Siete

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Comenzamos a hablar más seguido en clase luego de aquel lluvioso día. Sonreías cada vez que me veías, incluso parecías un poco más feliz cuando te dejaba contarme tu día. Te quejabas de que tu mejor amiga siempre te dejaba sola por irse con su novio, lo mucho que te molestaba aquel profesor de ciencias que no dejaba de enviar tareas incluso los fines de semana, lo ansiosa que te dejaba que tu gato se desapareciera todas las tardes y no volviera hasta la mañana siguiente, la reacción alérgica que descubriste que tenías con las abejas luego de que te picara una la semana pasada, la vergüenza que pasaste al tropezarte con la alfombra del banco quedando, según tú, en ridículo. Me contabas todo cada día que pasaba, era feliz al saber que estaba ganándome tu confianza poco a poco, en especial cuando comenzaste a pedirme consejos con cosas pequeñas.

Pero jamás me hablaste de tu familia, no hasta aquel día. Ojalá hubiera sabido desde el principio que esa era la raíz de la oscuridad que comenzaba a absorber tus hermosos y brillantes ojos, querida Nora.

Pero el ojalá es sólo una palabra sin acción, y el ojalá ya no existe entre nosotros.

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⏰ Última actualización: Apr 17, 2020 ⏰

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La chica de los ojos color otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora