Capítulo siete

61 6 0
                                    

Desperté con el suave canto de las aves, me sentía como en un cuento de hadas, de esos que mamá solía contarnos.

Pero, ¿adivinen qué? No era así.

Kyle se movió un poco y mi vista se aclaró, habíamos dormido toda la noche fuera de la casa que habíamos encontrado el día anterior, supuse que se sentía cansado y dejé que descansara un poco más, teníamos que ponernos manos a la obra, esperaba que a los chicos pudieran darles un trabajo como carpinteros y a nosotras como costureras en el pueblo que estuviera más cerca de este punto.

Me puse de pie y entré a la casa, Mel también había acabado de despertar y me sonrió con sinceridad.

— ¿Dormiste bien? —Pregunté.

—Bastante, en realidad. ¿Y tú?

—Igualmente, me siento renovada.

—Duermen como rocas. —Dijo, refiriéndose a los chicos, ambas reímos-

—Concuerdo.

—Lotte... ¿Qué haremos ahora?

—Suspiré— Bueno, estaba pensando en que podríamos ir al pueblo que esté más cerca y buscar trabajo como costureras, supongo que los chicos se ofrecerán como carpinteros.

— ¿Y tú crees que nos darán trabajo siendo forasteros?

—Confiemos en que sí. —Dije con aire pensativo.

—Yo confío en ti. —Sonrió— Eso es lo único que me alivia.

—Además podemos confiar en nuestro ángel, no es tan difícil que nos acojan, lo sabes.

—Tienes razón, hay que tener una buena actitud.

—No solo eso, yo tengo un buen presentimiento.

—Siendo así, despertemos a nuestros acompañantes, hay trabajo por hacer.

—Bien, déjamelo a mí.

Mel se acercó con cautela hasta los chicos y juntando un poco las manos hasta la altura de su ubicación lanzó un hechizo para hacerlos despertar.

¡Aqualis frigus! —Y dos chorros de agua salieron de sus manos directamente hasta los rostros de Alec y Kyle, saltaron de inmediato y se pusieron de pie con una expresión de terror.

— ¡Somos medio animales!

— ¡A los animales no les gustan ese tipo de prácticas!

Mel y yo estallamos en risas y luego de que salieran de su shock, nos aseamos para dirigirnos al pueblo, ubicado a unos 50 metros de donde habíamos pasado la noche.

Al llegar nos dimos cuenta de que era un lugar muy avanzado para estar ubicado en medio de un bosque. Sus casas estaban fabricadas al pie de la montaña y hacia arriba, estaba cerca a la cascada donde nos habíamos dado un baño días antes y a lo lejos podía verse una hermosa extensión de agua, era un lago. En la plaza central se encontraba una bella fuente donde algunos campesinos se ubicaban para ofrecer sus cosechas. Una iglesia se alzaba con elegancia en la mitad del pueblo y las campanas sonaban con fuerza anunciando el inicio de la eucaristía.

— ¿Con quién crees que deberíamos hablar para pedir ayuda? —Preguntó Kyle mientras miraba alrededor. Era un pueblo pequeño, pero tenía mucho movimiento, al parecer era el día de mercado. En un pequeño cartel de madera decía "Hallstatt", supuse que ese era el nombre del lugar.

—Podemos ir a la iglesia, los sacerdotes tienen información de las labores pendientes en un pueblo.

—Claro Alec, cuando no quieren matarnos. —Dijo Mel, en un tono sarcástico.

Luminis: el origenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora