Honorables Intenciones

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Hermione desayunaba en el jardín de la Mansión Malfoy, huevos revueltos con tocino, café y jugo de calabaza.

Al terminar tomó *El profeta* y leía plácidamente un reportaje sobre los mejores equipos de Quidditch del mundo mágico y para completar la nota periodística, habían entrevistas a los mejores jugadores.

Se alegró mucho al leer las biografías deportivas de sus ex compañeros Griffindor, tales como Ginny Weasley, Si bien era cierto, su amistad era inexistente, no le quitaba lo buena jugadora que era.

Cornan MCLaggen, el manos largas de Howarts había cambiado mucho, era apuesto y hacia suspirar a más de una.

Leyó las entrevistas de casi 10 jugadores, y al final encontró a Víctor Krum, tan entretenida estaba que no notó la mirada ceñuda de cierto rubio, que hervía de celos por el búlgaro.

Y en un afán por demostrarle a Hermione, que ella era suya, tomó una silla y se sentó junto a ella pasando sus brazos y rodeando su cintura.

Hermione se asustó por la intromisión del rubio, y sin girar a mirarlo, se puso de pie y girando sobre sus talones, dobló el periódico y le cayó a chilicuaso limpio, dejando aturdido a Draco.

– ¡EPA! – ¿Qué te pasa? – gritó asustado Draco – ¿Por qué me pegas?

– Te parece justo asustarme así – gritó Hermione – estaba leyendo El profeta – no me pareció educado de tu parte.

– Yo soy un patán – bufó Draco – ya deberías saberlo.

– Pues deberías cambiar – Hermione refutó – recuerda que eres el ejemplo de tu hijo.

– Scorpius es aún muy pequeño – respondió Draco – alzándose de hombros – además también te tiene a ti.

– Sí, pero tú eres su padre – contestó Hermione – yo solo soy su amiga.

– ¿Amiga? – preguntó Draco – en tono irónico y burlón.

Una amiga a quien le dice – ¡Mami! – no lo creo. No tapes el sol con un dedo. Te reto a que le aclares las cosas a Scorpius.

En ese momento Narcisa entraba con el niño al jardín.

– ¡Mami! ¡Mami! – gritaba emocionado el pequeño rubio a Hermione – abriendo sus pequeños bracitos.

– Mi bebé hermoso – respondió Hermione recibiendo el abrazó gustosa de Scorp.

– ¿Y bien? – preguntó el rubio impaciente – mirando a Hermione.

Scorpius, Mami Hermione tiene algo que decirte.

Scorpius se separó un poco de Hermione, mirándola atentamente, en espera de su comentario a las palabras de su padre.

Hermione respiraba nerviosa, mientras buscaba las palabras correctas para explicarle mejor las cosas a su pequeño rubio.

Tomó en brazos al niño y lo sentó en sus piernas, girando lo al lado izquierdo, mientras cogía sus pequeñas manos.

– Mami – ¿Qué pata? – preguntó Scorp con su media lengua. – ¿Etas tiste?

Yo quelo muto mami, tú eles potante pala mi y papi.

Las tiernas palabras de Scorpius calaron en el corazón de Hermione, quien soltó una traicionera lágrima, que rodó a lo largo de su mejilla.

Draco se dio cuenta e iba a limpiarla con sus dedos, pero Scorp se paró rápidamente y se la limpió, para luego colgarse de su cuello y reposar su cabecita en el hombro de su mamá.

Para Scorpius, Hermione era su mamá, la única que conocía, ya que Desire, su verdadera madre murió cuando él nació.

Su pequeña mente infantil, le gritaba en pequeños recuerdos, que Hermione era su Mamá.

Narcisa que escuchaba atenta la conversación de los jóvenes, se perdió por un momento en sus recuerdos.

Flash back

Narcisa estaba sentada en el salón con su nieto sentado en sus piernas, dándole trocitos de fruta. Mientras le cantaba una nana.

Hermione asomó su cabeza por la puerta, aún le daba pena acercarse a la matriarca Malfoy.

– Pasa Hermione – respondió Cissa – no te quedes ahí – ven a conocer a mi segundo amor.

– ¿Su segundo amor? – preguntó la castaña – no será el tercero.

– No, mi niña – contestó Cissa – mi primer amor es Draco – no deberías contar a Lucius – el fue mi marido, nada más.

Hermione la miraba sorprendida, pero no sé atrevió a preguntar nada, no quería que la tomase por insolente.

– ¿Puedes ayudarme con Scorp por favor? – pidió Cissa – tengo que ir a cerciorarme que la cena ya esté lista.

– Sí claro – aceptó Herms – tomando al bebé en brazos.

Narcisa miraba la escena perpleja, ya que Scorp era huraño con los extraños y lloraba con facilidad,  cuando alguien ajeno a la familia lo cargaba.

El niño miró detenidamente a Hermione y metió sus manitos dentro de su cabello esponjado y jalando uno de sus rizos, lo acercó a su nariz y sonrió.

Así paso el resto de la tarde, hasta que se durmió en sus brazos.

Scorpius contaba con 18 meses, apenas decía papá, Lete y a Narcisa la llamaba Bela.

Narcisa le repetía constantemente la palabra – mamá – esperaba que su nieto la llamará así algún día.

El pequeño rubio tenía su propia recámara, adornada con los colores de Slytherins, y pequeños stickers de Quidditch.

La Habitación de Hermione estaba justo enfrente de la habitación de Scorp.

Hermione a pesar de estar curada, aún tenía pesadillas del accidente que sufrió tiempo atrás.

Y se levantaba de madrugada, para poder dormir, bajaba a las cocinas por un vaso de leche tibia, pero esa noche al subir las escaleras, escuchó un sollozo proveniente de la recámara del bebé.

Al abrir la puerta, se encontró con unos brillantes ojos grises, apenas iluminados por una pequeña lámpara a lado de la camacuna, color verde. Y escuchó por segunda vez aquel sollozo lastimero de hace un rato.

— Scorp... Bebe hermoso ¿Por qué lloras? — preguntó Hermione — acercándose con cuidado para no asustar al pequeño rubio.

Scorp levantó su dedito señalando un punto entre el velador y el closet.

Hermione se acercó y dijo — ¡lumus! Su varita se encendió con una tenue luz,  pero por más que tocó las paredes no hallo nada extraño.

— No hay nada Scorp — respondió Hermione no tengas miedo — vamos duérmete.

Se arrodilló junto a la cuna y lo ayudó a recostarse de nuevo, acariciando su espalda para tranquilizarlo, pero Scorp no se dormía.

Hermione se levantó y trató de huir despacio de la habitación, para que el bebé se durmiera, pero Scorp se paro y la llamó de la única manera que su corazón le gritaba — ¡mamá!

Al oír esa palabra Hermione se derritió y volteó a mirar al pequeño rubio con una sonrisa, lo tomó en brazos y se lo llevó a su recámara.

Fin del Flash back

Cissa suspiraba resignada, tanto enseñarle a su nieto, para que le diga mamá y terminó llamando Mamá a la novia de su hijo.

– No estreses a Hermione, Draco por favor – aseveró Narcisa con un ápice de molestia.

– Pero mamá – refunfuño Draco no la defiendas – tú no has oído lo que me dijo hace un momento.

En ese momento Hermione se levantó con Scorpius en sus brazos y dijo – Si me disculpan me voy a mi recamara a jugar con "MI HIJO". 

Draco ya no pudo decir nada, así que solo la vio alejarse.


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