La travesura de Scorpius

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Era un sábado por la noche y  Draco llegó a la mansión muy tarde con breves signos de haber ingerido licor, se lo veía contento.

Entró a su habitación para ducharse, pero su cuerpo le pedía amor y compañía, así que vistió su pantalón de pijama y con varita en mano se encaminó hasta la habitación de su castaña.

— Alohomora — susurró el rubio y la puerta de la recámara de Hermione se abrió silenciosamente.

Se desnudó con magia, levantó las sábanas que cubrían el cuerpo curvilíneo que tanto deseaba poseer en este momento.

Tomó su varita y colocó el hechizo muffliato en la habitación para poder disfrutar juntos sin ser interrumpidos por nadie.

Hermione dormía plácidamente en su cama, cuando sintió una boca deliciosa que devoraba sus labios, la castaña abrió la boca lo que le permitió a Draco introducir su lengua para recorrer su cavidad con sed y ansía.

Luego fue bajando por su cuello regando besos húmedos, hasta llegar a sus pechos lamiendo con hambre cada pezón, para ir en un camino de besos hasta su centro caliente ya dispuesto para él.

Draco lamía con devoción su clitoris causando tal excitación en Hermione que se despertó de su placentero sueño removiendose excitada lo que la llevó a soltar un fuerte gritó de placer que  le dio al rubio la pauta para acomodar su miembro en su entrada y adentrarse de una sola estocada.

Acomodaba el cuerpo de Hermione para introducirse más adentro de ella, levantando su cadera y dando estocadas cada vez más rápidas y desesperadas, hasta que su miembro derramó si simiente en ella.

Salio del cuerpo de su mujer y se acostó a su lado arrastrándola de tal manera que la castaña quedó dormida sobre su pecho. Y así amanecieron.

Aún no salía el sol de la mañana cuando un leve sollozo se escuchó en el pasillo de la mansión acompañado de unos pacitos infantiles conocidos

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Aún no salía el sol de la mañana cuando un leve sollozo se escuchó en el pasillo de la mansión acompañado de unos pacitos infantiles conocidos.

Era Scorpius de 4 años asustado buscando el refugio de su mamá, después de una terrible pesadilla que se reptetia cada cierto tiempo.

Pero por más que tocaba la puerta nadie le abría, así que cansado se acomodó en la alfombra y se quedó dormido.

Hermione abrió los ojos pesadamente, no quería despertar, aún estaba cansada por la mala noche gloriosa que disfruto con su novio, pero ella notó algo extraño

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Hermione abrió los ojos pesadamente, no quería despertar, aún estaba cansada por la mala noche gloriosa que disfruto con su novio, pero ella notó algo extraño.

Su bebé rubio no compartía la cama con ellos como todas las mañanas,  el día estaba muy callado y eso la ponía muy nerviosa.

Se levantó cuidadosamente para no despertar a Draco y al abrir la puerta se encontró a su pequeño rubio dormido, lo tomó en brazos y lo acomodó en la cama junto a ellos.

Acariciando el suave cabello infantil de Scorpius se quedó dormida otra vez.

— Familia Buenas tardes — saludó Blaise entrando por la chimenea de la mansión Malfoy Granger ¿Qué hay de almorzar?

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— Familia Buenas tardes — saludó Blaise entrando por la chimenea de la mansión Malfoy Granger ¿Qué hay de almorzar?

— Aún no preparamos el almuerzo — respondió Narcisa mientras bebía su té y leía el profeta.

Draco y su novia aún están durmiendo junto a Scorpius.

— ¿Cómo? — preguntó el moreno — si son más de las 12 PM y yo le prometí a Scorpius llevarlo a pasear.

— Pues tendrás que regresar más tarde o despertarlos — aseveró Narcisa, pero se arrepintió al momento — sabía de antemano que Blaise era loco y no media sus acciones.

De un momento a otro desapareció de su vista, así que desesperada llamó a su elfo de confianza, para evitar una tragedia.

¡Stuart! ¡Stuart!

— ¿La ama Narcisa llamó a Stuart? — preguntó el viejo elfo ¿Necesita algo?

— Corre a despertar a Draco y dile que Blaise está aquí en la casa y viene a buscar a Scorpius — pidió Narcisa preocupada.

Stuart desapareció y apareció en la habitación de Hermione.

— Amo Draco, el amo Blaise lo está buscando — dijo el elfo y ya viene en camino. Al poco rato se oyeron dos golpes en la puerta.

— Draquis ábreme — dijo el moreno o quieres que sople tan fuerte que te eché abajo la puerta.

Los gritos de Blaise levantaron a Hermione, la castaña se puso de pie y se dirigió al baño para cambiarse.

— No seas payaso Blaise, ¿Que ahora te crees el lobo?  — preguntó Draco irritado por ser despertado tan abruptamente.

Scorpius también se despertó y sentándose en la cama río por el comentario de su padre, cerro sus ojitos y al poco tiempo se oyó un extraño aullido fuera de la puerta.

Draco lo oyó, pero pensó que sería algún animal fuera de la mansión, luego iría a investigar.

Tomó su varita para cambiarse con magia, e hizo lo mismo con Scorpius.

— Ya cambié a Scorpius — dijo Draco te esperamos en el salón y bajo con el bebé en los brazos.

Al bajar se encontró a Narcisa más blanca que la nieve y a Blaise mostrando fieramente los colmillos con claras intenciones de morderla.

Scorpius aplaudía emocionado y aullaba igual que su padrino.

Hermione se sorprendió al ver a Blaise convertido en un lycan, mientras bajaba las escaleras

— Así que fuiste tú ¿Quién hechizo al mentecato de Blaise? — pregúnto Draco pues ahora tendremos que revertir el hechizo.

— Pero ¿Cómo harás eso? — preguntó Herms — si Scorpius no controla su magia y no habla bien para que lo haga.

— Hagan algo por Merlín — susurraba asustada Narcisa — o la fiera nos comerá.

— Scorpius regresa a tu padrino ¡Por favor! — ordenó su padre.

Blaise se encontraba sentado limpiándose con la lengua sus partes nobles siendo observado por todos en el salón y causando la burla de los presentes.

— ¿O mejor lo dejamos así? — preguntó jocoso el rubio.

— Draco ¡Por favor! — pidió su madre — como a ti no te mira como su comida.

Scorp miró a su padrino y con su media lengua dijo — Reveltis incatatem y al poco rato devolvió a Blaise a su forma normal.

El moreno al notar su desnudez se puso morado de la vergüenza y sin dar explicaciones se metió a la chimenea y desapareció sin despedirse. Causando un fuerte estallido de carcajadas entre los presentes por su huida.



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