Raquel se levantó del baño e intentó salir y bajar la escalera con la cartera y el vaso en la mano. Cuando lo consiguió, empezó a caminar por el salón de la casa, buscando a Alicia. También miró en la cocina, pero no hubo manera.
Al final volvió al sofá con Alberto y sus amigos e intentó volver a olvidarse del tema, como había conseguido hacer unas horas antes, pero la presencia de Alicia, incluso sin haberla visto, la ponía nerviosa. Volvió a levantarse del sofá y salió al jardín, ya que solo le quedaba buscar allí, ya había recorrido toda la casa.
Nada más salir vio aquel cabello pelirrojo, recogido en una cola alta. Raquel la recorrió con los ojos, Alicia llevaba un vestido rojo precioso y unos tacones negros que la hacían aún más alta de lo que era. Alicia se dio cuenta de la presencia de Raquel, pero no hizo nada, esperó a que Raquel se acercara a ella.--Alicia -Dijo Raquel, interrumpiendo la conversación que estaba manteniendo Alicia con un hombre-
--Raquel? Qué sorpresa. No sabía que te gustaran este tipo de fiestas.
--Alicia puedo hablar contigo? He encontrado tu cartera. -Dijo Raquel dándole la cartera e ignorando lo que acababa de decirle-
--Gracias pero, no ves que estoy ocupada? -Dijo Alicia señalando a su vaso- Nos vemos.
Alicia se fue a dentro de la casa, dejando a Raquel allí plantada.
Raquel también volvió dentro, de nuevo con Alberto y los demás.
*No debí haberme levantado de este puto sofá* Pensó.
Raquel se sentía un poco idiota, pero pensó que lo mejor era ignorarla, tal y como ella la había ignorado. Alberto y sus amigos reían, contaban chistes y anécdotas graciosas de su época en el instituto. Raquel no estaba muy animada, se recostó en el sofá a escuchar a los demás hablar aunque ella no participaba en la conversación.
--Raquel? ¿Raquel, estás bien?
Raquel sintió que alguien la sacudía y abrió los ojos lentamente.
--¿Alberto?
--Raquel te has dormido. -Dijo Alberto sonriendo- ¿Te encuentras bien?
--Sí, sí... No te preocupes. ¿Cuánto tiempo llevo durmiendo?
--Pues no mucho, una media hora quizás.
Raquel se reincorporó en el sofá, se sentía un poco mejor que antes. Aunque seguía borracha, los efectos del alcohol se habían reducido.
--Sírveme otro vaso Alberto, por favor. Quiero ir a bailar.
Alberto le preparó el vaso y se lo dio.
Raquel se levantó del sofá y se metió entre las personas que bailaban en el centro del salón de la casa. La sensación era la misma que estar en una discoteca, había la misma cantidad de personas o incluso más. Tras bailar con varios individuos que se le acercaron, a Raquel le dieron ganas de ir al baño de nuevo. Buscó las escaleras con la mirada y caminó hasta ellas, aunque dejó media bebida por el camino. Cuando empezó a subir miró hacia arriba y de repente vio que de ellas comenzaba a bajar Alicia. Raquel vio que se reía, y entonces se percató de la presencia de otra chica que bajaba con ella. Sus miradas se cruzaron pero Alicia la evitó. Era la segunda vez en el día que pasaba de ella. Los ojos de Raquel se inundaron de lágrimas y su cabeza de pensamientos negativos: ¿Alicia no sentía lo mismo que ella había sentido estos días? Quizás había sido todo cosa suya, quizás Alicia no tenía ningún interés en ella, quizás ni tan si quiera le atraían las mujeres y todo había sido fruto de su imaginación. Las miradas, las manos, todo.
Raquel se tapó la cara con las manos y subió corriendo las escaleras.--Raquel! -Dijo Alicia cuando pasó por su lado-
A Raquel ya no le importó. Siguió corriendo y se metió en el baño.
No se dio cuenta pero Alicia fue detrás.
--Raquel estás bien? abre la puerta por favor.
