Día II

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Día 2: there was only one bed.

Kuroo cree que todas las mentiras son iguales aunque se nombre a algunas como "blancas", todas tienen el mismo efecto. Sin embargo, no duda demasiado en usar una como su método de escape cuando uno de sus mejores amigos lo pone en aprietos con el chico que ama.


Le duele verlo reír con tanta naturalidad.

La verdad es que, lo más le duele, es que no es él quien le hace reír sino Hinata. El muchachito se la ha pasado alrededor de Kenma durante dos días seguidos, hablando banalidades, saltando y acaparando toda la atención del rubio teñido. Sabe que es inevitable no poner toda tu atención en aquella pequeña estrellita explosiva y anaranjada, porque el chico tiene una presencia fuerte, es inevitable no voltearte a mirarlo a penas entra en la habitación, o al menos intenta convencerse de eso para que sus celos no terminen quemándole la cabeza.

Ver a Kenma reír, ojos brillantes y sus pequeñas manos guardando su consola de juegos en su bolso para poder poner total atención al pelinaranja mientras recibe un trozo de sandía de parte de este, definitivamente va a terminar por arrancarle el corazón de los celos. 

Kenma ni siquiera reía de esa manera con él. Es por eso que su relación terminó. 

O bueno, es por eso que Kuroo terminó la relación que tenía con Kenma, pero no es como si a Kenma le hubiera importado demasiado.

— Kenma, creo que deberíamos terminar — había dicho una tarde cualquiera mientras el rubio mantenía su atención sobre el teclado de su computadora. El muchacho había dado un pequeño salto sobre su asiento antes de voltearse hacia su mejor amigo -su novio en ese entonces- y le había mirado con total incredulidad. — No está funcionando y deberíamos terminarlo antes de que terminemos odiándonos. No quiero eso. Continúas siendo mi mejor amigo y no quiero que eso cambie. Quizás nunca debimos dejar de ser solamente mejores amigos.

Kuroo jura que pudo haber visto -quizás-, por un par de segundos, el dolor atravesar los ojos brillantes del teñido pero todo volvió a la normalidad tan rápido como había venido. Kenma le había mirado con sus ojos fríos y desanimados de siempre mientras soltaba un suspiro y se encogía de hombros.

— Está bien — fue lo único que había podido sacarle en toda la tarde mientras Kenma volvía su atención a su juego, perdiendo todas las partidas siguientes hasta que se aburrió, se tiró a la cama y simplemente se durmió.

Kuroo aún no está seguro si terminar con Kenma fue su mejor decisión. En sí, él era feliz con el teñido. Le iba a buscar todos los días a casa y se iban juntos a la escuela, comían juntos y pasaban tardes completas juntos, siempre todo estaba bien cuando estaban juntos. El problema es que Kuroo no vio ningún cambio entre el Kenma que solamente era su mejor amigo y el Kenma que era también su novio, no había mucha diferencia entre ambos. Incluso, está casi seguro, que el Kenma que era solo su mejor amigo le prestaba mucha más atención que cuando eran novios.

Esos pequeños detalles son los que convencen a Kuroo de que fue una buena decisión.

Kenma, en todos sus meses de relación, no se había reído con Kuroo como se reía con Hinata, por ejemplo. Y eso le dolía, no quería demostrarlo así que lo disimulaba entre risas estruendosas y conversaciones divertidas con el resto de los jugadores allí presentes, pero no podía evitar el nudo molesto que comenzaba a aparecerle en la boca del estómago. 

— Hey, hey... ¿Hey? — balbucea Bokuto, quien había llegado con todas sus energías pero al ver la expresión moribunda del pelinegro se vacía de su alegría. Al parecer la tristeza de Kuroo es contagiosa porque Bokuto solamente suelta un suspiro y se deja caer a un lado del chico sobre la escalera de cemento. — ¿Qué pasa, capitán? ¿Es idea mía o veo un aura oscura a tu alrededor? Me da escalofríos. 

KUROKEN WEEK 2020 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora