Capitulo Uno

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Él observaba como poco a poco los copos de nieve caían en la superficie de la acera, en como todo se iba tiñendo de blanco, un blanco tan puro, tan pacífico; que sentía la necesidad de salir y perderse entre todo ese mar blancuzco que se encontraba frente a él. Pero se contuvo, ya que sino estaría en graves problemas, con cualquier cosa que él quisiera hacer, para sus padres era algo inaceptable. Sus padres querían que él estuviera a la altura de ellos, que enorgulleciera su apellido, que lo respetarán como hacían con ellos. Pero para él era imposible.

Si supieran lo que él pasa en la escuela, todos conocían su apellido, si. Pero no lo conocían porque era hijo de los grandes empresarios "WhiteTenner" o porque era nieto del alcalde de la ciudad, a él lo reconocian por el mero hecho de que él era la mascota del equipo de Hockey de su escuela. Camilo el tucan.

¿Patético, no? Ser nieto e hijo de personas importantes deberían influir en él, pero no lo hacían.

Sus pensamientos siempre estaban en lo mismo.

¿Por qué no me toco una familia diferente? ¿Sería diferente mi vida en la escuela, tendría unos padres que no siempre quieran que sea perfecto?

Se torturaba, una y otra vez con lo mismo, sus padres lo amaban, si. Pero desde que fueron ascendidos ellos dejaron de prestarle atención y comenzaron a reñirlo por todo. Además de que no le prestaban la atención que necesita un chico de diecisiete años, aunque muchos piensen que ya es "grande" para encapricharse con eso como una nena de cinco años, pero no, todos en algún momento de nuestras vidas queremos tener a nuestros padres siempre con nosotros, apoyandonos, abranzandonos, o por lo menos que nos digan lo importante que somos para ellos, pero no, no tenían ni tiempo para eso.

Mientras él seguía con la vista clavada en su patio delantero, desde su espejo alguien lo estaba observando, miraba con atención su rostro, veía como fruncia el seño ante cada pensamiento extraño que pasaba por su mente, un chico cuyos cabellos castaños caían sobre su frente, lo tenía ya drmasiado largo.No dejaba de pensar en como un chico como él podría ser su misión, no veía nada extraño, solo a un chico melancólico y con mirada perdida.

Pero Zeón, se llevaría una sorpresa cuando "accidentalmente" tenga que acabar con su vida.

Una vida, por millones más ¿cuál es el problema? Aunque no entiendo porque Sean quiere que lo asesinemos, cuando de esté mocoso depende nuestro futuro y el de la luz, pensó él mientras se encogía de hombros y desaparecía del espejo.

El chico se levanto de su asiento y salió de la habitación para dirigirse a la biblioteca que tenia en su casa, ya que sus padres no querían que él saliera de casa. Sus padres eran complicados, lo querían pero lo tenían encerrado como si de un prisionero se tratara. Cuando entro, el característico olor a libro viejo, lo inundo, le encantaba ese olor, pero en ciertas veces era insoportable, por el polvo que tenían algunos. Cada uno de ellos pertenecía al abuelo, pero él se los obsequio a su hijo.

En la biblioteca había algunos libros actuales, los cuales él agregó, le ecantaba leer libros de fantasía, misterio, paranormal, entre otros géneros, pero esos eran sus favoritos. Para él ese era su lugar favorito en la casa, ademas de su habitación claro.

Últimamente iba ahí a buscar información acerca de los sueños, ya que había tenido unos que se sentían demasiado reales, y los cuales no tenían ningún sentido, según él. Más que sueños eran pesadillas, en las cuales no podías volver a dormir por el miedo a que volvieras a soñar lo mismo.

- ¿Dónde demonios lo deje? -Susurró para si mismo, mientras buscaba el libro de los sueños que comúnmente estaba por los libros de ficción, pero ni rastros había de él.

War against darkness.© {Cancelada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora