XVI

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Pero ese no fue el caso. Los mensajes no dejaron de llegar.

Llegó a un punto en el que eran las cinco de la tarde con aroma a café en la habitación, o era de mediodía y estaba almorzando ensalada en el trabajo con su cuñado y otros colegas, o eran las diez de la noche y estaba descalzo sentado como indiecito en el sillón acompañado por algo random que había puesto en la televisión y una copa de vino tinto y Harry sacaba su celular del bolsillo o lo agarraba de la mesa y le escribía a Louis. Hundía las yemas de sus dedos en la pantalla, redactaba oraciones y las enviaba a ese contacto en especial.

La cosa- al menos para Harry- era la siguiente: Louis podía jugar a todos los juegos que quisiera; podía fingir que no recordaba la cara de Harry o su nombre las primeras semanas que se habían encontrado casualmente en la calle o en el bar; podía llamarlo Henry sabiendo que ese no era su nombre real; podía mirarlo a los ojos con tanto descaro y juicio por un simple momento y luego ignorar su mirada por siempre; podía no hablarle ni responder a lo que Harry le dijera.

De acuerdo.

Perfecto.

Pero había sido él quién se metió en la situación y empujó a ese tipo en el bar la otra noche y le salvó el culo a Harry de una probablemente terrible paliza, y ahora estaba viendo sus estados de WhatsApp. Y no solo un estado, unos cuantos.

Entonces, Harry llegó a la conclusión de que estaba interesado. Louis estaba- aunque fuera un muy pequeño, diminuto poquito- interesado en Harry pero por alguna razón jugaba a ignorarlo. Y a Harry eso le parecía... entretenido.

Era como un juego que a Harry no le importaba mucho. Él solo quería... Mmh... no sabía qué quería sacar de todo esto. Ni siquiera estaba seguro de si quería algo en absoluto. Simplemente estaba atraído por Louis. (¿Quién no lo estaría?) Y ahora más que nunca estaba intrigado, ahora que ellos habían intercambiado palabras de verdad y que Louis sabía de la existencia de Harry, más o menos. Ahora que Louis le había enseñado su beso.

Había estado deseando hablar con él y llegar a conocerlo o al menos saber su nombre durante tantas noches de sábado que ahora que el Universo le había sonreído y de hecho tenía el número de teléfono de aquel misterioso pintor, bueno, tenía que usarlo.

¿Cierto?

E incluso si ese no fuera el caso, incluso si Louis verdaderamente no estuviera interesado en él, entonces, bueno, en primer lugar sería una pena, por supuesto. Pero en segundo lugar, no habría causado ningún tipo de daño. Solo eran mensajes. Y ni siquiera de doble sentido, no iba por ahí la cosa.

Harry le mandaba a Louis los mensajes más random.

Por ejemplo, le recomendaba películas.

"acabo de ver john wick, me encantó. 9/10 recomiendo H x". 19:27

"están pasando 'It' en el canal 228. Asumiendo que te gustan las películas de terror, de nada 23:32

es la versión nueva, la vieja es super aburrida H". 23:33


A veces le mandaba un chiste de la nada. Louis fruncía el ceño frente a la pantalla del celular mientras leía y resoplaba una risa incrédula de lo malo que era el chiste.

"qué le dice una impresora a otra? 14:52

esa hoja es tuya o es impresión mía? H". 14:57


A veces Harry le mandaba foto de promociones que le daban en la calle de una nueva hamburguesería la cual estaba ofreciendo las primeras órdenes gratis. Harry pensaba que era una excelente idea de marketing, Louis ni siquiera había leído el mensaje.

The Moon Can Love The Sun (I know it thanks to you)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora