Gato Callejero ☆Ateez☆ ♡YunGi♡

V

Me desperté con una sensación de suavidad bajo mi cuerpo, no recordaba que mi sofá fuese tan cómodo, por un momento pensé que estaba durmiendo en casa de Woo y me incorporé lentamente, frote mis ojos y mire a mi alrededor, no estaba en la sala, en realidad noté que me encontraba en mi habitación, durmiendo en el medio de la cama, aquello hubiese sido un detalle menor si a mi mente no regresará un detalle: tenía visitas o al menos en la noche las tenía. Volví a mirar a mi alrededor, no había nadie, me levanté pestañeando pesadamente mientras limpiaba las lagañas en mis ojos. Camine hasta la puerta y asome mi cabeza al pasillo, al final de este pude ver al pequeño felino y prestando más atención escuche unos sonidos en la cocina. Me acerqué entonces y al asomar mi cara pude ver al pelirrojo moviendo algunas cosas de un lado al otro, noté que algo en una sartén estaba soltando algo de humo y me acerqué para apagar el fuego.

Mingi se sobresaltó al notarme entrar de repente y una pequeña risa asomó de mis labios.

—Buenos días —miré dos tazas y la cafetera, me sentí algo enternecido al pensar que estaba haciendo el desayuno para los dos ¿O quizás era para el gato? —Esa taza es para mí o le haces café al gato? --bromee y el pelirrojo soltó una risa y negó leve, era increíble cómo me podía sentir cómodo con un extraño en mi cocina, pero la sensación de que alguien más hiciera una taza de café para mí en estos momentos era algo agradable.

—Buenos días, es para ti —pude escuchar su voz nuevamente, sonaba más natural, el chico no había hablado mucho, pero desde aquel "vete a la mierda" a las palabras de ahora, sin dudas se escuchaba más amigable. Me di cuenta que lo estaba observando mucho, como si aún no pudiese creer que el sujeto encapuchado que llegó ayer a mi casa, era aquel chico. Negué apenas con un movimiento de mi cabeza y dejé de observarle con tanta insistencia, y me dediqué a sacar lo que se podía rescatar de la sartén.

—Me pregunto cómo termine en la cama.

—Te dije que no dormirías en el sofá.

—¿No me digas que me arrastraste?

—No te diré~

—Oh~ ahora bromeas conmigo —mis labios se abultaron inconscientemente en un gesto de indignación por su forma de decir las cosas, aunque si debía ser sincero, no resultaba del todo molesto.

—Te cargue hasta la cama, roncas, babeas, hablas y te sacudes como un pez fuera del agua.

—¡Song Mingi! —solté con la cara roja al escuchar todo aquello, jamás me habían preocupado mis hábitos a la hora de dormir, las pocas personas con las que había compartido ese espacio tan personal nunca me habían dicho semejante cosa y ahora ahí, ese pelirrojo con voz algo nasal, con mi ropa, mis medias de rayas, poniendo café en las tazas de "feliz día de la madre" que me había robado de mi casa, me soltaba aquello de forma tan normal—... pues... pues... tú comida es un asco.

Me pare firme, más bien seguro tenía la imagen de un niño de cinco años peleando con otro mocoso del kínder, y le enseñe el plato con esa cosa revuelta que intentaba ser un panqueque, uno que había regresado de la guerra. Mingi bajo la mirada y la poso sobre el plato, sonreí triunfal en venganza por lo que me había dicho.

—Solo intentaba regresarte un poco de la amabilidad que me diste, Yunho —susurró y me mostró una expresión avergonzada. Apreté los labios, se suponía que debía sentirme bien, pero me hizo sentir terriblemente culpable

—Aaaagggg!!!! Cállate, deja de hacerme sentir culpable —me quejé y me acerqué para tomar una de las tazas, bebí un pequeño sorbo, sin dudas su comida podía ser un potencial atentado contra mi estómago, pero el café tenía muy buen sabor—... sabe bien —dije en un puchero por tener que admitir aquello y miré hacía algún punto de la cocina para no tener que verle.