Capítulo cinco

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—Creo que ahora sí lo tenemos. —Declaró Charlotte sonriente.

—Gracias al cielo, y aún es temprano.

—Miraron la hora en el viejo reloj que reposaba en la pared— Son las 2:30 am, podemos ir a dormir ya.

—Ah no, nada de eso. —Dijo Melody sentándose junto a su hermana, quien la miraba levemente nerviosa— Ahora mismo vas a contarme cuál fue todo el alboroto de hace unas horas... Ni siquiera te concentras bien. ¿Ha pasado algo con Simeone?

—No con Simeone, pero sí con un chico.

Abrió mucho los ojos.

— ¿Cómo? ¿Encontraste a alguien más?

— ¿Qué? No, es solo que... —Miró por la ventana— Nunca lo había visto con otros ojos...

—Espera, ¿te refieres a...?

No terminó la pregunta pero supo a quien se refería.

—No puede ser, ¡te gusta Kyle!

—Se ruborizó— No lo digas tan fuerte... Y no es que me guste, es que... —Sonrió de lado— Nos besamos y...

— ¿¡Qué!? —Gritó un poco y luego volvió a bajar la voz.

—Déjame terminar. —Rio bajo— Como decía, nos besamos y sin embargo no mostré resistencia... Tengo miedo de que las cosas se vuelvan diferentes.

— ¿En qué sentido?

—En que nuestra amistad se encontrará estropeada de alguna forma... No soportaría perderlo. El solo hecho... —Su voz se quebró levemente.

—Oh, ven aquí. —Melody la tomó en sus brazos envolviéndola en un abrazo cálido— Todo va a estar bien.

—El problema es que no quiero perder su amistad... Pero algo en mí se ha encendido, y no creo que se apague en un buen tiempo.

—Su hermana la miró fijamente— ¿Lo dices en serio?

—Asintió suavemente— Así es.

—En ese caso, luchen por eso. Además se conocen de toda la vida, no puede haber alguien que te quiera además de mí como él.

—Rio— Lo sé, gracias hermanita.

—Sonrió— Siempre.

Alec.

Salí con Kyle de la cabaña de las chicas, luego de que ambas se reconciliaran. Vaya que Melody podía ser testaruda, pero la ventaja era que yo podía calmarla.

Noté que Kyle venía muy callado en el camino. Él no era así.

—Hey, ¿pasa algo?

—Volteó a verme— ¿Eh? Ah, no... Nada, todo de maravilla. —Dijo lo último soltando un suspiro.

—Sonaste como idiota. ¿Quieres decirme qué pasa?

—Es... Es Charlotte.

—Fruncí el ceño- Sí, sí, ya sabemos que estás perdidamente enamorado de ella, ¿qué hay de nuevo en eso?

—Nos besamos.

Abrí la boca incrédulo. Ni yo había logrado eso con Melody.

— ¿¡Que tú qué!? No puede ser. Estás bromeando.

— ¿Me ves cara de chiste?

—No, pero sí es graciosa.

—Me dio un golpe suave en el hombro, reí— Okay. Pero, ¿me hablas en serio?

Luminis: el origenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora