The Sunflower and The Cherry Blossom「KomaHinaWeek 2020」

Día 2: Confesión.

Nota de Autor: Realmente no me gusta poner notas al inicio de una historia porque siento que interrumpen la lectura, pero esta es una situación en la que haré la excepción.

Porque tengo mucha paciencia, pero ya recibir una clase de comentarios una y otra vez, fastidia. Incluso si no vienen con la intención de ser un verdadero comentario y es sólo un chiste, es molesto igual. Jamás pensé que tendría que EXPLICAR un fic ya que se supone que todos vimos la misma franquicia, pero mi paciencia ya se agotó debido a la ignorancia e hipocresía de algunos que vienen a aquí.

Durante este fic, Hinata está enfadado, bastante, debido a la noticia de que HPA regresa (la responsable de todo el dolor de su vida y que experimentó con el tal cual está) Es tanta su indignación, que golpea SÓLO UNA VEZ, repito, UNA VEZ, una pared. Y se va, indicado que quiere lidiar con sus emociones solo en silencio. Komaeda lo sigue para ayudarlo y funciona, no obstante, en medio de eso, Hinata sigue algo enojado y suelta un par de palabras acaloradas pero NUNCA, le toca ni siquiera un pelo a Komaeda ni a los demás y nunca lo hará.

Prefiere mil veces palabras furiosas que agresiones físicas, Hinata NO es un maltratador. Porque por más enojado que esté JAMÁS lastimaría a una persona de forma física. Ejemplo de esto es el capítulo 5, al explorar la quinta isla, Hinata se encuentra con el helicóptero que lanzó a Teruteru al volcán, se enojó tanto que lo golpeó, cosa tonta porque terminó lastimándose así mismo en lugar que al helicóptero. Cosa que nunca ocurre con las personas, por más que se moleste con ellas, nunca las toca. Recurre mejor a golpear un objeto que a alguien, pueden ir a comprobarlo ustedes mismos.

Por eso me sorprende que este fic, donde no ocurre NINGUNA agresión física, reciba comentarios de "Ay, Hinata violento, imbécil, etc" y los fics en dónde realmente lo escriben como un maltratador/vi0****or (cosas MUY ooc) no digan ni pongan nada. Al contrario, les dan un chingo de leídas y votos, haciéndolas las más famosas y populares, generando una imagen de mierda a una pareja tan bonita, pura y linda como el Komahina.

Si de verdad quieren quejarse, vayan a esas historias repugnantes, no aquí, que no pasa nada e incluso termina con un final bonito y cálido.

A esto me refiero con la hipocresía, no vengan a decir cosas así aquí, donde no ocurre NINGUNA de esas cosas negativas. Ah, pero las historias dónde sólo pasan cosas malas, están escritas de la chingada y los personajes no son ellos, esas que en verdad merecen esos comentarios, en lugar de rechazarlas y no darles atención, las hacen populares... Ugh. Y las verdaderas historias bonitas, que respetan a los personajes y es muy cómoda para leer y deja una sensación de suavidad y calidez en el corazón, no tienen tanta atención. Por favor, ya no sean así. Apoyen lo que de verdad se merece.

Si es la primera vez que lees este one-shot, lo siento por esta nota de autor largo y espero que disfrutes del fic uwu

Por último, agradezco muchísimo a las personas que sí entendieron el fic desde un inicio y lo saben apreciar. Gracias, de verdad.

.
.
.

-¡Es lo más estupido que pude oír! -gritó Hinata, indignado y enfurecido por la actualización que le había dado Naegi, golpeó la pared más cercana para liberar un poco las sensaciones pesadas que lo carcomían. Su puño formó una abertura precisa y limpia. Pero el estruendo fue suficiente para espantar a sus compañeros.

La academia Kibougamine volvería.

Un ambiente tenso e incómodo se generó en la habitación central del barco. Jaberwoock ya no era un lugar seguro, si regresaban se convertirían en un blanco fácil. No obstante, para mantenerlos vigilados, Naegi se comunicaba con ellos, y luego de la video llamada que compartieron, el resultado no fue grato. Hinata no era el único que no estaba contento, el resto de la clase lucía disconforme. Incluso Saionji que aprovecharía una situación como esta para soltar un desagradable comentario, sabría que aquello solo empeoraría todo, no se arriesgaría a echarle gasolina a la llamarada de furia que invadía el castaño.