Capitulo Siete.

87 9 0
                                    

La clase había sido una jodida perdida de tiempo, la profesora de economía solo había hablado acerca de como la economía del país había bajado gracias a las descargas ilegales, y blah blah blah.

Zeón tenía las mismas clases que Zeev, y como un alumno "normal" tenía que asistir a ellas, aunque no las necesitara le parecían algo interesantes, la enonomía no era lo suyo por lo tanto le aburría un poco, no dejaba de ver de reojo a Zeev que tenía la mirada clavada en su cuaderno, ni prestaba atención en la clase. Él se había adelantado a su tarea que le tocaba a los demás el día de mañana, ya que por ser segundo al mando podía tomar algunas decisiones por sí mismo.

Algo que no soporto al entrar fue todas las miradas de los alumnos clavadas en él, ¿es que nunca habían visto a un chico nuevo por acá? Al parecer no, ya que aún en medio de la clase no dejaban de lanzarle miradas algo picaras por parte de algunas chicas, cosa que no le desagrado bastante pero tampoco era para ponerse a dar saltos de alegría.

Joder, si serán hormonales.- Pensó mientras escribía algo que el profesor había dejado como deberes para el hogar.

Sean le había hecho rentar un apartamento cerca de la casa del chico, en otras palabras por la zona rica de la ciudad. Aunque no le importaba derrochar dinero, ya que en donde vivían no lo necesitaban aún así él sabía que era demasiado lo que costaba ese apartamento de dos habitaciones.

El timbre sonó, lo que significaba solo una cosa: Hora de almorzar, sentía un poco de hambre por lo tanto no dudo ni un poco en acercarse a su nuevo "amigo".

- Hola, hmm.- Pregunto algo nervioso, no se le daba eso de ser amigable, siempre mostraba su carácter y ahora le parecía difícil no mostrarse frío e calculador.- ¿Almorzamos juntos? Es que..- Le interrumpió.

- Si, no te preocupes, sé que eres nuevo y no conoces a nadie.- Le sonrio y se dio media vuelta.- Vamos, te mostraré donde queda la cafetería. - Y sin decir más ambos comenzaron a a caminar con dirección a la cafetería.- Cuéntame, ¿te acabas de mudar?

- Si, mis padres decidieron mudarse aquí ya que querían retirarse.- Se encogio de hombros y prosiguió con la mentira que había planeado el día de ayer mientras se iba a dormir. - Ya sabes, ya son viejos y en Toronto casi no se puede descansar, y me trajeron acá.

- Oh, que bien, este pueblo esta creciendo pero aún así es muy tranquilo, tus padres eligieron bien. ¿Qué edad tienes? No aparentas diecisiete.- Cuestionó volteando a verle.

- Dieciocho, perdí año, ya que nos mudabanos a diario. Y tu tampoco aparentas diecisiete.

- Lo se, parezco de unos veinte, pero da igual.- Entró por una pierta y de repente frente a él apareció el gran comedor, esté contaba con demasiadas mesas cuadradas y circulares. Y luego al final se había unas puertas de vidrió donde se observaba el patio en donde se encontraban pocos alumnos comiendo en otras mesas que se encontraban distribuidas fuera del lugar.

- Por cierto, no se como te llamas.- Dijo Zeón mientras tomaba una bandeja de un azul oscuro.-

- Zeev.- Respondió cortante mientras tomaba un panecillo de mora azul y un mango.- Deberías probar estos panecillos, son deliciosos. Hola Yolanda.- Dijo el moreno a una mujer de unos cuarenta años que servía almuerzo.

- Hola cariño, ¿Como te encuentras hoy? ¿Ya probaste los nuevos panecillos que hice? Son de zanahoria, te van a encantar.- Habló demasiado rápido lo cual hizo que al rubio le doliera un poco la cabeza, esta mujer se parecía a Hilary en lo parlanchina.

- Muy bien, gracias por preguntar.- Contestó haciendo una sonrisa forzada.- ¿Enserio? ¿Aún te quedan?

- Te guarde uno cariño, sé cuanto te gustan los panecillos que hago y te guarde esté. - Dijo mientras sacaba un panecillo por debajo de la mesa de donde se encontraba ella parada.

War against darkness.© {Cancelada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora