Experiencias Generacionales

Enamorando A La Pelirroja # 2

Una vez que Orion se colocó el sombreron, tomó el micrófono para empezar a cantar una balada romántica,  Lili salió al balcón mientras lo miraba con ojitos enamorados. El castaño sonrió agradecido.

Orion feliz cantó ...

"Te quiero
Lo digo como un lamento
Como un quejido que el viento
Se lleva por donde quiera
Te quiero
Qué pena haberte perdido
Como quien pierde una estrella
Que se le va al infinito
Ay a a a a ay"

James estaba parado atrás de su hermana para cuidarla, cuando sintió la mano fría de su padre sobre su hombro.

El castaño giró su rostro hacia su progenitor, quien derramaba gruesas lágrimas y al sentir que quería ir por su hermana, dio un paso atrás y cerró los ventanales rápidamente.

— ¿Qué vas a hacer, padre? — cuestionó James preocupado.

— ¡Protejerla...! — respondió Harry entre dientes — No ves quien está ahí abajo.

— Sí, claro que los veo — respondió James, pero ¿qué daño puede hacerle si es solo un muchacho? — te recuerdo que es hijo de tía Herms.

Harry suspiró derrotado y aseveró — Sí tienes razón, pero está enamorando a mi pequeña.

— Padre no te cierres por favor, Lili ya no es una niña, es una señorita y tiene derecho a vivir su primer amor sin castigos innecesarios, ni odios.

Deja que las rencillas y el odio mueran junto a mamá, Tía Herms y su esposo no te guardan rencor.

— Yo tampoco — respondió Harry, ¡pero tú no conociste a Draco! — El era considerado el Dios del sexo a los 15 años.

— No, no lo conocí — enfatizó James, pero ambos conocemos a Tía Herms y ella no crió hijos arrogantes y sobervios, al contrario los mellizos se pueden parecer a Draco físicamente, pero tienen el carácter de mi tía.

Hermione se despertó de golpe, abrió los ojos y sin perder el tiempo se colocó la bata para luego salir presurosa de su habitación.

Caminó en la penumbra hasta dar con el dormitorio de sus gemelos, pero al susurrar ¡Lumus! Corroboró sus sospechas. Sus inquietos bebes se habían fugado.

Tomó su varita para llamar a Scorp y preguntarle sobre el destino de sus hermanos, cuando sintió la fría mano de su marido sobre la suya.

— ¡Draco, me asustaste! — gritó Herms ¿Qué haces despierto?

— Seguirte mi amor — susurró el rubio — sentí fría la cama y te seguí.

— Hurón tonto — murmuró Herms enternecida — a pesar de los años, Draco no podía dormir sólo. Le faltaba su calor y su luz para no perderse en la oscuridad.

— Mis hijos no están en la casa — dijo Hermione en un puchero ¿Sabes dónde pueden estar?

— Algo oí del Valle de Godric y de cierta pelirroja que trae loco a tu pequeño castaño — respondió Draco como si del clima hablará.

— ¡Draco Lucius Malfoy! — gritó Herms con las manos en la cintura ¿Cómo se te ocurre dejarlos ir solos a la casa de Harry?

— No se han ido solos — aseveró Draco — sus amigos los están acompañando.

Hermione tomó su varita y se cambió de ropa con un hechizo verbal, para luego aparecerse en el salón Azul.

Draco suspiró cansado e hizo lo mismo, tomó a su mujer de la cintura para aparecerse en el Valle de Godric.

Una vez allí se quedaron escondidos tras unos árboles para vigilar a los adolescentes en su loca aventura.

Lili miraba embobada a Orion, pero a pesar de las intenciones de los Malfoy mayores de pasar desapercibidos, fueron descubiertos por su futura nuera.

La Pelirroja retrocedió un poco y llamó a su hermano — ¡James, James, mira la tía Herms!

Harry no lo pensó dos veces, se cambió de ropa y se aparecio en los límites de su propiedad.

— Buenas noches, Herms — saludo el ex niño que vivió a su castaña amiga, causando el segundo susto de esa noche.

— ¡Harry, me asustaste! — respondió Hermione ¿Qué tienen los hombres esta noche que me quieren matar de un infarto?

— Perdóname Herms — dijo Harry disculpándose por todo, así se unieron ambos amigos en un fuerte abrazo, soltando lágrimas en el camino.

Draco miraba aliviado y feliz por la reconciliación de los dos amigos. Al fin la maldición de los Weasley se terminaba. Tiempos tranquilos vendrán de aquí en adelante.