Raquel la ignoró, pero tras varios minutos de constancia la dejo entrar.
--Raquel...
--¿Qué quieres Alicia? ¿Acaso ahora si te importo? ¿No estabas tan ocupada? -Dijo Raquel con un tono de reproche y la cara llena de lágrimas. Estaba enfadada y se le notaba-
--Raquel... yo... de verdad que no sabía que te pondrías así. -Se acercó un poco a Raquel pero esta hizo un gesto de desaprobación-
--¿Y cómo esperabas que me pusiera? Apareces en mi vida de repente y en cuestión de días haces que no pare de pensar en otra cosa mientras tú me vacilas. ¿Qué quieres que haga si yo solo puedo pensar en ti y tú cada vez que me ves me ignoras? -Raquel sintió como se le calentaba la cara y las lágrimas corrían de nuevo por sus mejillas-
--¿Qué? ¿Raquel estás borracha? -Dijo Alicia soltando una pequeña risa-
A Raquel aquello le pareció el colmo. Salió del baño y caminó con firmeza hacía la escalera.
--Déjame en paz. -Dijo sin dejar de llorar-
**
Eran las 4 de la mañana, había pasado una hora de la discusión con Alicia y Raquel se la había pasado bebiendo e intentando eliminarlo todo de su mente. Y aunque ella no lo sabía, Alicia también lo había hecho.
Las dos trataban de olvidarse de lo que había pasado. Pero esta vez se cambiaron los roles y fue Alicia quien comenzó a buscar a Raquel.
Raquel bailaba con Alberto, aunque desganada por todo lo que había pasado, pero si pretendía olvidarse no podía quedarse sola sentada en el sofá.
De pronto notó unos brazos que la rodeaban por detrás y un rostro se pegó a su oreja.--Ven conmigo.
Era la voz de Alicia. Raquel sintió una inmensa tranquilidad al sentirla tan cerca, aunque seguía tan enfadada como antes pero aunque quisiera no podía evitar todo lo que aquella mujer la hacía sentir.
Alicia le agarró la mano para llevarla con ella y Raquel la siguió. Subieron al segundo piso y entraron en una habitación. Todas las habitaciones de la casa estaban iluminadas con luz de neón, lo cual hacía que hubiera un ambiente un tanto extraño, pero a Raquel le gustaba.
Alicia cerró la puerta y le agarró las manos a Raquel.
--Raquel, sé que no me he portado bien contigo, por favor, perdóname. Solo te evitaba porque quería olvidarme de ti.
--Alicia yo...
--Desde el día que te miré a los ojos en la clase física, no puedo parar de pensar en ellos, en como me siento cuando te tengo cerca. Antes me he reído porque no me creía que te pasara lo mismo. Quería hacer desaparecer todos mis sentimientos porque yo no soy así, yo no...
--Alicia -Dijo Raquel interrumpiéndola y buscándole la mirada-
Alicia no dijo nada. Se miraron a los ojos. No se habían dado cuenta de lo cerca que estaban hasta ese momento. Alicia agarró suavemente el cuello de Raquel, metiendo la mano entre su pelo revuelto, luego colocó la otra mano en su cintura, acariciándole la espalda. Ambas podían notar la respiración de la otra, como el día que estuvieron juntas en la clase, pero esta vez era todo mucho más intenso. Estaban muy cerca. Con el efecto del alcohol y sabiendo los sentimientos de ambas, Alicia posó sus labios sobre los de Raquel, que también puso sus manos sobre la cintura de Alicia, atrayéndola hacía sí. En aquel momento Raquel sintió que se hacían una. Entendió el cómo, el cuándo y el por qué de todo aquello. Todas las dudas y pensamientos desaparecieron de su mente y ya solo podía pensar en ella. Alicia Sierra, La mujer que llegó a su vida para romper todos sus esquemas. Aunque a partir de ahora, ya no le importaba.
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Ralicia || La academia
Hayran KurguLa historia de Raquel Murillo y Alicia Sierra en la academia. Pueden dejar opiniones, sugerencias y lo que quieran en los comentarios ❤️