Es el camino más largo que debo recorrer, debo volver a verla, solo porque mi padre está muriendo y desea verme, como odio ser tan vulnerable, tan débil, tan estúpido; ella, SARA, era mi luz, mi cielo, mi mundo, era mi todo.
Manejando en esta carretera vacía hacia Florencia, bajo la poca luz de la luna, se vienen los recuerdos del hombre que era, del pobre infeliz que creía en ella; siempre creí que el amor era el sentimiento más poderoso del mundo, que podías mover cielo y tierra por otra persona. Pero ahora creo que no. El ODIO es lo que mueve a la gente y es lo único que siento por todas las mujeres, especialmente por ella, y sin pensarlo una lágrima se escapa de mi ojo derecho mientras mi único compañero, Tomas, mi perro, se intenta acomodar en el asiento del copiloto y suelta un sonido de tristeza por este viaje tan largo y pesado para los dos.
La conocí de la forma más cliché del mundo: en el colegio, era la niña más hermosa del mundo -maldita perra- , su piel blanca, delicada, y sus grandes ojos azules, su cabello crespo hasta los hombros la hacían producto de un espejismo. Siempre la observaba en el colegio. La seguía hasta su casa. La espiaba desde el árbol frente a su ventana, solo tenía 14 años y ella despertaba los sentimientos más impuros en mí, no podía dejar de verla, seguirla, espiarla.
Hasta que esa noche, el maldito árbol me traicionó y se partió una de las ramas, lo que ocasionó que yo cayera de la forma más estrepitosa al suelo; NO PUDE CORRER. Sara se asomó muy rápido a su ventana y me miró en el suelo sucio y adolorido, pensé que iba a gritar o tratarme mal pero en realidad solo se preocupó por mí y bajó con sus padres ayudarme. Está de más decir que me castigaron. ¡¡Si me castigaron¡¡ a mis 14 años era un tonto. Desde esa noche todo cambió, nos acercamos más, éramos los mejores amigos, no me separaba de ella y ella de mí, era una fuerza que nos unía, que siempre nos permitía estar juntos.
Pasaron los años y ya teníamos 16, ya mis sentimientos hacia Sara no eran solo de amor, cariño, respeto... eran de deseo, y aunque no lo crean ella sentía lo mismo. Lo descubrí esa tarde después de clase, quedamos de encontrarnos en la biblioteca para estudiar. En realidad para que Sara me ayudara con Sociales. Jamás imaginé que ese día mis sueños se hicieran realidad. Al llegar a la biblioteca ella estaba esperándome en una de las mesas cerca a la ventana, tenía un vestido azul como el color de sus ojos. Se podía ver el inicio de sus hermosos senos. Su pelo solo sujetado con una pinza de flores.
Comenzamos a estudiar y yo no podía dejar de ver el pequeño escote de su vestido y me imagine tocar sus senos, besarlos, el problema es que mi cuerpo también lo quería. Me delató provocando que mi entrepierna tuviera problemas, ella lo notó porque sonrió y se acercó a mi oído derecho para decirme de la forma más lenta y tortuosa que fuéramos a la parte más alejada de la biblioteca. Juro por Dios que intente decirle que NO, pero mi cuerpo, y el poder que ella tenía en mí, me llevaron a ese lugar. ¿Cómo olvidar que en medio de los libros de mitología griega y enciclopedias Sara me beso por primera vez?. Le gustaba y soñaba todas las noches desde los 14 años conmigo y que sus sueños cada vez eran más reales y sensuales, al igual que yo; así que la bese como podía, la toque con miedo a lo que ella solo reía diciéndome que la tocara, que necesitaba sentirme cerca.
Volví a mi realidad cuando casi salgo de la carretera y Tomas ladró al notar que casi nos matamos. Recordar ese momento duele. Intentando despejar mi mente decido parar en una estación de gasolina para tanquear mi carro y comer o tomar algo, necesito respirar porque voy a explotar. No puedo sacar todo esto, no puedo olvidarla, quiero gritar, quiero destruir todo en mi camino y no puedo volver hacer lo mismo. Van a descubrirme. Pero es lo único que calma este dolor, esta rabia. Maldita mujer, DESGRACIADA, ¡TE ODIO!. Escupo todo mientras me acercó a la estación de gasolina. Respiro fuerte, golpee con mi puño mi pierna izquierda y salgo de mi auto a realizar todo lo que necesito para continuar con mi camino. Lleno el tanque con gasolina hasta poder dirigirme a comprar algo de comer y de beber. Al entrar a la tienda veo a dos mujeres o niñas hermosas, una es blanca y la otra trigueña, las escucho hablar y reír con el vendedor. Se nota que no tienen dinero para pagar lo que consumieron e intentan seducir al idiota de la tienda, yo decido ir a comprar mis cosas sin prestar mayor atención. Al llegar donde el imbécil de la caja están todavía el par de mujeres intentando salirse con la suya y una sonrisa ladina escapa de mis labios pues como buen "samaritano" decido ayudarlas pagando todo lo que las estúpidas consumieron. Salgó de la tienda y ellas vienen detrás de mí para agradecer mi ayuda -pobres estúpidas- su agradecimiento no me sirve, así que decido seguirles el juego y todo sale como quiero. No tienen transporte y decido llevarlas lo "más cerca a su destino".
NOTA: @Peith-Bleith y @EditorialGaleAlfaro
Estare subiendo los capitulos nuevamente, gracias a la ayuda de la EditorialGaleAlfaro y Peith.
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MIL NOCHES EN GUERRA
RandomSolo existe un acto igual de fuerte para apagar la agonía, amargura, dolor y sufrimiento. Solo una vida puede pagarse con otra vida, la tuya no vale lo que la MIA. Pero no saldrás de esto sin pagar lo que debes.