— ¿Por qué no llegan? — preguntó muy molesto el menor cuando contestaron su llamada. — ¡Llevo 30 minutos esperándolos!
— Channie, nosotros también llevamos ese tiempo esperándote con Donghun. — dijo Junhee aguantándose la risa, mientras Donghun un poco más alejado de él, se reía.
Yuchan frunció el ceño, y aún con su teléfono en su oído, miró a su alrededor, — No juegues conmigo Jun, no los veo por ningún lado. — y su paciencia también se iba perdiendo de vista.
Junhee suspiró, — Channie, ¿dónde estás?
— Donde Hun dijo que nos encontraramos ayer, frente a la biblioteca del centro. — respondió totalmente seguro.
Y el castaño no pudo evitar reírse un poco, pero esta vez, Donghun le pidió el teléfono y le habló a Yuchan. — Cariño, dije la biblioteca cerca del cine. ¿Cómo pudiste escuchar centro en vez de cine?
Yuchan no respondió, golpeándose la frente con su mano libre, ahora encajaba todo.
🌵
— Channie, abre la puerta amor. — pidió Junhee a la vez que golpeaba la puerta por décima vez.
— ¡No, váyanse!
Donghun y Junhee se miraron, habían ido a la casa de Yuchan, debido a que éste por la vergüenza de haberse equivocado, se fue directamente a su casa y se encerró en su habitación. Por más que tocaban la puerta o le intentaban decir que no era para tanto, el menor no cedía.
— Niños, — llamó la madre de Yuchan, ambos chicos se giraron a verla. — Esto funcionará. — y les entregó el pequeño cactus de Yuchan, él adoraba su planta, no podía decirle no.
— Cielo, tu madre trajo a Okt. — le avisó Donghun, quién junto a Junhee, cruzaban los dedos para que la idea de la madre de Yuchan, funcionara.
El sonido de la puerta siendo abierta luego de unos segundos, dejó ver a Yuchan, algo tímido asomándose. Donghun le extendió al cactus, sin decir nada aún. Yuchan lo tomó entre sus manos y sonrió al instante. En la mañana, había decorado su maceta junto a su madre, quién decoró las macetas sus propias plantas. El resultado le había encantado, borrando la vergüenza que sentía hace unos minutos.
— Te quedó precioso, bebé. — halagó Junhee.
Y Yuchan les volvió a brindar esa sonrisa que tanto amaban Donghun y Junhee.
— ¡Vayamos por un helado!
Sí, el menor había olvidado totalmente su vergüenza.
❤️
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