prefacio

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Ahí había terminado la vida para alguien que no la vivió, tirado cuál vil animal entre matorrales, sangre y hormigas.

Mientras echa una última mirada hacia el nublado cielo, su corazón anhela nuevamente ver el brillo que tanto amo. En un último suspiro, pide ayuda, y así, bajo la llovizna matutina, su latir se detiene.

300 soles deben ocultarse antes de que un ser se arrodille por fin frente a él.
La luna y el sol se detienen, la lluvia comienza a subir y su pecho comienza moverse.






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YpothermíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora