16.

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Esta era una de las tantas ocasiones en donde Harry se encontraba en mi casa, ese día había llegado casi a las cinco de la tarde, y habíamos pasado el día haciendo tareas, platicando y tonteando como un par de enamorados.

Recuerdo que tenía mi móvil conectado a la bocina portátil que me habían regalado para mis quince años, y tenía mi música reproduciéndose aleatoriamente.

Música de One Direction y de sus miembros por separado se reproducían, yo tarareaba y él solo me veía.

Entonces, Flicker de Niall Horan empezó a sonar en el reproductor, sus primeras notas haciéndose notar, volviendo el ambiente más cálido.

El sol caía, haciendo oscurecer mi habitación, por lo que le pedí a Harry que encendiera la luz, y así poder ver mejor.

Pero, él encendió el interruptor equivocado, logrando que las luces de colores tenues brillaran en la habitación, logrando que se volviera algo aún más íntimo.

Me levanté para apagarlas y así encender la luz blanca, pero al acercarme a él, me tomó de la mano y me dijo.

-No, no las apagues.

Nos miramos por un largo tiempo, admiré su belleza de cerca, su cejas tupidas, sus pestañas rizadas y sus encantadores ojos verdes, con pequeños destellos azules.

Bajé la mirada a sus labios y sentí que él hizo lo mismo. Ninguno de los dos dijo nada, ambos sabíamos que iba a pasar.

Ambos sabíamos que nuestros labios iban a tocarse por primera vez en tanto tiempo.

Porque sí, llevaba casi dos años completamente loco por él, pero jamás de los jamases nos habíamos besado.

Hasta ahora.

Nos acercamos hasta que nuestros pechos rozaban y nuestros ojos no se apartaban del otro, mi nariz podía respirar el vaho que despedía, mis manos envolviéndose a mi al rededor y las suyas sujetando mis mejillas.

Oh por Dios, ¿por fin iba a pasar?.

Sus pulgares acariciaban mis mejillas y me acercó lo suficiente como para que nuestras narices se acariciaran en un beso esquimal.

Cerré mis ojos, expectante. Y segundos después, sus labios estaban tocando los míos en un dulce beso casto.

La hermosa voz de Niall Horan estaba arrullando nuestro encuentro, la canción escuchándose de fondo como en una película romántica.

Nos separamos, y nos miramos, sonreí sonrojado y él sonrió ladino, mostrándome un hoyuelo.

De pronto me acercó de nuevo y nos besamos, muchos besos castos vinieron después de esos.

Me sentía flotar.

Después de ese día, no podía parar de revivir el momento escuchando Flicker una y otra y otra vez. Había sido mágico.

Desde ese momento, habíamos compartido algunos besos furtivos más, 15 en total, pero, puff, ¿quién los cuenta?.

Yo sentía que todo estaba acomodándose de nuevo, las cosas volvían a la normalidad, todo iba demasiado bien.

Excepto por una cosilla.

O por una persona, en realidad.

Zayn Malik, se llamaba.

Él era un chiquillo dos años menor que nosotros, según Harry había sido añadido a su club de idiomas porque era muy bueno en ello, estaba muy adelantado para su clase y lo pusieron en un salón más avanzado.

¡Ese niñato no se alejaba de él!. Quería estar platicando todo el tiempo, hasta iban al receso juntos y ¡se sentaban juntos!.

Los celos habían hecho su aparición en mi desde la primera vez que los vi juntos, así como las inseguridades.

Pero Harry me repetía una y otra vez que el único en su corazón era yo, que el que tenía su amor era yo, y le creí.

Fall again.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora