Capítulo III - QUITAR LA BASURA DE LA TIERRA

69 12 0
                                    


Descargar mis sentimientos más oscuros. Liberar el mundo de basuras que están robando nuestro oxígeno, comida y espacio. Se siente como la salvación. 

Mi ARTE, como suelo llamarlo, es mi retribución al mundo de abrirles los ojos. Las mujeres deben morir. Desde la primera vez que libere a este mundo de una de ellas fue a mis 18 años, al darme cuenta de quién era en realidad... Sara, intenté alejarme, olvidar, perdonar, y justo conocí a Luisa. Debo decir que ella era muy parecida a Sara, sus mismos ojos, piel, cabello y sonrisa. Cuando la mire por primera vez pensé que estaba enloqueciendo, que mi mente me estaba jugando una mala pasada, pero al hablar con ella me di cuenta que eran diferentes. La invité ese mismo día a comer algo, quería olvidar y pensar en otra cosa. Pero me equivoque. Son iguales, mentirosas, y por mi mente pasó la escena perfecta, haciéndome realizarla.

 Se preguntaran ¿cómo?  Muy fácil, lo que todo hombre debe hacer: escucharlas, hacerlas sentir seguras, que te interesan. La acompañé hasta su casa pero cuando faltaban unas cuadras la acorralé en un árbol, la bese, le acaricie el rostro. La miré con atisbos de amor. La llamé SARA... se sorprendió e intentó reclamar, así que la tome con fuerza del cuello para ahogarla, asfixiarla, no me interesaba escuchar su fastidiosa voz. Pensaba que podía pero mientras lo hacía lloraba como un marica. Lloraba por su engaño. Por sus mentiras. Por seducirme. Así que comencé a golpearla en todas partes, su rostro lo llene de golpes, uno tras otro. Ella intentó gritar, esconder su rostro y su cuerpo de mis golpes, pero mientras más lo hacía más fuerte la golpeaba. Más lleno de rabia me sentía. Tomé su cabeza y la golpeé contra el pavimento, en su último aliento me dijo que no quería morir; justo ahí regrese a la realidad, me arrepentí, sentí pena, culpa, amargura. Ella era inocente y no debía pagar por otra persona pero... ya había iniciado y debía terminar. Lloré otra vez y le pedí perdón a Dios más no a ella porque no se lo merece. Volví a golpearla pero no dejaba de llorar, de suplicar. Me estaba cansando. Busqué una piedra y le golpeé una pierna, luego una mano, y así todo su cuerpo hasta que no fuesen capaces de reconocerla. Le destruí con ella toda la cabeza. De mis manos a mis brazos el dolor exhaustivo del cansancio se extendía más debía seguir. El sentimiento cuando matas por primera vez se siente, se sintió, sublime, exquisito, era como volver a nacer. Sentía que podía respirar otra vez; es como el orgasmo, sentía mi cuerpo flotar, electricidad corría por mi cuerpo y lloré de nuevo (si era un maricón).

Pero mi instinto no terminó ahí. Al ver su cuerpo inerte sentí el deseo más bajo que mueve a todo ser humano. Sentía deseo. Podía hacer con su cuerpo lo que quisiera, ya no tenía voluntad. Mi cuerpo pedía estar dentro de ella. Sé que muchos van a pensar que soy un animal, después de golpearla con mis manos y una enorme piedra hasta dejarla sin cara, ¿cómo podía sentir deseo? Pero así es la vida y me importa una mierda sus remordimientos llenos de prejuicios. Así es el ser humano, nos mueven los deseos más primitivos y bajos; ya se imaginaran que pasó... ¿o es acaso que quieren saber? Sé lo que provocó y ustedes mujeres tienen la culpa por MENTIROSAS. Asuman las consecuencias de sus actos. Bien lo dice la biblia «... la mujer le dio de comer el fruto prohibido al hombre... » Por eso estarán a nuestros pies, así que SI, me la follé en ese momento y lo disfruté de sobre manera. El cómo mi pene salía y entraba de ella era delicioso, metérselo una y otra y otra vez. Me encantó sentirme ¡PODEROSO! Hacer con su cuerpo lo que me dé la gana. Cuando estuve satisfecho dejé su cuerpo en la calle como la puta que es. Ella no era Sara pero era igual a ella.

Matar a Luisa, no me preocupó. Cuando la maté tenía un deseo en mi interior. Esto me inspiró a matar más, a seguir con mi camino. Perfeccionar mi arte. No me importaba y me sigue importando una mierda si viven o no, ese no era mi problema. Matar perras es algo habitual para mí, nada especial. NO SON IMPORTANTES.

Hay odio en mi sangre y, si te cruzas en mi camino, haré mi labor de quitar a la basura de la tierra.


NOTA: @Peith-Bleith y @EditorialGaleAlfaro

Estare subiendo los capitulos nuevamente, gracias a la ayuda de la EditorialGaleAlfaro y Peith.

MIL NOCHES EN GUERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora