Prólogo

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Adán sólo leía un libro en la cafetería aquella mañana de diciembre, hasta que sorpresivamente un estruendo seco interrumpió el discurso de el Sr.Darcy expresándole sus sentimientos a Elizabeth. Miró con molestia hacia el medio del lugar y juraría, por todo el dinero del banco Gringotts, que la mirada avergonzada de Nora jamás se le borraría de la mente. Como si de un cliché barato en la aplicación de libros que usaba su mejor amiga para escribir, Adán se enamoró de la chica de los ojos color otoño, y hasta el día de hoy no se arrepiente de todo lo que hizo para conseguir la atención de tan hermosos ojos.

La chica de los ojos color otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora