004;『Okita Souji』

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❝Incluso si está mal, quiero enamorarme de ti❞

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❝Incluso si está mal, quiero enamorarme de ti

『 °*• ❀ •*°』

El mejor mentiroso de todo Edo, el joven Okita llegó a llamarse así mismo una mañana del catorce de febrero después de haber recibido un presente por parte de la joven más inocente de Edo, apodo también dado por él. Se trató de convencer durante todo este tiempo que su relación con la joven de cabellos avenas no podía llegar más lejos de una simple amistad, que no podía ir más allá de un saludo por la mañana acompañado por la sonrisa más virgen que jamás hubo conocido, y que, sin lugar a dudas, esa personalidad tan voluble y arrogante que él tenía no podía ser el motivo de esas tiernas sonrisas que lo encantaban y lo hundían en una magia tan poco comprendida para el hombre como lo es el amor.

En otra ocasión se hubiera pensado a sí mismo como un hombre competente, preparado para el amor y para ser capturado por la mujer que vivía en sus fantasías, pero ahora que estaba frente a ella se sentía un genuino cobarde, a su juicio no creía ser suficiente y más se sentía un payaso; tan falso y burlón. Pero a la sazón que esos pensamientos le llegaban a la cabeza, el no querer verla con otro hombre en una aventura como el amor, ocupando su lugar y robándole los besos que él tanto ha soportado, le ganaba terreno en su cabeza y corazón.

Toda esta tormenta de tortuosos pensamientos aumentó cuando por la mañana del catorce de febrero, después de haber patrullado, Okita entró al cuartel acompañado de sus amigos y se alejó de ellos para tomar un descanso bajo la sombra que un cerezo le ofrecía. Tomó asiento en la banca de concreto y levantó la mirada al firmamento, agradeciendo al momento a aquel ser que vivía en el cielo por darle en esta vida la oportunidad de conocer a una mujer hermosa, perfecta y tan tierna como el algodón rosado que las nubes toman forma en el crepúsculo.

—Oye —se refirió al cielo con ese tono de voz suyo tan respectivo mientras se deshacía de la coleta que mantenía a su cabello atrapado. Un brillo enigmático le corrió por su mirada esmeralda y frunció levemente el entrecejo con una media sonrisa—. No sé en qué estás pensando al dejar a uno de tus ángeles al alcance de mi mano ¿Estás seguro? No creo ser el más correcto y puro para ella...

Repentinamente Okita se sintió atacado por esos deseos de poseerla, de ver en ella esas expresiones, todo tipo de expresiones; de placer, de enojo, de hambre, de todo.

¿Estaba mal sentirse así?

No estaba seguro y tampoco quería una respuesta, pero quería estar a su lado todo el tiempo que le fuera posible, antes de que sus cuerpos se marchitaran y sus voces se apagaran. Y aún con todo eso, con la vejez sobre sus hombros, la seguiría amando, cuidando y pensando en su belleza, la cual no cambiaría con unas pocas e insignificantes arrugas.

El castaño suspiró, cerrando los ojos y sin percatarse que cierta figura se le acercaba a pasos traviesos por la izquierda.

—No entiendo muy bien cuales son los motivos para tenerla a mi lado, algo bueno habré hecho en otra vida, y de ser así, te tomaré la palabra. Bien, no me contendré... —dijo con pesadez llevándose las manos a las rodillas sin abrir todavía los ojos.

White day ━ Hakuouki Shinsengumi KitanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora