de minutos (por suerte) y un par de tirones a la cadena por parte de Harry, lograron que se desatorara y se solucionara el problema. Louis rápidamente se dispuso a agarrar sus cosas que había debajo en la vereda para marcharse e ir a clase de una vez.
"Gracias". Dijo rápidamente mientras acomodaba todo y se fijaba a su alrededor que no se estuviera olvidando de nada. "Nos vemos". Se subió a la bicicleta haciendo que sus jeans se levantaran un poco y permitieran que unos afilados tobillos vieran la luz del sol matutino. Se empujó del cordón de la vereda con un pie y pedaleó hasta desaparecer rápidamente entre las calles algo desoladas de la ciudad.
Antes de seguir con su vida y su camino hacia la inesperada reunión que surgió en el trabajo, Harry pensó— le pareció— que aquel chico aún sin nombre parecía no recordar haberlo conocido.
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The Moon Can Love The Sun (I know it thanks to you)
Fanfic"... 𝒆𝒕 𝒔𝒂𝒄𝒉𝒆𝒔 𝒍𝒆 𝒃𝒊𝒆𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒍𝒖𝒔 𝒋'𝒚 𝒓𝒆𝒇𝒍𝒆𝒄𝒉𝒊𝒔 𝒑𝒍𝒖𝒔 𝒋𝒆 𝒔𝒆𝒏𝒔 𝒒𝒖'𝒊𝒍 𝒏'𝒚 𝒂 𝒓𝒊𝒆𝒏 𝒅𝒆 𝒑𝒍𝒖𝒔 𝒓𝒆𝒆𝒍𝒍𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕 𝒂𝒓𝒕𝒊𝒔𝒕𝒊𝒒𝒖𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒅'𝒂𝒊𝒎𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒔 𝒈𝒆𝒏𝒔". Lettre 682 de Vincent à s...