Lunes de terapia, en otoño su etapa favorita.
Sus mocasines cafés pisaban las hojas de los arboles húmedas por las fresca lluvia que había caído en esos momento y lo había hecho entrar a un café, estaba cinco minutos retrasado y eso le gustaba, pues nunca le gusto ser puntual; no era su fuerte. –además que le gustaba cuando Leonore trataba de no regañarle para que él no se alterara-
Caminaba despacio por la calle de peatones que a sus alrededores tenían árboles para decorar mejor el lugar y esta etapa era donde mejor lucia por que las hojas tomaban un color naranja y otras amarillas que combinaban en el suelo con los mensajes de "Echte Liebe", indicando que ya casi llegaría a las instalaciones del su equipo. Miraba el suelo con curiosidad mientras tenía sus manos en el interior de sus bolsillos de su chaqueta, sus pensamientos la mayoría del tiempo hacían que él no estuviera en sí mismo y lo llevaran a otro lugar, se olvidaba de todo a su alrededor, absolutamente todo incluso el golpe que recibió mientras usted estaba leyendo esto.
Sintió un golpe en su hombro izquierdo, pero no le importo y siguió caminando a paso suave, escucho un grito pero no le importo hasta que escucho varios más, miro por encima de su hombro y luego volteo, mientras seguía en su extraño transe.
Vio una figura femenina tirada en el suelo mojado y su cara seguía seria pues no procesaba rápidamente la información, suspiro y siguió su camino, mientras la imagen seguía rondando en su mente. Se detuvo, frunció el ceño, volvió a mirar por encima de su hombro y apretó sus uñas en su piel.
—¿Te vas a quedar parado mirándome como siempre? —grito mientras se levantaba del pavimento.
Él dio a vuelta completa para mirar su rostro que extrañaba, sus ojos escanearon a la mujer de cabellos negros con ojos verdes, parpadeo varias veces y el aire le hacía falta en sus pulmones, trago saliva.
—Eres extraño —dijo mientras se acercaba al que ahora le sangraban las manos—. ¿No me vas a preguntar si estoy bien? ¿O vas a pedir disculpas? —pregunto frunciendo el ceño, pero luego rio burlescamente—. Es verdad, no hablas ¿o sí? —No respondió porque estaba capturado en las redes de su iris, sintiéndose impotente—. Está bien, no vas a responder—ladeo sus labios. —, como siempre...—guio sus ojos a los de él y vio que no hacia ningún movimiento alguno, solo sus ojos estaban muy conectados con los de ella—. Y también me voy a acostumbrar de que me mires así — sonrió y a Erik le temblaron las piernas. —, nos vemos el jueves en el tercer vagón —guiño su ojo como lo había hecho la última vez que lo vio y se giró para seguir su camino, pero el rubio reacciono después de que sus ojos se desconectaran con los de ella y la tomo de la muñeca.
Se acercó tanto a ella que en un momento sus respiraciones se mezclaron y la mujer se tensó pensando que iba a ser besada por el extraño
—Le debo una disculpa —dijo por fin dirigiéndole palabras a la mujer quien sonrió al escuchar la voz del joven que estaba nervioso—. Aun que no solo una sino que muchas, me gustaría que me perdonase porque mi conciencia me esta culpado en estos momentos, mujer —sus palabras salían con facilidad mientras el nudo de su garganta se iba aflojando.
—Creo que aceptare tu disculpa —sonrió y estiro su mano para tomarla con la de él, su cuerpo se puso rígido y apretó sus puños dentro de su chaqueta mientras miraba la mano de la mujer que todavía la tenía estirada—. Ya veo...—mordió su labio inferior. —, ¿quieres ir a tomar algo? —pregunto entrecerrando los ojos y sintiéndose un poco estúpida.
—No —dijo fríamente pero luego se dio cuenta de su respuesta—. En realidad es lo que más quiero en estos momentos es pasar tiempo con usted pero tengo que trabajar, discúlpeme se lo ruego —mordió su lengua para que el nudo no se zafara tan rápido, porque si lo hacía terminaba de confesar sus sentimientos tan prematuros.
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Tercer Vagón | Erik Durm.
Short Story"Sólo pasa un trayecto de dos horas a su lado y miles de horas pensando en ella." © LiebeReus