Maldición Deku... ¡Es una chica!

Ven Aquí Tonta

Katsuki tuvo que contenerse para no explotarle el culo al bicolor, que pasó todo el almuerzo riendo como idiota mientras hablaba con la peliverde que claramente se veía incómoda cada vez que él se le acercaba.

«Maldición Deku... Ya lo hubieras mandado a volar con un smash... ¡Mierda! Aléjate de ella perro sarnoso...» Ni siquiera había probado su almuerzo concentrado tratando de enviar ondas de telekinesis que extrangularan al invierano solo con su vista.

En otra mesa Mina y las chicas lo veían con algo de pena.

–Es tan obvio.

–No es el único, me da cosa ver a Todoroki tan sonriente. La castaña opinó también.

–Sí... También miren a Iida, es la primera vez que se ve tan decaído o despistado. Tsuyu tenía razón.

–¿Siii escucharon lo que dijo Bakugo en la mañana? Toru movía sus brazos emocionada (sólo se veían las mangas de su chaqueta moverse)

Las chicas suspiraron repitiendo con voz melosa la épica frase cortesía del cenizo.

–"No toques a mi brócoli"

–Que suerte tiene Izuku, a mi pero ni las moscas se me paran encima.

–Es porque no te ven Toru. Mina estalló en risas al terminar de hablar, la mesa de las chicas disfrutaba de los jugosos chismes amorosos que rodeaban al pobre de Izuku, al menos mañana se suponía que tendría que volver a la normalidad.

Todoroki sudaba intentando seguir con la conversación que tenía aburrido al pecoso.

«Todoroki-Kun ¿siempre has sido así de monótono y aburrido?» Suspiró, el tiembre sonó y todos podían regresar a los dormitorios.

Excepto el Bakusquad que por castigo tendría que quedarse a hacer limpieza y horas extras de entrenamiento.

Todos fueron por sus mochilas y demás para regresar, Izuku caminaba con el bicolor cuando notó que había dejado su lápiz especial de All Might, ni loca lo perdería.

–Todoroki-Kun te alcanzo luego.

Se alejó corriendo antes de que él le pudiera contestar.

Llegó al salón, en el camino había visto a Denki y a Kirishima trapeando el corredor principal y a Mina sacando una bolsa de basura.

«Me pregunto ¿en donde estará Kacchan?» Entró al salón para buscar su lápiz, tardó unos minutos pero finalmente lo encontró debajo de su escritorio.

–Que bien, eres mi lápiz de la suerte. Le dio un beso antes de meterlo a su mochila, sin darse cuenta algunas expresiones le salían bastante femeninas.

Al salir sintió un jalón en su mochila.

–Ven aquí tonta.

«¡¿Kacchan?!»