Te gustaba escribir. Escribías poesía, y me cautivabas con cada rima y verso que salía de esa encantadora mente que tenías. Aún así tus escritos jamás podrían compararse con esa mirada otoñal que cada vez me cautivaba más.
La profesora Díaz estaba maravillada con tus escritos, me atrevería a decir que llegó a compartirlos con los demás profesores para que admiraran la valiosa joya que le había tocado como estudiante. Porque si, eras una joya, Nora.
Siempre fuiste una hermosa joya que nadie debió lastimar. Tus poesías cargadas de lamento me confirmaban lo rota que llevabas el alma.
ESTÁS LEYENDO
La chica de los ojos color otoño
Roman pour AdolescentsNi siquiera la belleza de Julieta descrita por Romeo aquella noche igualaría la mirada otoñal de Nora el día que Adán la conoció. Pero esto no era un cuento de amor perfecto con finales trágicamente románticos, esto era la vida real, y Nora estaba l...