"Es incluso más difícil sentirlo,
cuando no sabes lo que es"
El sonido de un disparo resonó como si se tratara de un trueno cayendo en medio de una tormenta, hizo que se levanta de golpe mirando a todos lados aturdida. Le tomó unos segundos en darse cuenta de que todo estaba en su cabeza y que sólo se trataba de una pesadilla.
Una que no había tenido desde hace meses. Se levantó de la mullida cama haciendo que su cuerpo temblaba al poner sus pies descalzos en el frío piso, sintió su cara húmeda y fue cuando notó que estuvo llorando, limpio sus lágrimas con un poco de brusquedad mientras trataba de volver a respirar con normalidad.
Afuera aún estaba oscuro, miró el pequeño reloj a un lado de las mesas de noche y eran apenas las dos de la madrugada. Tomó la bata de ceda que descansaba en un pequeño sofá y salió de la habitación tratando de no hacer mucho ruido.
Se encontró con la espalda de los sofás de la sala donde su musculoso y trabajo cuerpo descansada, aunque se le veía un poco incómodo. Había pasado dos días desde que habían llegado a la isla y apenas hablaban a menos de que fuera estrictamente necesario. Amelia se tomó un tiempo para observar su fuerte cuerpo, no habían siquiera, dirigirse una mirada de más de dos minutos después de lo que había pasado y aunque sonara contradictorio la castaña se sentía mal de haberlo golpeado pero estaba segura de que si viajara en el tiempo y aquella escena se repitiese, lo volvería a hacer.
Aunque mirarlo lograba hacer que sus oscuros pensamientos se despejaran y su mal sueño se quedara en el eso, en un mal sueño.
Habían pasado ya dos días desde aquella noche y ninguno había tocado el tema, aunque claro, Amelia no tenía ningún tema que tratar con él a menos que no sea de trabajo, ella pensaba que el que tenía que disculparse era él, pero sabía que aquello no pasaría. Evans Bradley era demasiado orgulloso para eso.
Decidió dejar de observarlo cuando lo sintió removerse en su sintió, caminó hasta la pequeña cocina improvisada, la cual era pequeña ubicada un poco mas atras de la sala de estar, dividida por el desayunador para poder prepárese un poco de chocolate caliente.
La chocolatosa y caliente bebida la hacían relajarse, no importaba que tan caliente estuviera allí afuera o el país donde se encontrara, no podía negarse a una tasa de chocolate.
Mientras esperaba, sus pensamientos vagaron un poco hasta que se detuvieron en la misma persona desde hace poco menos de una semana. Aún no entendía que le pasaba al chico con ella, el por qué la trataba así. En los últimos dos días se había enfocado en el trabajo, las reuniones con el señor Todd estaban siendo más largas de lo que ella pensaba pues ambos hombres eran complicados y enredados haciendo que se les fuera imposible discrepar.
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Dulzura Atormentada {EN EDICIÓN}
RomanceCuando a Amelia se le presenta la oportunidad de dejar atrás su pasado e iniciar una vida nueva, en una nueva ciudad, no la desperdició, ni lo pensó dos veces y tomó un vuelo hacia un nuevo comienzo. Pensó que todo sería como cuando su viejo celu...