Grimmauld Place

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Scorpius gruñó al ver como Halley se marchaba en la motocicleta Triumph que James conducía. Ni siquiera podía concentrarse en lo que respectaba a su misión cuando su hermana pequeña estaría paseándose con la "profesora Umbridge" que ahora tenía pinta de chico malo con ese cabello rebelde y la chaqueta de cuero.

Le hacía honor a su otro nombre, Sirius, un chico coqueto y conquistador. ¿Cuándo demonios empezaron a salir? ¿Cómo ocurrió? ¿Sería acaso que la ley de matrimonio...?

— ¡es guapo! — Pansy gritó tras de él. Vio como el muchacho se sobresaltaba y evitaba gritar. — ¿te asusté? ¿En verdad, te asusté?

El joven aclaró su garganta y trató de mantenerse sereno. — No...

La risa de la adolescente le hizo sonrojarse por lo avergonzado que se sentía, Pansy era una tía consentidora que siempre lo tomaba desprevenido y lograba pegarle sustos de muerte. El pasado parecía no ser la excepción.

— Scorpius, ¿tienes novia? — Pansy esperaba expectante la respuesta, pero le sorprendió más cuando él negó con la cabeza — ¿alguna vez has tenido novia?

— No ha nacido un amor para mí. — Scorpius suspiró — cuando mi hermana se case me convertiré en sacerdote y honraré el celibato.

— ¡Te daré a mi hija! —exclamó sin más la bruja.

El mago sonrió, ¿si la línea temporal cambiaba estaría libre de casarse con quien deseara? No, él iba a tomar los hábitos debido a que consideraba que era la mejor manera de mantenerse alejado de las leyes mágicas y por supuesto no había mujer alguna que lo hiciera dudar de su amor hacia Dios — No creo que tu hija quiera amarme, seré bastante mayor.

— Tal vez, si tuviera una hermana te la presentaría. — resopló un tanto molesta. — Solo espera a ver el futuro y tendrás una linda novia, no te rindas.

¿Cómo no hacerlo? Todo apuntaba a que, si no desaparecía del mundo mágico terminaría casado por obligación, tendría hijos por obligación. Desde luego que Scorpius Malfoy no quería ese tipo vida, peor aún no podía enamorarse para luego perderla para siempre, como ocurrió con su padre y su madre.

— No hace falta. No necesito el amor de una mujer, solo a Dios.

Pansy ignoró por completo el comentario — Con los genes que Harry tiene es posible que tenga hijos pelirrojos. Desearía una hija pelirroja, una niña hermosa... — Soltó un suspiro — Si no tengo hijo con Harry no los tendré con otro hombre.

Scorpius podía dar fe de ello, en cuanto fue lo suficiente mayor para comprender el motivo por el cual su madre y su padre estaban separados, supo que no era el único que pasaba por esa situación. James que era un par de años mayor era el hijo único de Harry Potter, un muchacho que al igual que él deseaba ver a su madre... Pero su amigo lo compadeció más a él y Halley por la malvada madrastra que tenían. Mientras Scorpius creció cerca de su tía Pansy que solo tuvo un hijo al que no podía ni ver, James podía sostener largas charlas con su madrina Hermione. Maldita Ley de matrimonio que terminó por separar padres de hijos.

 Maldita Ley de matrimonio que terminó por separar padres de hijos

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Halley suspiró tras beber un poco de chocolate. Su cita era extraña. Sentía como su prometido la detallaba, como si fuera la última vez que la vería. En todo caso, si ella falleciese al día siguiente, tenía la seguridad de que James usaría el DeLorean para salvarla.

— Te llevaré al salón de belleza, creo que un color castaño en tu cabello disimulará tu identidad. — James veía a su prometida con fascinación, en verdad la ropa muggle de los 90s la hacía ver preciosa.

— No me quitas la mirada de encima, ¿Te gusto? — Preguntó incómoda y ni siquiera lo pensó hasta luego de oírse. — Lo siento, yo no...

— Halley sería un ciego si no me gustaras, trato de mantener mis emociones a raya para no incomodarte. — Se explicó y luego dio un mordisco al tema trozo de pastel que aún quedaba en su plato.

Probablemente por ser mayor lo veía como un hombre experimentado que pudo tener más de mil novias, pero en mundo limitado por una ley de matrimonio, cada niño, adolescente y joven tenía miedo de que al enamorarse terminaría con el corazón roto y casado con otra persona. Él no era la excepción, creció temiendo amar y perder a esa mujer para siempre.
La Ley existiría hasta que Kingsley pereciera, para la mala suerte de los magos británicos el ministro viviría otros cien años más. Cien años en los que muchos jóvenes sufrirían por un matrimonio forzado.

— Tienes razón, serias un ciego. — Halley respondió más para sí, claro que ella también estaría ciega si no le gustase ese hombre, tan guapo y hermoso. Atlético con pinta de chico malo solo por conducir una motocicleta y usar ropa de cuero. Vaya, estaba sumida en un cliché. Tenía curiosidad por saber cómo hubiese sido James de ser criado por Pansy Parkinson— Solo por esta vez creo que la ley de matrimonio está bien para mí.

Ambos compartieron una sonrisa cómplice. Necesitaban despedirse bien, ya que no se verían hasta mediados de junio. Aunque claro usar las llamadas por la chimenea los mantendría al tanto.

— Vamos al Salón de belleza, así él no podrá relacionarte con nadie. — James le dio una dulce sonrisa. — También hay que comprar productos para perros.

— Más que nada un Shampoo antipulgas. — Halley supo de inmediato que había algo más —James, suéltalo ¿Qué es lo que quieres preguntar?

— bien, me atrapaste. He tenido curiosidad de porqué en estos dos últimos años te sigues viendo como de 15 años.

— Cada familia tiene una maldición a sus espaldas, en caso de los Malfoy es que la hija mujer tendrá una ilusión óptica sobre ella lo que obliga a que su apariencia sea ocultada de todos y lo otro es que solo tendrá hijos varones con las características físicas del padre. — Halley suspiró — mis hijos no serán rubios y no tendrán ojos azules.

— Entiendo eso último, pero que tiene que ver tiene que ver la ilusión óptica ¿Hay manera de romperla? — James se apresuró a tomarla por las manos. — No me gustaría que vivas de esa manera.

— Por muy ridículo que esto suene, yo sé cómo luzco. No soy una niña de quince, soy ya una mujer con todas las curvas y belleza que heredé de mi madre. — le dio un guiño — trata de imaginarme más madura y de copa D.

—¿copa D! — Si para los hombres es un sueño la copa C, la D era un paraíso. 20 centímetros de pura pulpa. — Te aseguro que hallaré la manera de romper esa maldición.

Halley sonrió y disfrutó del contacto de la mano tibia de James que no la soltó. Romper la maldición era tan fácil y difícil a la vez. La única que podía hacerlo era su madre, pero dadas las circunstancias lo mejor que podía hacer era esperar a regresar al futuro y ver los cambios.

Back To The Future © ||TG + DRAMIONE||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora