Capítulo 4:

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Al día siguiente, antes de regresar a casa y dejar el hogar, Emma se paseo por el pasillo de las habitaciones a ver a sus niños, que hasta el momento eran todos un tantos desconocidos, ya que no tuvo la oportunidad de conocer a fondo a los niños que se les asignó.
Justo a las seis de la mañana encontró a Camila frente al gran edificio en el Mustang entre medio de un bostezo,

— No debiste venir— habla Emma al abrir la puerta del auto.

— entró a las ocho a trabajar, así que...—se encoje levemente de hombros,
— ¿Cómo te fue?-

—bien— en sus pensamientos se dibuja las sonrisas de los hermanos cuando tenían de vuelta entre sus manos el dibujo, — muy bien— termina contestando con una gran sonrisa en su rostro...

Por la mañana no tenía compañía hasta después del mediodía que era el momento en el que Camila regresaba a casa, y desde alli solo restaba esperar unas horas para volver al hogar bajo el extremo cuidado de Camila, que no aceptaba un no, como respuesta para llevarla...

Está vez, cuando llegó al hogar se encontró con la directora saliendo del edificio con su pesada presencia, al parecer abandona el hogar en el cambio de turno. Apenas se inmutó en saludar a la joven, al menos ella no trataba de disimular sus frías actitudes como en el caso de las cuidadoras.
Nuevamente un hola para el guardia y un movimento de cabeza de su parte.

Apenas entró en el hogar, dejo su pequeña mochila, con algunas de sus cosas personales, sobre la cama de la habitación y subió a hacer su trabajo. Su primera acción, que además lo estuvo pensándolo en todo el día, es ir a conocer a las niñas de la habitación A y B.

En el pasillo está vez se encuentra con algunas niñas que salen de la ducha, con sus cabellos despidiendo gotitas de agua por el pasillo, las mismas la miran de reojo con la misma expresión de curiosidad. Acto seguido, se decide por ingresar a la habitación A, la misma está en total tranquilidad.
Hay tres camas, dos de ellas están básicamente pegadas una a la otra, y la siguiente está un poco alejada. En las camas juntas se encuentran dos niñas ojeando un libro, la más grande le señala algo con su dedo índice a la niña junto a ella, mientras que en la otra cama alejada está otra jovencita, sentanda con las piernas cruzadas y con una revista entre sus manos.

— hola— la vocecita de Emma parece haber resonado en cada rincón de la habitación.

— hola—la niña  levanta la vista de la revista,

— soy,  Emma—la joven termina entrando de lleno en la habitación,
— soy su nueva cuidadora, me las asignaron— sonrie con los labios cerrados esperando alguna respuesta, está vez no traía nada para ellas con el que llamar la atención como en el caso de los hermanos.

— Caroline. 

Emma clava sus ojos en la niña con la revista,

—Briana— otra voz se hace presente, la niña que con tanto entusiasmo mostraba algo en el libro, —ella es mi hermana Ariana—, ambas le regalan un sonrisa.

— que bellos nombres—visualiza una silla a un costado y toma asiento,
— Am, me gustaría mucho conocerlas, así puedo ayudarlas en lo que necesiten.

Instantáneamente, Caroline se pone de píe y termina saliendo de la habitación sin decir nada,

—ella es asi— salta Briana restándole importancia.

— Hermana— Ariana jala  a su hermana del brazo con los ojos puestos en Emma,
— iré al baño.

Briana, le contestas  con una sonrisa haciendo que su hermanita se baje de la cama, aún con los ojos puestos en Emma y comience a alejarse lentamente.

—¿Cuántos años tienes?—pregunta al fin Emma, solo para romper el clima que se armó a su alrededor,

— trece, mi hermana once.

—¿y..

— Caroline, catorce.

Emma asiente con la cabeza, llevando la vista hacia los elementos que posee la habitación, hasta que la voz de Briana sigue hablando,

— llegaste ayer ¿no?

— así es.

— nosotras estamos en hogares desde los cinco años– comienza a ojear el libro sin parar en ningún hoja en particular como esperando a una respuesta de Emma.

—tenías ocho—afirma, —y Ariana...

— seis—aún sigue con los ojos en el libro, puede que no tenga el suficiente valor de hablar y mirar a Emma, esa desconocida, pero esa extraña necesidad de contarle esa pequeña historia la hace más valiente,
— teníamos un padre.

— ¿Qué pasó?—apenas levanta la vista hacia Emma pero lo baja inmediatamente, — no, no tienes que contarme— la joven se levanta de su lugar sentándose junto a ella, — pero, acude a mi si necesitas algo— posa su mano sobre el hombro de la niña.

—tú eres diferente—Briana la estudia con la mirada,

—¿si?

—si, eres... sonriente

— tú también—le guiña un ojo,
— bueno, estaré por aquí— se levanta de la cama para dirigirse a la puerta cuando la voz de Briana regresa a la vida,

– abuso de Ariana.

Los pasos de Emma se quedan a mitad de camino, paralizada, a espalda de Briana.  Al cabo de dos segundos, se voltea hacia la niña que sigue con los ojos en el libro, creando su propio escudo luego de decir eso,

— Briana...

– no, no tienes que decir nada— la niña no es capaz de mirarla siquiera pero la joven necesita decir algo, sin embargo, cuando da un paso hacia ella, Ariana aparece en el cuadro, así que se contiene.

– Ariana– traga saliva para tragarse el nudo que se le formó en la garganta, aún más con la niña allí,
—yo...–señala la puerta en extraños movimentos y termina saliendo de la habitación.

Se recuesta sobre la puerta de la habitación, aún escuchando la voz de Briana en su cabeza.
Emma, sabía que miles de historias encontraría en el hogar, pero de lo que no estaba segura era de como reaccionar al respecto.

Aún le queda ver dos habitaciones más, la B y la de los hermanos. ¿Que tanto daño le hicieron a los pequeños niños?...

 ¿Que tanto daño le hicieron a los pequeños niños?

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Olvidados✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora