Dos.

23 2 0
                                    

Te gustaba escribir. Escribías poesía, y me cautivabas con cada rima y verso que salía de esa encantadora mente que tenías. Aún así tus escritos jamás podrían compararse con esa mirada otoñal que cada vez me cautivaba más.

La profesora Díaz estaba maravillada con tus escritos, me atrevería a decir que llegó a compartirlos con los demás profesores para que admiraran la valiosa joya que le había tocado como estudiante. Porque si, eras una joya, Nora.

Siempre fuiste una hermosa joya que nadie debió lastimar. Tus poesías cargadas de lamento me confirmaban lo rota que llevabas el alma.

La chica de los ojos color otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora