cap.31 El niño de las flores

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Tarde o temprano tendría que llegar a esto. Inminentemente sabía que este día llegaría.
Bueno la verdad es que no que no sabía que llegaría tan lejos. Lo que estoy a punto de contarte quizás fue el evento que me cambio por el resto de mi vida.
Y mierda que fue asi... estoy hablando de mi ultimo año de secundaria.
Esto se va a poner estupido.
Matame y devuelveme muchos años atras, cuando era un adolecente inmaduro y pendejo... bueno, más de lo normal.
Back!
Mi secundaria fue como cualquiera de esas publicas. Ya te podras imaginar.
Cuando era pequeño mi generacion era muy diferente.
En este momento te recomiendo escuchar "My generation" de The Who.
Entonces empiezo a contarle a Rubí:
Cuando iba en el segundo año de secundaria era un desastre. Tenía malas calificaciones, mala conducta y todos los profesores se quejaban de mí. Me gustaba molestar a las chicas y desobedecer a todos mis maestros. Estaba en la lista negra de los niños problema siempre.
Ningun maestro me soportaba.
Siempre tenia pintada en la cara una sonrisa estupida y burlona. El profe de matemáticas tenia ganas de ahorcarme, en especial después de que pinte un enorme pene en su banca y pegue con Kola Loka todo su juego de escuadras.
Una sobre la otra...
O como la vez que la profesora de inglés se manchó las tetas porque le entregue mi cuaderno lleno de polvo de gis y se derramó todo sobre su blusa. La pobre pidió su cambio de grupo tres veces.
Era demaciado hiperactivo y no me gustaba quedarme quieto o poner atención. Tenia a mi par de amigos; Alfonso y Cesar, y como yo los llamaba, Alfons y Chiza. Eramos un desmadre en la secundaria. Le gastabamos bromas todo el tiempo a las chicas de nuestra clase, como alzar su falda de un manotazo, robar su maquillaje, manchar sus asientos con pintura roja o pegarles cosas en el cabello... una vez le corte un mechón de pelo a Día. Alfons y Chiza siempre se reían.
Porqué era así? Quien sabe... ya ni siquiera me acuerdo.
O bien ya te lo estarás imaginando.
Solia juntarme a veces con unos tipos mayores que yo. Ellos eran Enrique, Fran y Brandon... o sí.
Ellos eran los tipicos bravucones del grupo. Ellos se pasaban en serio. Pero como en ese tiempo yo era un completo idiota, todo lo que hacían me parecía gracioso y de cierta forma inconscientemente trataba de ganarme su aprobación imitandolos.
Tu sabes...
Todo cambió al pasar de año.
Empieza el tercer año de secundaria y Brandon se quedo solo. Parece que Enrique y Fran se cambiaron se escuela, o algo así. Si antes Brandon era de lo peor, ahora se volvió toda vía más cruel. En especial con Raúl... ya lo veras.
Entonces al comenzar el año y llega al grupo esté chico nuevo. Su nombre era Raúl, e inmediatamente todos supimos que él era diferente. Un pobre chico de tez morena y de baja estatura. Su uniforme parecía sucio y desgastado, sus zapatos viejos parecían lastimarle y llevaba todos sus útiles en una mochila vieja y rota.
Un chico pobre y un pobre chico.
Era nuevo y parecía no conocer a nadie, e inmediatamente todo el mundo comenzó a evitarlo. Siempre solo, nadie habla con él. Nadie excepto Brandon.
Al principio parecía amigable... pero eso también lo volvio una presa facil.
Ni siquiera sé cuándo empezaron las burlas, un día simplemente Brandon decidió empezar a molestarlo y ya.
Todo el dia, todos los días... un insulto diferente.
-Hueles bien feo! Hazte para allá!.
Tu piel es como color mierda.
Tu mochila toda culera la sacaste de la basura?
Estás bien culero, pareces un topo.
Pinche chaparro estás bien cagado.
Ya viste sus manos? Siempre está todo lleno de tierra el topo.
No te vaya a pegar las liendres.
Tiene cara como de indígena.
Ni tiene para unos cuadernos... aguas que seguro es rata!
Huele a mierda siempre.
Hahahaha... sus pinches zapatos de viejito.
Ah! Tiene agujeros en los pantalones, seguro es porque se tira un chingo de pedos.
Pinche chimuelo.
Ya comiste conan? Conanemia hahahahaa...
Pinche indio, de que cierra vienes?.-
El acoso verbal y el acoso fisico eran el pan de cada día para Raúl.
Los sapes, los empujones, las cachetadas, la basura que arrojaba a su cabeza, las groserías escritas en su banca, las porquerías enbarradas en su silla, las veces que arrojo su mochila a la basura, los escupitajos en sus cuadernos, usar su pequeño súeter escolar como trapeador, el chicle en su cabello, las veces que lo rocío con desodorante, las incontables veces que lo encerró en el baño, todos sus utiles mojados... y Raúl solo agachaba la cabeza. Nadie jamas volteabá a verlo o decía algo.
