𝐌𝐈𝐍𝐃𝐑𝐄𝐀𝐃𝐄𝐑 - RenMin (Editando)

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Jisung se sentó frente a Renjun con los brazos cruzados. Su rostro era solemne, su mirada en el mayor era fría.

—Jisu...—

—No—, Jisung corto.

Renjun guardó silencio, mordiéndose el labio inferior mientras esperaba que el más joven continuara.

Después de que su llamada terminara anoche, Jisung le envió un mensaje al mayor para que se reuniera con él en la cafetería antes de que comenzaran las clases. Se sentaron uno frente al otro en una mesa, como si estuvieran haciendo un concurso de miradas.

—Se los he dicho muchas veces. Jamás, pero jamás vayan a mi departamento—, reprendió Jisung. Renjun se burlo de sus palabras y tono. Se sentía como si estuviese siendo regañado por su madre.

—No es la gran cosa, de acuerdo. Si te molesta tanto no se lo diré a nadie—, respondió Renjun con el mismo tono que el otro.

Frunciendo el ceño, Jisung miró a Renjun. —No te enojes. Fuiste tú quien cruzó la línea—.

Renjun dejó escapar una risa de incredulidad mientras su lengua se presionaba contra el interior de su mejilla. —No puedes decirme cómo debo de sentirme, carajo—, respondió.

Detrás del mostrador, estaban Johnny y TY observando a los dos muchachos pelear. —Esto pesará en tu conciencia—. Johnny suspiró, mirando a su esposo decepcionado. TY lo miró boquiabierto, seguido de un tartamudeo incoherente de palabras.

—¡¿Disculpa?!—

—Enviaste a Renjun a hacer tu trabajo—, respondió Johnny.

—¡Era solo una caja de libros!—, Contradijo Taeyong.

Dando un paso cercano hacia Tae, Johnny se inclinó, sus caras a pocos centímetros de distancia. —Libros que no son libros ordinarios—, dijo Johnny en un susurro, tratando de recordarle a TY la situación. Parándose derecho, Johnny volvió a mirar a los dos muchachos que aún estaban absortos con su discusión.

Taeyong continuó mirando a su marido, un puchero se formó lentamente en sus labios. — malvado—, murmuró en voz baja. —Bien—

Johnny vio como el hombre bajito salió de detrás del mostrador y se dirigió a los menores. TY, ignorando las miradas de los dos muchachos que habían detenido su disputa por su repentina presencia, se sentó al lado de Renjun. Les sonrió mientras apoyaba sus antebrazos contra la mesa con las manos juntas.

—Chicos—, saludó TY. Ambos se quedaron en silencio. En cambio, volvieron a mirarse fijamente.

—Realmente no entiendo por qué estás tan enojado. Te dije que no le iba a decir a nadie—, Renjun comenzó de nuevo.

—Ese no es el problema—, respondió Jisung.

Tae, queriendo arreglar su desastre, decidió entrometerse. —Jisung, sé que estás enojado con Renjun, pero fue mi culpa, está bien. Le pedí el favor de entregar los libros que Doyoung me pidió—, explicó, sin notar el cambio de expresión de Jisung ante la mención de Doyoung. Mientras que  Renjun comenzó a escuchar atentamente, curioso por saber más sobre la información derramada.