1. Ralicia || La academia

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Raquel se muda a Madrid, a una residencia para estudiantes en un pueblo a las afueras para empezar sus estudios.
Eran las 15:00, el taxista aparcó delante de un edificio blanco enorme. Acababa de llegar a la residencia, donde le esperaba la recepcionista para mostrarle su habitación.

- Muchas gracias -dijo mientras le daba el dinero al taxista y se bajaba del coche para coger sus cosas-

Cuando sacó las cosas del maletero, miró el edificio de arriba a abajo y se quedó pasmada, no se creía que a partir de ese momento ese sería el lugar donde iba a vivir. Pensó en lo enorme que era todo y le daba pánico pensar en toda la gente que viviría allí con ella. ¿Quién vivirá en la habitación de al lado? ¿Los de arriba harán mucho ruido? ¿Se sentiría a gusto al salir de su habitación y encontrarse tantas caras desconocidas? Son algunas de las preguntas que rondaban por su mente, pero decidió dejarlas a un lado y sin pensárselo dos veces cogió sus maletas y entró.
En la entrada estaba la recepcionista, una señora bajita con el pelo canoso y unas gafas rosas demasiado grandes para lo pequeña que era su cara.

-Eres Raquel? Bienvenida! Te estaba esperando.

Raquel asintió un poco avergonzada.

-Sí, soy yo. Encantada. -Sonrió-

-Me llamo Rosa, suelo estar siempre en el mostrador de recepción, si tienes algún problema durante tu estancia puedes hablar conmigo. Toma, esta es la llave de tu habitación, es en el tercer piso, habitación número 125.

Raquel le dio las gracias amablemente y cogió la llave y todas sus cosas para ir en busca de su habitación. Con lo grande que le parecía todo, se temía que con suerte la encontraría antes de media noche.
Empezó a recorrer pasillos y escaleras, que sorprendentemente estaban vacíos, hasta que finalmente, tras un largo rato, la encontró. Habitación 125. Al abrir la puerta y entrar la inundó un fuerte olor a cerrado. La habitación le parecía bonita, era pequeña pero amplia, no tenía muchos muebles, solo un armario, una cama doble, un pequeño escritorio y una cómoda. Las paredes estaban totalmente vacías, desprendían una sensación de soledad que a Raquel no le gustaba, pero pronto colocaría sus cosas y lo solucionaría .

-Sólo hay que limpiar un poco y darle un toque personal. -dijo para sí misma-

Abrió las ventanas y empezó a sacar sus cosas de las maletas y a colocarlas en el armario. Luego empezó a sacar fotos impresas y recuerdos y a colocarlos en las paredes.

Después de todo esto, la habitación empezaba a cobrar vida

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Después de todo esto, la habitación empezaba a cobrar vida. Con todas sus cosas colocadas se sentía un poco más segura, aunque aún así notaba que faltaba algo, pensó quizás con un poco más de tiempo su nueva habitación le gustaría más y lograría sentirse como en casa.

Sus maletas ya estaban vacías, solo faltaba colocar su calendario. Lo colgó justo encima del escritorio y entonces se dio cuenta: aunque pareciera que había sido ayer, había pasado un mes desde que planeó toda su mudanza; quedaban solo dos días para empezar las clases en la nueva academia.

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