Era como si estuviera solo. Parecía demaciado débil para enfrentar a Brandon y demasiado miedoso e inseguro como para acusarlo con los maestros.
El simplemente se aguantaba y ya.
Y a nosotros nos daba muchísima risa.
Alfons, Chiza y yo jamás nos aburriamos con él.
En ese entonces no comprendía por qué pero, nos parecía divertido verlo humillado.
De vez en cuando también lo molestabamos nosotros.
Nunca lo escuché quejarse.
Nunca lo escuché decir: -Basta! Dejenme en paz! No me molesten.-
Parecía que siempre tenía miedo.
Todos y cada uno de sus días fueron iguales.
Pasaron los días, las semanas y los meses, pero molestar a Raúl no pasaba de moda.
-Qué tiene que ver esto con flores?.- Me interrumpe Rubí.
-Descuida, a eso voy... deberíamos pedir más cervezas.-
Cierto día, teníamos una reunión familiar muy importante en casa. Mi mamá, como siempre, quería lucirse con la comida. Debíamos hacer los preparativos desde temprano y mamá necesitaba mucha ayuda. Entonces recordó que tendría que comprar unas cosas en el mercado local y me pidió de favor que la acompañara. Al ver lo apurada y emocionada que estaba no pude negarme.
La verdad es que salir de compras con mi mamá me incomodaba un poco.
Tu sabes...
Comprar esto, comprar aquello, cargar esto, traer aquello. Vaya que el mandado era grande. Yo sólo la sigo a todas partes y la ayudó a cargar.
Entonces mi mamá recordó: -Ah! Faltan las flores. Vamos a comprar un bonito arreglo floral para el centro de mesa.-
Afuera, en la parte trasera del mercado, se encontraba una anciana sentada en una pequeña silla junto a un pequeño puesto de flores. Vendía girasoles, rosas, hortensias, tulipanes, dalias, lirios y claveles. Mí mamá solo quería unas rosas para el centro de mesa y se acerco a comprar. Escogió un gran arreglo que parecia muy caro y le pago.
La anciana le pregunta: -Las va poner en maseta o en florero?.-
Entonces mamá le contesta: -Oh, pues en un pequeño centro de mesa con tierra.-
-Ah, no quiere tantita tierra para sus flores? Esque hoy tengo un poco de tierra con sales que pueden ayudarle a que su arreglo le dure más.-
Mi mamá le agradece y acepta la tierra.
Entonces la anciana llama a su hijo.
-Raúl, mijito, trae la bolsa con la tierra para que la señora se lleve tantito pa sus flores.- 
Entonces escucho esa voz: -Voy ma!.-
En ese momento me sorprendí y no supe que hacer. De pronto aparece de detras del puesto.
Ahí estaba Raúl y llega cargando un enorme costal de tierra sobre su espalda. Se veía pesadisimo. Sí me sorprendí al ver que el lo cargaba sin dificultad.
-Eso se ve muy pesado, ayudalo a bajarlo con cuidado.- me ordenó mi mamá.
Yo estabá confundido. No sabía que decirle. Yo reconocí a Raúl inmediatamente pero, el me reconocería a mí?
Solo se me ocurre decirle un pequeño: -Hola... .- y muy amigablemente él me devuelve el saludo.
-Hola, que tal... .-
Bajamos el costal con cuidado, pero no pudimos evitar llenarnos un poco de tierra. Yo me sacudo inmediatamente la ropa, pero Raúl ya parece acostumbrado a eso.
Toma una pequeña maseta y comienza a llenarla de tierra del costal con sus propias manos.
Sus manos se ven tan curtidas.
-Aquí tiene.- Le dice amablemente a mí mamá y le entrega la maseta, y agrega: -si quiere que el arreglo le dure, puede poner en la maseta una base de tierra, luego tantito abono o composta y luego otro poco de tierra y le va a quedar bien bonito.-
Mi mamá le agradece y le dice: -Oh, que muchacho tan lindo y trabajador. Toma esto.- le estira discretamente un billete y se lo pone en la mano. Raúl se apena un poco y no quiere aceptarlo, pero mí mamá insiste.
-Muchas gracias, hasta luego.- nos despedimos.
Aún me siento incomodo.
Solo escucho a Raúl decirme: -Nos vemos... .-
Nos alejamos un poco y entonces volteo a ver de reojo. Veo a Raúl tan feliz y sonriente mostrándole a su mamá el billete que se a ganado.
Es tan alegre.
Nunca lo había visto tan contento, porque, tu sabes, en la escuela... es diferente.
Entonces en ese momento sentí algo. Por primera vez en mi vida, por primera vez en toda mí puta vida, sentí compasíon por alguíen.
Y se siente bastante feo...
Tu sabes?
Y creo que a partir de eso fue cuando decidí dejar de ser un patán idiota y ser más empatico. Y no solo con Raúl, sino con todo el mundo. Me prometí a mi mismo que me iva a comportar y que sería mejor persona de ahora en adelante.
Fue ahí cuando todo se volteo en mi contra.
Yo solo queria ayudar...
To be continue...

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