Día 7: realization
Kenma tiene distintos episodios y Kuroo lo sabe. Hay días buenos rodeados de atardeceres llenos de luz y besos juguetones con sabor a helado de manzana de la tienda de la esquina, así como también hay episodios malos donde nada parece tener solución y Kenma solo se hunde dentro de si mismo, un lugar donde Kuroo no puede alcanzarle.
— ¡Te gané otra vez! —grita Kuroo hacia uno de sus mejores amigos, riéndose a carcajadas burlonas.
— ¡No es justo! Es quinta vez que ganas —responde Bokuto, su expresión de felicidad y decisión decayendo poco a poco así que Kuroo se ve obligado a soltar su comando de la play para acercarse al muchacho y abrazarlo para consolarlo.
— Ya, ya, bro —dice acariciando la cabeza de Bokuto como si fuera un cachorro— Tienes que aprender a perder y aprender de ello.
— Pero...
La expresión de Bokuto sigue cayendo hasta quedar con un pequeño puchero en sus labios y la mirada baja, hace rato se ha rendido con el nuevo juego que Kuroo adquirió y Bokuto tenía la esperanza de poder ganarle al pelinegro en al menos eso, pero parece que sus planes no salieron como quería.
— No sirve si ganas haciendo trampa, Kuroo —habla Akaashi por primera vez que había estado tirado sobre el sillón fingiendo leer un libro de la universidad pero en realidad estaba prestándole atención al par de chicos sentados en el suelo. Keiji pudo ver claramente todas las veces que Kuroo se aprovechó de la inocencia de Bokuto para enseñarle cosas que no eran para así ganar— Jugaste bien, Bokuto-san.
— ¿Eso crees, Akaashi? —pregunta Bokuto y de repente su tristeza acaba de irse y sus ojos brillan mientras se acerca al muchacho tirado sobre el sillón para apoyar su mentón sobre el vientre de Akaashi, dejando que este descanse una mano sobre su cabello sin acariciarlo realmente.
— Por supuesto, Bokuto-san.
Bokuto parece más que feliz con eso. Kuroo incluso puede verle una colita moviéndose con rapidez de un lado a otro y sus orejas bajándose en busca del cariño y atención de Akaashi, y eso es demasiado cursi para ver así que simplemente se pone de pie y se dirige a la cocina no sin antes susurrar algo despectivo hacia la parejita, recibiendo una sonrisa autosuficiente de Akaashi.
Se encierra en la cocina, buscando cosas que hacer para darle tiempo a solas a sus dos mejores amigos y compañeros de cuarto. Ni siquiera sabe en qué momento ese par comenzó a salir, un día simplemente los vio besarse sobre el sillón y desde entonces no han parado con sus -asquerosas y poco aptas para niños- demostraciones de afecto, Kuroo ni siquiera se molestó en preguntar, simplemente les advirtió entre amenazas que si algún día llegaban a terminar,que no le hicieran escoger porque sino el próximo remate que haría sería para mandarlos a ambos al otro lado del continente.
— Kuroo —le llama Akaashi desde la sala. Kuroo suspira, rebuscando algo para comer en la heladera, ignorando el llamado del muchacho de ojos grises— ¡Kuroo!
— Ya voy, ya voy —responde rendido, cerrando el refrigerador para luego caminar con pereza para salir de la cocina.
Cuando llega a la sala no le recibe una sesión de besos intensa entre Bokuto y Akaashi sino que ambos están parados con cautela a un par de metros de un Kenma tembloroso en la puerta de entrada. El peliteñido no parece tener ninguna emoción en su rostro, sus ojos están idos y su piel está más pálida de lo normal además de que su cuerpo está temblando por completo, Kuroo sabe que no hace el suficiente frío como para dejarle temblando de esa manera.
Kuroo se acerca de manera lenta y se detiene también a un par de metros cuando nota a Kenma sobresaltarse con su cercanía, entonces alza ambas manos para hacerle saber que se mantendrá a distancia y le hace una seña con la cabeza a la pareja a su lado para que se alejen del chico.
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KUROKEN WEEK 2020 [EN EDICIÓN]
FanficSiete días de risas, un poco de drama, quizás unos manoseos por aquí y por allá y, por supuesto, mucho, mucho amor. ▪ Los personajes no me pertenecen, todos los derechos reservados a su respectivo autor.