3. La toalla

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La pelirroja vio la toalla empapada que llevaba Raquel así que se quitó su toalla y se la dio.

--Anda toma, ponte esto que te vas a coger un resfriado.

Raquel se quedó de piedra, no sabía cómo reaccionar. Alicia lo notó.

--Vale, vale. No miro. -dijo la pelirroja mientras se daba la vuelta-

Raquel aceptó la toalla, se rodeó el cuerpo con ella y tiró al suelo la que llevaba empapada.

--Por cierto, soy Alicia. -Dijo mientras seguía de espaldas-

Raquel no respondió. Se quedó varios segundos mirándole la espalda y el tatuaje que llevaba en el brazo.

--Ya o qué? -Dijo la pelirroja-

Raquel bajó de la nube de sus pensamientos y le respondió aún más avergonzada que antes:

--Sí, perdona, ya te puedes dar la vuelta...

Alicia se dio la vuelta y Raquel miró al suelo.

--Voy a vestirme -Dijo Raquel girándose para evitar el momento incómodo de tener que verla desnuda de nuevo-

Aunque se dio la vuelta rápido, no pudo evitar mirarla por un segundo.

*Qué estoy haciendo?* Pensó.

--Pues vale -Dijo Alicia, que no parecía haberse dado cuenta de la mirada de Raquel-

Alicia se vistió allí mismo, en cambio Raquel se metió en uno de los baños. No podía parar de pensar en lo que acababa de pasar en tan solo unos minutos.

*Vaya día* Dijo en su mente. *La segunda persona que conozco y tiene que ser de esta manera, cayéndome al suelo y desnudas*.

Cuando salió, había otras chicas en el vestuario, pero Alicia ya no estaba.
Raquel se fue al jardín de la academia. Se encontró con Alberto, el chico que había conocido aquella mañana. Estuvieron hablando un rato sobre su primer día aunque Raquel no mencionó nada sobre el incidente con la pelirroja.
-Oye si quieres te doy mi número por si tienes alguna duda con los apuntes o algo -dijo Alberto tras un rato de charla-
A Raquel no le pareció que fuera con malas intenciones pero hubiera preferido evitar esa propuesta.
-Bueno, vale. -aceptó casi que por compromiso-
Alberto le dio un papel con su número y Raquel lo guardó, al menos él no tenía el suyo, así ella solo le hablaría si realmente le necesitara para algo.
Tras unos minutos tenían que regresar a clase. Ahora tenían diferentes asignaturas así que Raquel se despidió y decidió centrarse en sus dos clases siguientes.
A la pelirroja no la volvió a ver en todo el día.

Cuando acabó su última hora, Raquel recogió sus cosas y se fue a casa.

Cuando llegó a su habitación dejó la bolsa en el suelo y se tiró en la cama. Pensó en llamar a su madre para contarle su primer día pero le pareció mejor idea no hacerlo. Rondaba por su cabeza aquel encontronazo con la pelirroja, que ahora ya no le parecía tan vergonzoso, más bien ahora le hacía gracia. Le pareció un buen gesto el de la toalla que le prestó, aunque no por ello dejó de parecerle un poco desagradable aquella chica. No por haberse quedado desnuda delante de ella, al fin y al cabo es algo normal, pero le había hablado en un tono que no le pareció el adecuado para utilizar con alguien a quien acabas de conocer. Eso la hacía más misteriosa para Raquel. No sabía por qué pero no se la pudo sacar de la cabeza durante el resto del día. No sabía si quizás le guardaba rencor por cómo la trató, o si sentía bochorno por la situación pasada.

Cuando llegó la noche, se fue a dormir, estaba agotada. Seguía pensando en aquella pelirroja, intentaba evitarlo, pero no había manera, pues como sabrán, es imposible sacarse de la cabeza algo que se te ha metido corazón.

Ralicia || La academiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora